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Ernesto Sabato

April 19, 2019 By dillon Leave a Comment

LA INTENSA DINÁMICA NARRATIVA DE

ERNESTO SÁBATO

FERNANDO UREÑA RIB

LA NARRATIVA INTENSA Y DINÁMICA DE

ERNESTO SÁBATO

 

La narrativa de Ernesto Sábato recorre siempre un trecho temporal, físico y emocional que subvierte de inmediato al lector, haciéndole arrinconarse o expandirse, empujándole cuesta abajo o cuesta arriba y haciéndole, en suma participar y ser protagonista casi de la historia narrada.

Sábato conjuga toda una urdimbre, a veces escalofriante, de la que no es posible huir. Atrapado en la vorágine narrativa y en la presencia gráfica y visual del personaje, nos sentimos alertas e impotentes ante el augurio de un destino brutal.  El narrador se apodera de todos los sentidos del lector y se deleita en infundirle estremecimientos, extremas discordias interiores, y rebeldías contra una sociedad que a la vez le es hostil.

La estética de Sábato es pues, la del hombre angustiado e indefenso del siglo XX, quien lucha por una liberación que sólo es posible con el precioso regalo de la muerte.

 

Fernando Ureña Rib

Ernesto Sábato nació en Rojas, provincia de Buenos Aires, en 1911. Hizo su doctorado en física y cursos de filosofía en la Universidad de La Plata. Trabajó luego en el Laboratorio Curie, en París, y abandonó definitivamente la ciencia en 1945 para dedicarse exclusivamente a la literatura. Ha escrito varios libros de ensayos sobre el hombre en la crisis de nuestro tiempo y sobre el sentido de la actividad literaria –El escritor y sus fantasmas (1963), Apologías y rechazos (1979)-, y tres novelas: El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961), y Abbadón el exterminador (1974).

    Dice Sábato: “Puede parecer un acto de horrible esnobismo que tres crisis fundamentales de mi vida se sucedieran en París, pero efectivamente así fue. La primera se produjo en el invierno de 1935, cuando yo era un muchacho de 24 años. Desee 1930 milité en la Juventud Comunista, cuando la dictadura del general Uriburu. Abandoné estudios, familia y mis comodidades burguesas. Viví con nombre supuesto en La Plata, en cuyos suburbios estaban los dos frigoríficos más grandes del país, donde se explotaba despiadadamente a toda clase de inmigrantes, que vivían amontonados en tugurios de zinc, rodeados de pantanos de aguas podridas. Repartíamos manifiestos, participábamos de la organización de huelgas. Hacia 1933 fue ya secretario de la Juventud Comunista, cuando habían empezado mis dudas sobre el estalinismo, y entonces resolvieron mandarme a las Escuelas Leninistas de Moscú, a purificarme. Si hubiese ido, no habría vuelto jamás vivo. Tenía que pasar previamente por Bruselas, por un congreso contra el fascismo y allí supe con horrendos detalles de los “procesos” de Moscú. Me escapé a París, viví un invierno muy duro en la piecita de un compañero disidente, mientras el partido me buscaba. Logré volver a la Plata, donde proseguí mi carrera en física-metemática. Cuando terminé mi dieron unabourse para trabajar en el laboratorio Curie, donde trabajé durante casi un año y, allí en París, asistí a la ruptura del átomo de uranio, que se disputaban tres laboratorios: ganó la “carrera” un alemán. Pensé que era el comienzo del Apocalipsis. Viví en una confusión horrible, mientras escribía mi primera novela y cometí la infamia de dejar que Matilde se volviera a la Argentina con nuestro primer hijo, de pocos meses, mientras yo tenía una amante rusa. La tercera crisis fue consecuencia de todo esto, y de mi vínculo con los surrealistas: Domínguez, Matta, Wifredo Lam y otros. En otro día de invierno fuimos con Domínguez, a la tarde, al Marché aux Puces y volvimos después en el Metro hasta Montparnasse, donde tenía su estudio Domínguez. En la calle, ya era de noche, en un especie de nevisca, Domínguez se detuvo y me dijo:”¿Qué te parece si esta noche nos suicidamos juntos ?” No era una broma, era muy propenso, como lo probó años después. Yo me negué, aunque también me atraía el suicidio: me salvó mi instinto, y aquí estoy, junto a la Matilde de todos los tiempos, una de esas “mujeres fuertes de la Biblia”, que está muriendo, en medio del dolor más profundo de mi vida, en el final de una existencia muy compleja.” (Ernesto Sábato, 24 de enero de 1995)

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Merengue

April 19, 2019 By dillon Leave a Comment

HISTORIA, PRESENCIA Y DESTINO DEL

MERENGUE

FRANCISCO COMARAZAMI

Aparentemente, por decirlo de alguna manera, el merengue se presenta hoy como un apátrida, aunque habría nacido en los albores de nuestra nacionalidad o tal vez antes, de acuerdo con explicaciones de músicos, compositores y escritores especializados en ese bello arte del sonido que Franz Liszt decía que era la expresión del corazón y que por él habla del amor, que sin ella no hay bien posible y que con el todo es hermoso.

Sin embargo, cada vez que aparece un libro sobre el tema, surgen dudas sobre dónde realmente está su química o si está mezclado con otros ritmos caribeños, inclusive de nuestros vecinos los haitianos.

El merengue de los presentes días no es igual, por más que se diga, al de antes. Se le ha transformado groseramente en su ritmo primitivo, que es lo que vale en su justa valorización dominicanista.

Ya ni se baila ni se canta como nació, en nuestros montes debajo de enramadas de techo de yagua. Y aún más, en su deformación, se ha adicionado al acordeón, la guira y la tambora o balsié, instrumentos que originalmente no se empleaban en su interpretación. Lo que significa, en pocas palabras, que el merengue de hoy es diferente al merengue original de sabor campesino y de gentes sencillas, inocentes, desprovistas de oropeles, de procacidades y de exigencias económicas.

Si ahora se le tocara un merengue a una persona de costumbres sociales y domésticas de antes, de seguro que no lo comprendería desde el punto de vista de su origen. Así como también si lo bailan. Pero como las costumbres de los pueblos no son estacionarias sino de movimientos continuos, no hay otra alternativa que aceptar las distintas formas de la convivencia humana.

El origen y la presencia del merengue han sido enfocados con la propiedad que caracterizan sus conocimientos y sentisibilidad humana y artística por Catana Pérez de Cuello y Rafael Solano en un grueso volumen adecuadamente iluminado con ejemplos gráficos de la evolución de ese sonido tan caro a nuestra música autóctona y cuya lectura me ha hecho coincidir, guardando desde luego la distancia entre el que sabe y el que tiene sed de aprender, en el sentido de que real y efectivamente el merengue en el actual momento, si se mira con realismo, su futuro es incierto, impredecible.

El libro está dividido en dos partes: una de Catana Pérez y la otra de Rafael Solano y éstas son, más o menos, sus conclusiones en torno a ‘‘Génesis del Merengue. Raíces y Trayectoria y difusión en el siglo XIX’’ (por Catana) y ‘‘Entre dos siglos: música y músicos del merengue’’ (por Solano), con un título genérico de ‘‘El Merengue. Música y Baile de la República Dominicana’’, que sintetiza, sin lugar a duda, el contenido del volumen.

Se trata de una obra de criterio crítico e histórico abordado en torno al Merengue, ‘‘nacido al compás de la incertidumbre desde su aparición, sin una historia definida ni orígenes claros, al vaivén constante de cuantos se han investido a sí mismos con el poder de alterar, adicionar o suprimir los elementos que lo componen’’.
En el contexto, la trabazón de la historia, se consigna que desde antes de 1930 y hasta después de los sesenta, el merengue se mantuvo en un estado de innegable estabilidad en su estructura, y que ‘‘no volverá a escucharse el viejo merengue porque así lo dicta la ley que rige la naturaleza y la vida’’.

El mecenazgo de la compañía Codetel ha hecho posible la realidad de este libro, producto de un esfuerzo intelectual extraordinario, una dedicación íntegra, un propósito de nobleza literaria que recuerda aquel pensamiento arrancado de ‘‘Las mil y una noche’’: Un armario de libros es el más hermoso de los jardines. ¡Y un paseo por sus estantes es el más dulce y el más encantador de los paseos!
El autor es periodista


FRANCISCO COMARAZAMI

El autor es periodista.
Listín Diario. Santo Domingo, República Dominicana.

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Jorge Luis Borges

April 19, 2019 By dillon Leave a Comment

JORGE LUÍS BORGES

LA LITERATURA TOTAL

FERNANDO UREÑA RIB

ASPECTOS LÚDICOS EN LA OBRA DE

JORGE LUÍS BORGES

La escritura de Jorge Luís Borges implica no solo erudición, sino juego. Juego que descansa sobre toda un espíritu lúdico y que transcurre (a veces simultáneamente) en los órdenes del pensamiento, de la imaginación, de la memoria. El ardid que utiliza Borges como señuelo suele ser un imprevisto, aparentemente simple, coincidencias, errores, un epígrafe esbozado someramente o una frase atrapada al pasar.

Esa es tan solo la clave, porque en su narrativa, Borges nos va internando en reflexiones, dudas y pensamientos filosófico, sobre la eternidad, sobre la futilidad de la vida, sobre lo inexorable del tiempo, sobre la arbitrariedad de la historia, o de Dios o del espacio.

Al construir su historia, Borges sutilmente nos obliga a transitar senderos inusitados en la literatura universal, en los que el pasado está presente siempre, de manera fatídica y se renueva una y otra vez para volver al punto de partida, donde ha de cumplirse, indefectiblemente un destino previamente trazado e ineludible.

Así la literatura de Borges recorre un buen trecho de la literatura misma y de la historia, pero al hacerlo no se convierte en un ser didáctico que afane y ufane en su comprensión del pensamiento humano. No. Borges continúa siendo lúdico, sin ser banal ni perverso, sin parquedad pero sin grandilocuencia. El nos propone la literatura como una infinita partida de ajedrez y por tanto no sólo el autor ha de hacer las movidas. Ahora, le toca a usted.

 

FERNANDO UREÑA RIB

La Biblioteca Total

El capricho o imaginación o utopía de la Biblioteca Total incluye ciertos rasgos, que no es difícil confundir con virtudes. Maravilla, en primer lugar, el mucho tiempo que tardaron los hombres en pensar esa idea. Ciertos ejemplos que Aristóteles atribuye a Demócrito y a Leucipo la prefiguran con claridad, pero su tardío inventor es Gustav Theodor Fechner y su primer expositor es Kurd Lasswitz. (Entre Demócrito de Abdera y Fechner de Leipzig fluyen -cargadamente- casi venticuatro siglos de Europa.) Sus conexiones son ilustres y múltiples: está relacionada con el atomismo y con el análisis combinatorio, con la tipografía y con el azar.

En la obra El certamen con la tortuga (Berlín, 1929), el doctor Theodore Wolff juzga que que es una derivación, o parodia, de la máquina mental de Raimundo Lulio; yo agregaría que es un avatar tipográfico de esa doctrina del Eterno Regreso que prohijada por los estoicos o por Blanqui, por los pitagóricos o por Nietzsche, regresa eternamente.

El más antiguo de los textos que la vislumbran está en el primer libro de la Metafísica de Aristóteles. Hablo de aquel pasaje que expone la cosmogonía de Leucipo: la formación del mundo por la fortuita conjunción de los átomos. El escritor observa que lo átomos que esa conjetura requiere son homogéneos y que sus diferencias proceden de la posición, del orden o de la forma. Para ilustrar esas distinciones añade: “A difiere de N por la forma, AN de NA por el orden, Z de N por la posición.” En el tratado De la generación y corrupción, quiere acordar la variedad de las cosas visibles con la simplicidad de los átomos y razona que una tragedia consta de iguales elementos que una comedia -es decir, de las veinticuatro letras del alfabeto.
Pasan trescientos años y Marco Tulio Cicerón compone un indeciso diálogo escéptico y lo titula irónicamente De la naturaleza de los dioses.

En el segundo libro, uno de los interlocutores arguye:”No me admiro que haya alguien que se persuada de que ciertos cuerpos sólidos e individuales son arrastrados por la fuerza de la gravedad, resultando del concurso fortuito de estos cuerpos el mundo hermosísimo que vemos. El que juzga posible esto, también podrá creer que si arrojan a bulto innumerables caracteres de oro, con las veintiuna letras del alfabeto, pueden resultar estampados los Anales de Ennio. Ignoro si la casualidad podrá hacer que se lea un solo verso.”1
La imagen tipográfica de Cicerón logra una larga vida. A mediados del siglo XVII, figura en un discurso académico de Pascal; Swift, a principios del siglo XVIII, la destaca en el preámbulo de su indignado Ensayo trivial sobre las facultades del alma, que es un museo de lugares comunes -como el futuro Dictionnaire des idées reçues, de Flaubert.

Siglo y medio más tarde, tres hombres justifican a Demócrito y refutan a Cicerón. En tan desaforado espacio de tiempo, el vocabulario y las metáforas de la polémica son distintos. Huxley (que es uno de esos hombres) no dice que los “caracteres de oro” acabarán por componer un verso latino, si los arrojan un número suficiente de veces; dice que media docena de monos, provistos de máquinas de escribir, producirán en unas cuantas eternidades todos los libros que contiene el British Museum.2

Lewis Carroll (que es otro de los refutadores) observa en la segunda parte de la extraordinaria novela onírica Sylvie and Bruno -año 1893- que siendo limitado el número de palabras que comprende un idioma, lo es asimismo el de sus combinaciones posibles o sea el de sus libros. “Muy pronto -dice- los literatos no se preguntarán, ‘¿qué libro escribiré?’, sino ‘¿cuál libro?’ “Lasswitz, animado por Fechner, imagina la Biblioteca Total. Publica su invención en el tomo de relatos fantásticos Traumkristalle.

La idea básica de Lasswitz es la de Carroll, pero los elementos de su juego son los universales símbolos ortográficos, no las palabras de un idioma. El número de tales elementos -letras, espacios, llaves, puntos suspensivos, guarismos- es reducido y puede reducirse algo más. El alfabeto puede renunciar a la cu (que es del todo superflua), a la equis (que es una abreviatura) y a todas las letras mayúsculas. Pueden eliminarse los algoritmos del sistema decimal de numeración o reducirse a dos, como en la notación binaria de Leibniz.

Puede limitarse la puntuación a la coma y al punto. Puede no haber acentos, como en latín. A fuerza de simplificaciones análogas, llega Kurd Lasswitz a veinticinco símbolos suficientes (veintidós letras, el espacio, el punto, la coma) cuyas variaciones con repetición abarcan todo lo que es dable expresar: en todas las lenguas. El conjunto de tales variaciones integraría una Biblioteca Total, de tamaño astronómico. Lasswitz insta a los hombres a producir mecánicamente esa Biblioteca inhumana, que organizaría el azar y que eliminaría a la inteligencia. (El certamen con la tortuga de Theodore Wolff expone la ejecución y las dimensiones de esa obra imposible.)

Todo estará en sus ciegos volúmenes. Todo: la historia minuciosa del porvenir, Los egipcios de Esquilo, el número preciso de veces que las aguas de Ganges han reflejado el vuelo de un halcón, el secreto y verdadero nombre de Roma, la enciclopedia que hubiera edificado Novalis, mis sueños y entresueños en el alba del catorce de agosto de 1934, la demostración del teorema de Pierre Fermat, los no escritos capítulos de Edwin Drood, esos mismos capítulos traducidos al idioma que hablaron los garamantas, las paradojas que ideó Berkeley acerca del Tiempo y que no publicó, los libros de hierro de Urizen, las prematuras epifanías de Stephen Dedalus que antes de un ciclo de mil años nada querrán decir, el evangelio gnóstico de Basílides, el cantar que cantaron las sirenas, el catálogo fiel de la Biblioteca, la demostración de la falacia de ese catálogo.

Todo, pero por una línea razonable o una justa noticia habrá millones de insensatas cacofonías, de fárragos verbales y de incoherencias. Todo, pero las generaciones de los hombres pueden pasar sin que los anaqueles vertiginosos -los anaqueles que obliteran el día y en los que habita el caos- les hayan otorgado una página tolerable.

Uno de los hábitos de la mente es la invención de imaginaciones horribles. Ha inventado el Infierno, ha inventado la predestinación al Infierno, ha imaginado las ideas platónicas, la quimera, la esfinge, los anormales números transfinitos (donde la parte no es menos copiosa que el todo), las máscaras, los espejos, las óperas, la teratológica Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espectro insoluble, articulados en un solo organismo… Yo he procurado rescatar del olvido un horror subalterno: la vasta Biblioteca contradictoria, cuyos desiertos verticales de libros corren el incesante albur de cambiarse en otros y que todo lo afirman, lo niegan y lo confunden como una divinidad que delira.

1 No teniendo a la vista el original, copio la versión española de Menéndez y Pelayo (Obras completas de Marco Tulio Cicerón, tomo tercero, p.88). Deussen y Mauthner hablan de una bolsa de letras y no dicen que éstas son de oro; no es imposible que el “ilustre bibliófago” haya donado el oro y haya retirado la bolsa.JORGE LUIS BORGES

El 24 de agosto de 1899, a los ocho meses de gestación, nace en Buenos Aires Jorge Luis Borges en casa de Isidoro Acevedo, su abuelo paterno. Es bilingüe desde su infancia y aprenderá a leer en inglés antes que en castellano por influencia de su abuela materna de origen inglés.
Georgie, como es llamado en casa, tenía apenas seis años cuando dijo a su padre que quería ser escritor. A los siete años escribe en inglés un resumen de la mitología griega; a los ocho, La visera fatal, inspirado en un episodio del Quijote; a los nueve traduce del inglés “El príncipe feliz” de Oscar Wilde.
En 1914, y debido a su ceguera casi total, el padre se jubila y decide pasar una temporada con la familia en Europa. Debido a la guerra, se instalan en Ginebra donde Gerorgie escribirá algunos poemas en francés mientras estudia el bachillerato (1914-1918). Su primera publicación registrada es una reseña de tres libros españoles escrita en francés para ser publicada en un periódico ginebrino. Pronto empezará a publicar poemas y manifiestos en la prensa literaria de España, donde reside desde 1919 hasta 1921, año en que los Borges regresan a Buenos Aires. El joven poeta redescubre su ciudad natal, sobre todo los suburbios del Sur, poblados de compadritos. Empieza a escribir poemas sobre este descubrimiento(1), publicando su primer libro de poemas, Fervor de Buenos Aires (1923). Instalado definitivamente en su ciudad natal a partir de 1924, publicará algunas revistas literarias y con dos libros más, Luna de enfrente e Inquisiciones, establecerá ya en 1925 su reputación de jefe de la más joven vanguardia.
En los treinta años siguientes, Georgie se transforma en Borges; es decir: en uno de los más brillantes y más polémicos escritores de nuestra América. Cansado del ultraísmo (escuela experimental de poesía que se desarrolló a partir del cubismo y futurismo) que él mismo había traído de España, intenta fundar un nuevo tipo de regionalismo, enraizado en una perspectiva metafísica de la realidad. Escribe cuentos y poemas sobre el suburbio porteño, sobre el tango, sobre fatales peleas de cuchillo (“Hombre de la esquina rosada” (2),”El Puñal”(3)). Pronto se cansará también de este ismo y empezará a especular por escrito sobre la narrativa fantástica o mágica, hasta punto de producir durante dos décadas, 1930-1950, algunas de las más extraordinarias ficciones de este siglo (4) (Historia universal de la infamia,1935; Ficciones, 1935-1944; El Aleph, 1949; entre otros).
En 1961 comparte con Samuel Beckett el Premio Formentor otorgado por el Congreso Internacional de Editores, y que será el comienzo de su reputación en todo el mundo occidental. Recibirá luego el título de Commendatore por el gobierno italiano, el de Comandante de la Orden de las Letras y Artes por el gobierno francés, la Insignia de Caballero de la Orden del Imperio Británico y el Premio Cervantes, entre otros numerosísimos premios y títulos.
Una encuesta mundial publicada en 1970 por el Corriere della Sera revela que Borges obtiene allí más votos como candidato al Premio Nobel que Solzhenitsyn, a quien la Academia Sueca distinguirá ese año.
El 27 de Marzo de 1983 publica en el diario La Nación de Buenos Aires el relato “Agosto 25, 1983”, en que profetiza su suicidio para esa fecha exacta. Preguntado tiempo más tarde sobre por qué no se había suicidado en la fecha anunciada, contesta lisamente: “Por cobardía”. Ese mismo año la Academia sueca otorga el Premio Nobel a William Golding; uno de los académicos denuncia la mediocridad de la elección. Todos siguen preguntándose por qué Borges es sistemáticamente soslayado. El premio a Golding parece dar la razón a los que dudan de que los académicos suecos sepan realmente leer.
Jorge Luis Borges murió en Ginebra el 14 de junio de 1986.

(adaptado del libro “Ficcionario” de Emir Rodríguez Monega)

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Silvano Lora

April 19, 2019 By dillon Leave a Comment

CAMPESINOS Y ATABALES

EN VELATORIO A

SILVANO LORA

NESTOR MEDRANO

El primer día de su velatorio fue poco común y extraordinario, como su propia vida, aferrada a las utopías y los sueños de redención social. Se fue Silvano Lora. Y lo hizo a ritmo de atabal.

Frente a la funeraria Savica, una tarde gris, el grupo de palo de Nigua, que el pintor fundó en San Cristóbal, tocó los atabales bajo la mirada reflexiva e incontenible del artista, que los miraba desde el afiche que con su rostro colocaron sus compañeros de añoranzas, frente a la Pasteur.

Cuatro campesinos tocaron y cantaron canciones de la tierra, mientras el cadáver de Silvano Lora reposaba en el salón Azul de la funeria Savica. Dejó de respirar para siempre ayer a las 2:45 de la madrugada, después de permanecer cinco días en la Plaza de la Salud, resistiendo la embestida del cáncer de colon que finalmente lo venció.
El pintor, dueño de una intensa obra pictórica y un activista cultural a tiempo completo murió a los 72 años de edad. Nació en la capital dominicana en 1931 y, junto a sus actividades artísticas, nunca dejó de apostar por el ejercicio de la ideología y su acercamiento a las masas desfavorecidas.

Su esposa Mariana Ogé, con su acento de suiza, que vivió en carne propia los sueños e ilusiones del gestor de la Bienal Marginal de Santa Bárbara, fue lacónica al conversar, muy directa, dijo: “Lo único que puedo decir es que nos sentimos bien, porque sabemos que él cumplió con su deber y con la misión para la cual fue designado…esperamos recoger esos frutos, porque dio ejemplo de trabajo y amor al arte y a la humanidad”.

A Silvano Lora le sobreviven además de su esposa, sus hijos Ethiénne, Alexandre y Quisqueya Lora. También sus hermanos Ángel, Guaroa, Milagros y Esthela Lora. Después de conocerse la noticia de la muerte de uno de los artífices en el país de los movimientos vinculados a la vanguardia, como el informalismo,, el arte pop, Poveda y de nuevo realismo francés, dirigentes políticos de izquierda, de derecha, pintores, actores y promotores culturales se agolparon en la Funeraria y muchos de ellos, incluso, hicieron guardia de honor frente al ataúd.

La Fuerza de la Revolución, sus compañeros de partido y de pensamiento, preparó un itinerario para despedir al artista del mundo terrenal que incluye su exhibición en capilla ardiente en la sede de esa organización comunista, hoy a las 10:00 de la mañana. Mañana lunes será llevado al Palacio de Bellas Artes a las 8:00 de la mañana, a las 9:00 al Aula Magna de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y, una hora después será enterrado en el cementerio de la Máximo Gómez.

Silvano Lora hizo estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes y Derecho en la universidad pública.
Organizó clubes culturales y deportivos, poeta con publicaciones en Cuadernos Domininicanos de Poesía, en el exilio conformó una coalición de lucha antitrujillista, fundó la sección de la Liga Internacional de los Derechos Humanos y en 1962 ingresó al Partido Socialista Popular (PSP).

Mort de l’artiste dominicain Silvano Lora
Le peintre et militant révolutionnaire Silvano Lora est mort à Saint-Domingue, dans la nuit de dimanche à lundi 14 juillet. Longtemps membre du Parti communiste dominicain, Silvano Lora était aussi un internationaliste convaincu, ayant soutenu les patriotes algériens lorsque ceux-ci combattaient pour leur indépendance, ainsi que le peuple vietnamien pendant sa longue lutte libératrice.
Pendant les événements de mai 1968, Silvano s’est immédiatement intégré dans les rangs de combattants culturels de ce mouvement. Ce geste solidaire lui coûta son expulsion de France, en même temps que d’autres internationalistes reconnus. C’est en France que Silvano a forgé aussi bien ses convictions communistes que ses qualités artistiques. Pendant ses longues années en exil, il put toujours compter avec la solidarité sans faille du PCF. Il a participé à plusieurs Fêtes de l’Humanité, représentant le PC dominicain, et avait de nombreux amis parmi ses camarades français. Au moment de sa mort, Silvano, qui avait soixante-douze ans, était attaché culturel auprès de l’ambassade de la République Dominicaine. Il laisse sa compagne de longues années, Marianne, sa fille Quisqueya et un fils en France, Olivier.

Néstor MEDRANO
SANTO DOMINGO.-

Silvano Lora, un punto y seguido en la cultura…
Por Miriam Ventura

Miriam ventura [15/7/2003]


Miriam Ventura es escritora dominicana radicada en Nueva York, Coordinadora del Consejo Consultivo de Casa de la Cultura. www.fundacionurenarib.org agradece a la autora esta colaboración.

Había pasado el “viento frio”. Al menos para nosotras, las los ochentistas. Quién sabe si también para la cofradía de poetas de Pos-guerra. Era la época del fabulador Conde peatonal. Memorias de un comienzo. Un parque independencia que reedita otra historia para aquella juventud irreverente a los que pos-guerra no siempre hablaba claro. Las gafas negras de Rene del Risco, las historias de papá y su primer Cadillac y sus vírgenes aparecidas y muertas que abordaban el carro. Y luego él nos abordaba a todos en la casa con lo que veía y no veía en sus largos recorridos por la ciudad. Este papá se me transformaba urbano. Y sus historias eran a cuerpo de rey con voces y vestidos blancos en el Cachón de la Rubia.

Todo estaba casi pensado y Nancy Rosado al menos para mi como alumna de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, era sinónimo de seres extraterrestres. Pero bueno siempre aparecía una voz que nos acercaba a la realidad: Fernando Ureña Rib. Los bodegones. El Rincón Argentino, allí inmediatamente después de los trazos y los golpes de tiza y mi bicicleta estacionaria. Candelier comiendo empanadas argentinas. Che, bandoneón le gustaban de queso y ese tango a Santo Domingo después de los cafés de Abreu. El tiempo avanzaba.

Todo convidaba a los matatanes de los poetas del grupo “Poetas y punto…Amable Lopez Meléndez, la galería de Arte Noveau y claro Alberto Bass. Las horas de las tardes en espera de Juan Freddy Armando. René Rodríguez Soriano, oh Raúl Bartolomé y la Familia Andrés. Armando Almanzar, Arturo Rodríguez, Enrique Chao e Imagen 80. Fue todo ese tiempo glorioso de lecturas, acrílicos, ah! Milán, y la holografía. Cabito Gautreaux Pineyro. Y si por qué no la CGT y el grupo Lodo.

Llego el momento de partir. “Nos vamos a decir adiós, tu vida te pertenece”. Wao!!, Fausto Rey, tal vez nuestro primer emisario del Blue antes de cualquier otra gestación reproductiva, pensada intelectualizada al estilo folk,o folc? de movimientos musicales internacionales. Fausto Rey, me inscribi en su Fans. Y entonces irrumpió Jose Po’ Rodríguez, Maridalia, Juan Luis Guerra. Los ochentistas estabamos alli, mucho antes de que Chiqui Vicioso apareciera y junto a Morrison el poeta iredimible descubriera nuestras voces, las de Mayra Aleman, Sabrina Roman, Carmen Imbert Brugal, Miriam Ventura, Carmen Sánchez. Todo pasaba paralelamente mientras en el Estadio Quisqueya fue testigo, Wilfrido Vargas con sus cargas y descargas desde Curazao y otros puntos. Ay los ojos de la internacionalidad impenetrable ay Por Amor de Rafael Solano y Niní.

La tierra literaria daba otras sensaciones -huele este perfume y sentirás mas que dos gardenias para ti- mas allá de la pos-guerra. Miguelin De Mena y Ramón Colombo abiertas las galeras en Casa de Teatro. Voces de mujeres poetas cantan: De poetas a poeta. Aida Cartagena reinventa una nueva etapa en la voz un gran momento para aparecer. Meses después El Conde Peatonal se enciende con lecturas, plástica y un discurso de cultura a favor de las mejores causas.

Nos mirábamos la cara por meses en El Conde. Un eje nos movía. Silvano Lora, armaba cuerpo de paz y rescate a la cultura. Silvano Lora era la inspiración de campo para quienes acudiamos tarde a tarde al viejo Conde peatonal. Los gobiernos en su ir y venir dejaron solo los encantos, los quijotes. Pero con Silvano estuvimos todos. Y Cuando no hay condiciones para seguir no vale la pena avocarse a la estrategias. Se queda la presencia, se ocupa el espacio y se pelea en conjunción, pero si las condiciones son adversas no queda otra que abandonar y luchar desde otra posición. Silvano Lora busco otras formas, ensayo nuevos espacios. No mas Conde Peatonal no mas cultura desde allí. Pero si desde otros puntos. Entonces le seguimos como solo se puede seguir en cultura: Cuando los líderes son consecuentes, cuando el espíritu y el talento creador no se doblega ni se reedita. Silvano Lora pintor, grabadista, artista en todo el sentido de la palabra fue consecuente. Y siempre reinvento una forma de seguir.

Pero en medio de este bohío de etcéteras contemporáneas y otras no tanto, corrió la noticia Frank Almanzar, grabadista, otro artista que se fue, con el otros y otros. Se ha ido tanta gente. Y la historia se repite. Hoy le toco a Silvano Lora, después de una larga lucha de mas de un lustro contra el cáncer.

Silvano Lora cierra una etapa de utopía una etapa de luchas y reencuentros, una estadía urbana de la plástica. Se marcho Silvano Lora, sus lienzos, sus grabados, su esperanza en la paz, en la voz, en la unidad, nos deja una historia marginal del arte, nos deja un punto y seguido en la cultura …

Miriam Ventura

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Jose Rafael Lantigua

April 19, 2019 By dillon Leave a Comment

LOS PLACERES DE LA MEMORIA

JOSÉ RAFAEL LANTIGUA

PEDRO ANTONIO VALDEZ

MEMORIA ÓRFICA. PINTURA AL ÓLEO DE FERNANDO UREÑA RIB

Hay un sabor de victoria en cada estación de lágrimas
José Rafael Lantigua


En esencia, la memoria es un espacio de intimidad. El recuerdo, a diferencia del pensamiento, no supone una expresión externa. La evocación del pasado no nos obliga a actuar. El recuerdo puede valer por sí mismo, no por otra razón se afirma que recordar es vivir, y asume un tono especial cuando lo consideramos simple abstracción estética, imagen que reposa como un último trago de vino en el fondo de la copa. En esta ocasión hablo de “recordar”, no de “acordarse”: a diferencia de la primera acción, el que “se acuerda” está convirtiendo la memoria en presente, con el objeto de perfeccionar una actitud concreta.
Pero recordar lo vívido, y nada más, es quizás la acción más adecuada sobre el contenido de la memoria. ¿Pero qué sucede cuando el ayer es aprehendido a través del poema? Si alguna sabiduría tiene el poeta, habría que pensar con seriedad a qué se debe que innumerables versos se contruyan a partir de los reflejos del pasado. ¿Es el poema una acción válida para representar la reminiscencia? ¿Es idóneo el verso para exponer aquello que pertenece a la intimidad de la memoria? Debe serlo. Muchos poetas han estado de acuerdo con la idea de que la poesía es inoperante, o sea que no conlleva una acción más allá del placer estético. Asumiendo este punto de vista, entonces resulta que recordar es sinónimo de poetizar. Estamos ante dos expresiones igualmente íntimas, ambas sin interés de transformar fuera del espacio íntimo del ser humano.
En Los júbilos íntimos, poemario reciente de José Rafael Lantigua, encontramos este delicado equilibrio entre recordar y poetizar. Durante seis segmentos que se distribuyen a lo largo del libro, se entra a la memoria del escritor. Se trata de un texto íntimamente biográfico, no porque en sus páginas haya datos, citas, informaciones concretas (que nada de eso hay), sino porque el autor nos muestra en sus versos una radiografía sensible de su pasar por el tiempo. Ver en un libro lo que ha sentido un hombre, más que lo que ha hecho, es la mejor forma de conocerlo.
La palabra del recuerdo
José Rafael Lantigua retorna con este libro a sus raíces poéticas. Después de haber publicado una biografía sobre el poeta Domingo Moreno Jimenes en 1976, que fue su primer libro, y seis años después Sobre un tiempo de esperanzas, donde reunía sus versos de la adolescencia, este escritor se dedicó al trabajo de la prosa.
Su labor en el suplemento Biblioteca, lo movió durante veinte años a escribir artículos de índole literaria y de cultura general. No es extraño que durante ese período sus libros fueran de ensayos y entrevistas. La conjura del tiempo (1994), El oficio de la palabra, entrevistas literarias (1995) y Semblanzas del corazón, memorias y nostalgias (2001), son tres ejemplos de su dedicación a la prosa.
En su reciente poemario, el autor retorna a su origen creativo. Y lo hace volcando en el decir poético todo el mobiliario de la memoria. Los júbilos íntimos abren y cierran con una declaración estética, una especie de ars poetica en dos partes: en la primera, el autor anuncia que hará de la memoria su temario sensible; en la última, declara su noción de la palabra como instrumento sensitivo.
Fiel a estas declaraciones, Lantigua en todo instante desplazará al lector por decantados paisajes del recuerdo, siempre a través de una palabra limpia, libre de rebuscamientos, dispuesta a empaparse de la reminiscencia y a encadenarse en estructuras de lenguaje que encarcelen, con puertas abiertas, las imágenes del pensamiento.

EL AJUAR DE LA MEMORIA

La niñez, el barrio de la infancia, las vivencias familiares, el amor que palpita desde las tardes diluidas y los muertos que han ido abandonando el camino, son evocados a través de los treinta poemas que componen el libro. La estrategia de lenguaje y el eje temático se entrelazan de forma coherente, de manera que en ningún momento el lector queda a su suerte en medio de las páginas.
Muy a menudo surge, sin embargo, un poema que se perfila por encima de los anteriores, y allí el poeta eleva más aún la experiencia estética. El lector será capaz de detectar por sí mismo tales poemas cuando transite por títulos como La paciencia quebrada, Los tiempos fugaces, Los candiles (éste inicia: Sobre tres candiles/ Una espuma de viento sacude la/ sombra veloz que atrae pájaros cautivos), La partida, Ciudad II, Interrogación III, donde el escritor condensa el instrumento creativo.
En algunos momentos, la reminiscencia es captada a partir de relaciones de pensamiento, más que de evocación mediata de hechos pasados. Estos poemas de carácter reflexivo los encontraremos en las tres trilogías: Trilogía de los días, donde se poetiza a partir de cierta clase de día que ha marcado la memoria; Trilogía de los tiempos, en la que se reflexiona la temporalidad consumida, y Trilogía de las interrogaciones, donde la pregunta es el motivo para rastrear respuestas a la existencia venida de ayer y convocada por el hoy. En estas secciones se alcanza, con mayor nivel de abstracción, la filosofía sobre el tiempo y el ser que navega en el remolino de sus manecillas.

Los júbilos íntimos, reunidos en una hermosa y cuidada edición, nos convocan a un viaje por la poesía. Es un libro bueno para leerlo de tardecita, o al anochecer cuando los demás se han recogido.
PEDRO ANTONIO VALDÉZ

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