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Archives for April 2019

Aida Cartagena Portalatin

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

UNA MUJER ESTÁ SOLA

AÍDA CARTAGENA PORTALATÍN

CHIQUI VICIOSO

 

AÍDA CARTAGENA PORTALATÍN

YA NO ESTÁS SOLA, AÍDA

POR CHIQUI VICIOSO

Crítica literaria y de artes plásticas, editora y novelista, especialista en literatura africana y negra, única dominicana que participó en París en el Movimiento Surrealista, lo que la hace una de nuestras primeras intelectuales de la “diáspora”, Aída brotó al mundo de las letras con el grupo de la Poesía Sorprendida, reputado como la sociedad literaria más importante en la historia del país, donde también fue la única mujer que se impuso como igual con sus primeros dos cuadernos poéticos: “Víspera del sueño” y “Del sueño al mundo”.

En una modificación sutil de los criterios que se utilizaron para evaluar el trabajo y la vida de poetas tan importantes como nuestra poetisa nacional y madre de la educación dominicana Salomé Ureña de Henríquez, los poetas sorprendidos exaltaron su producción lliteraria por ser el resultado de una juventud de trabajo poético y de cierta parquedad: “su colaboración poética ha sido muy parca siempre”, decía el crítico literario chileno Alberto Baeza Flores, que no era más que “estrictez y rechazo de lo circunstancial”. Y, un logro extraordinario para una poeta ya establecida dentro de un estilo poético, también se le celebra como una poeta comprometida socialmente a partir de su libro “La tierra escrita”.

A ese período pertenecen estos poemas:


SED DEL DOLOR

El llanto de la tarde se apagó en la montaña
las palomas del sueño se han herido en las alas
la infinita ternura con que el olvido
acuna el dolor
para hacerlo olvidar
es una queja vaga rezagada en la arena
donde el dolor se abre
pero el agua no llega.

(De Víspera del Sueño. Poemas para un atardecer, 1944).


En la introducción a su segundo cuaderno poético DEL SUEÑO AL MUNDO, los poetas sorprendidos vuelven a alabar el trabajo de Aída, esta vez no solo por demostrar “una rigurosidad que se torna más resuelta, absoluta y pura”, sino porque “aunque alejándose un tanto del candor temblorosamente lírico de sorprendidos milagros de su primer libro, trabaja un acento más estricto en la forma”:

DEL SUEÑO AL MUNDO

Del sueño al mundo
con un mundo en los ojos
que me ha dado mi sueño
con párpados abiertos en las dalias que nacen
en las aguas rendidas.

(De: Del sueño al mundo, 1945)


En el lapso entre la publicación de sus primeros dos cuadernos poéticos y la de su último trabajo: “Yania Tierra” (1980), Aída escribió “Mi mundo el mar”, donde dejó el “verso plumétrico por una prosa poética de gran densidad” y asumió el papel de protagonista. Renuncia en parte a la instancia metafísica de “Víspera del sueño” y “Del sueño al mundo” (1945), estableciendo las bases para el surgimiento de lo que podría considerarse como el primer manifiesto poético femenino dominicano con su poema “UNA MUJER ESTÁ SOLA.

En este poema, como declara el reputado cuentista y crítico literario José Alcántara, nos encontramos con una voz “definida que dice sus verdades con tremenda conciencia de su desamparo y soledad”, una voz que admite por primera vez las limitaciones de su condición de mujer y sus limitaciones políticas.

“Una mujer está sola.
Sola con su estatura. Con los brazos abiertos.
Con el corazón abierto como un silencio ancho.
Espera en la desesperada y desesperante noche
sin perder la esperanza
una mujer está sola

piensa que ahora todo es nada
y nadie dice nada de las fiestas
o el luto
de la sangre que salta
de la sangre que corre
de la sangre que gesta
o muere de la muerte.

(De Una mujer está sola, 1955).

Este período en la poesía de Aída, en el cual está más cerca que nunca de crear su propia literatura y de establecer las bases para una corriente literaria verdaderamente femenina en la República Dominicana, cambia cuando, después de la caída del dictador Rafael Leonidas

Trujillo, publica “La voz desatada” (1962), “La Tierra Escrita” (1967), Yania Tierra (1981), Y En la casa del tiempo (1984), libros que el bloque radical de la entonces joven poesía, enarbola como símbolos de ruptura con la tradición literaria femenina porque Aída “trueca el verso complicado por uno simple que pueda calar en las masas”. Renuncia al intimismo, declarándose partidaria de una “poesía objetiva”; reniega de la poesía “subjetiva” que evade la realidad y aboga por una poesía de “utilidad social”.



Es importante señalar que ambas corrientes literarias, la de la llamada “poesía pura”, representada por la Poesía Sorprendida y poetas como Manuel Rueda, Freddy Gatón Arce, y Mariano Lebrón Saviñón, entre otros; y la del movimiento de la joven poesía, o poesía de pos-guerra, consideraron a Aída Cartagena Portalatín como la máxima exponente femenina de la poesía de su tiempo, y de todos los tiempos, aunque ninguna de las dos escuelas poéticas puso énfasis en su poesía negroide y en poemas como “Memorias negras”, donde ella abarca no solo la realidad de los negros y negras en nuestra isla, sino también la de la población negra en los Estados Unidos, como lo evidencian estos fragmentos:

Tono I
Vertical camino derribado
reducido a esencia original
fatalidad: el hombre
su problema inherente
simplemente la raza
el verbo de los ágrafos
betún de la piel negra
la cama en el pajal.

Tono II
Era tanta la lluvia en Sharpeville
la nube cerró el ojo
para no verse mojar los cadáveres
era tanta la muerte en Sharpeville
la lluvia se tapó el oído
para no oírse caer sobre cadáveres.

(De la “Casa del tiempo”, 1984).


 

Y el poema “Mi madre fue una de las grandes mamás del mundo”, donde se reconoce mulata:

“de su vientre nacieron siete hijos
que serían en Dallas, Memphis o Birmingham
un problema racial
(ni blancos ni negros).

O el poema “Otoño negro”, donde lamenta el asesinato de cuatro niñas negras:

“Sé que era otoño sin alondras ni hojas
yo que lloro el árbol, al pez y a la paloma
me resisto a los blancos del sur
a esos blancos con su odio apuntando a los negros
no les pregunto nunca, porque responderían
que en Alabama pueden florecer las dos razas
más después del verano de Medgar W. Evers
hicieron un otoño de cuatro niñas negras.

(Ibidem).

Otra dimensión de Aída que ha sido rescatada por las mujeres escritoras y que parece haber pasado desapercibida para críticos literarios, tanto de la escuela de la poesía “universal” como los de la escuela de la poesía “socialmente comprometida,” es la de Aída como piedra fundacional de lo que luego se convertiría en la poesía femenina dominicana; y la dimensión de su poema Estación en la tierra, como su primer manifiesto:

No creo que yo esté aquí demás.

Aquí hace falta una mujer, y esa mujer soy yo.
No regreso hecha llanto. No quiero conciliarme
Con los hechos extraños.
Antiguamente tuve la inútil velada de levantar las tejas
Para aplaudir los párrafos de la experiencia ajena.

Antiguamente no había despertado.
No era necesario despertar.
Sin embargo, he despertado de espalda a tus discursos,
Definitivamente de frente a la verídica, sencilla y clara
Necesidad de ir a mi encuentro.

(Del poemario Una mujer está sola, 1955)

Primer manifiesto de toda mujer que aspire a salirse de los muros del llanto “empecé por llorar lágrimas que no tenía en los ojos, el mundo es ancho, la huella de mi planta breve. Mi pié hirió los caminos verdes, sollozo inconcluso de las voces del valle. Fui más allá de todas las distancias”.

De los pequeños bordes de su socialización: “buscaré los contornos donde no se oiga un nombre y haré una nueva lumbre en la ventana oculta donde la vida reza, desvelada y sentida”.

De las fronteras de esta isla: “El cosmos es la morada de mis sueños” e irse con sus escaleras no ya para subir, como Aída, a Notredame o Montmartre, a discutir de tú a tú con André Bretón, o conocer la poesía de Guillaume Apollinaire, leer a Baudelaire, a Verlaine o los “malditos”.

Proclama de toda mujer que aspire a no hacer de su vida un monumento a las aprisionantes cotidianidades, a la neurosis colectiva o la propia, sino VER. Ver más allá de quienes puedan acompañarle y saber que está hecha para habitar la palabra. Esa “enemiga de siempre” que es su única pasión perdurable.

Palabra-lugar donde nunca se está sola.

LIBROS CONSULTADOS:

1.-La Poesía Sorprendida. Colección Completa 1943-1947. Santo Domingo. Talleres de la Editora Cultural Dominicana S.A. 1974.

2.-Alcántara, José. Estudios de Poesía Dominicana. Santo Domingo. Editora Alfa y Omega, 1979.

CHIQUI VICIOSO

AÍDA CARTAGENA PORTALATÍN

(1918-1994)

Nació en Moca el 18 de junio de 1918 y murió en Santo Domingo el 3 de junio de 1994. Publica en La Poesía Sorprendida poemas breves que son impresiones íntimas y románticas llenas de gracia y plasticidad. Desde esa época se nota en Aída Cartagena Portalatín un afán de originalidad que se revela en su sintaxis, recurriendo con frecuencia al hipérbaton y contrayendo las frases para lograr mayor concisión. Posteriormente expande sus poemas, predominando en ellos un hermetismo que cuando logra zonas de claridad se vuelve crudo y desafiante.

En su libro de versos La tierra escrita recurre a grafismos, diálogos, técnicas periodísticas e imágenes cinematográficas, usando como centro aglutinante una preocupación por el hombre y por sus libertades conculcadas. A pesar de la actualización que ella ha dado al mundo circundante, lo mejor de su poesía se nos ofrece en sus primeras publicaciones y en Una mujer está sola, sobre todo en esta última, donde expresa con valentía su drama interior. Fue co‑directora de «La Isla Necesaria», publicación creada por Manuel Rueda en 1953, siendo de ella todas las viñetas que embellecieron dicha publicación.

Fue una de nuestras narradoras más despiertas, habiendo realizado una novela de técnica avanzada que lleva por título Escalera para Electra y por la que se le conoce en el extranjero. Posteriormente da a la luz Tablero, libro de relatos de gran originalidad.

En diciembre de 1961 crea Brigadas Dominicanas (10 números que abarvan hasta marzo de 1963) y la Colección Baluarte (12 números) siendo la primera una revista y la segunda una serie de cuadernos individuales. Estas publicaciones estaban destinadas principalmente, a divulgar la literatura de combate que en ocasión de la dictadura ya se había empezado a escribir en Santo Domingo y constituyen la única fuente viva que reúne, en un período dado de nuestra historia, una literatura de circunstancias con calidad poética. En medio de tiempos hostiles, Aída Cartagena Portalatín logra mantener sus publicaciones. En 1967 publica La tierra escrita, conservando el pie de imprenta de Brigadas Dominicanas, descontinuada años antes. Fue una gran conocedora de las artes plásticas y la decoración.

Profesora de arte de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Escribió numerosos artículos para el suplemento cultural Isla Abierta, del periódico Hoy.

OBRAS PUBLICADAS:

Vísperas del sueño (1944), Del sueño al mundo; Llámale verde (1945), Mi mundo el mar (1953), José Vela Zanetti (monografía de arte, 1954), Una mujer está sola (1953), La voz desatada (1962), La tierra escrita (1967), Escalera para Electra (1970), Tablero (1978), Yania tierra (1981), Narradores dominicanos (1982), La tarde en que murió Estefanía (1984), En la casa del tiempo (1984), Las culturas africanas: rebeldes con causa (1986).

 

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Enriquillo Sanchez

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

ENRIQUILLO SÁNCHEZ

UNA ENTREVISTA SOBRE PEDRO MIR

 

 

 “Deja un vacío, pero sobre todo deja el gran espacio que él creó…” Enriquillo Sánchez

Enriquillo Sánchez* habla del poeta nacional, Don Pedro Mir.**

Félix Gerónimo :
( entrevistador de Hispaniola Online) Señor Enriquillo Sánchez, quisiéramos preguntarle ¿qué
significación piensa Usted que tiene Pedro Mir para la literatura dominicana?

Enriquillo Sánchez: Pedro Mir es, sin la menor duda, uno de los mayores poetas dominicanos
de todos los tiempos.

Somos una literatura razonablemente joven, con apenas 125 años de actividad literaria nacional, y Pedro Mir dentro de ella tiene un lugar preponderante, un lugar cimero sin la menor duda. Es un poeta de carácter social, aunque él no se inició como poeta social. Fue Juan Bosch quien, en el año 36 ó 37, lo anunció como el posible poeta social esperado en República Dominicana; pero antes de salir al exilio Mir no era aún conocido como poeta social en general, sino por otros poemas más líricos. Su gran poema social “Hay un país en el mundo”por ser un poema antitrujillista no llegó al país sino hasta 1962, luego de la muerte de Trujillo.

Se podría decir que, en un sentido, Pedro Mir divide la poesía dominicana en un antes y un después. Él pertenecía a lo que se conoce como los llamados “poetas independientes del 40”; son cuatro: él, Héctor Incháustegui Cabral, Tomás Hernández Franco y Manuel del Cabral. Todos tienen de alguna manera inclinación por lo social, a diferencia de los poetas de la Poesía Sorprendida, en los que la presencia de lo social es mucho menor. Pero Pedro Mir es, sin lugar a dudas, el mayor poeta social de la República Dominicana.

F. G: ¿ Se podría decir que la palabra de Pedro Mir llegó realmente a la mayoría del pueblo dominicano, o solamente a un reducido círculo de lectores y críticos?

E.S: Con toda seguridad, Félix, llegó más allá de los críticos y lectores usuales de poesía. Su obra llegó a un grupo de lectores que no eran habituales lectores de poesía.

En el caso de Pedro Mir se puede señalar como significativo que, precisamente, logró romper ese estrecho círculo de lectores y llegó a considerables muchedumbres. Incluso uno de sus libros, publicado como una especie de antología en México, se llama “ Viaje a la muchedumbre” y si algo hizo Pedro Mir fue un viaje a la muchedumbre, pues su poesía fue mucho más allá del reducido círculo de las capillas literarias convencionales. Él encontró un eco particularísimo entre los dominicanos de varias generaciones, del 62 en adelante, y su poema fue convertido en una especie de emblema nacional. Por eso, fue designado por la Cámara de Diputados como Poeta Nacional, título que nadie osa regatear y todo el mundo reconoce como justo. Su obra poética produjo un impacto que la poesía dominicana no había conocido anteriormente.

F.G: ¿Calificaría la poesía de Mir como vanguardista?

E.S: Fue vanguardista en su momento histórico; estamos hablando de 1949, fecha en que aparece el primer gran poema de Pedro Mir, que es “Hay un país en el mundo”, y luego en 1954, su segundo gran poema, “ Contracanto a Walt Whitman”. En esos dos grandes poemas, que son los de mayor importancia que él escribió, sin la menor duda actuó como un poeta de vanguardia, dentro de los cánones de las letras dominicanas y, si se quiere, de las letras hispanoamericanas.

Hay que recordar que el gran poeta dominante en ese periodo histórico era Pablo Neruda, y Pedro Mir se adscribe a esa línea de poetas como Neruda, Guillén en Cuba…, y pertenece a ese grupo de grandes poetas latinoamericanos en el que hay que incluir también a un poeta como Manuel del Cabral, César Vallejo…

Estuvo muy influido inicialmente ( eso se lo he oído confesar y además es evidente en la lectura de su poesía ) por el Modernismo hispanoamericano que encabezó Rubén Darío, de Nicaragua, y era muy adicto a la poesía del uruguayo Julio Herrera y Reissig. Cultivaba con mucho esmero la forma poética, incluso ha sido catalogado como un preciosista. Él intentó una poesía de corte social sin romper con esas ataduras preciosistas y se propuso metas vanguardistas en su obra.

Lo que hay que entender, es que transcurridos ya más de 50 años de la escritura de “Hay un país en el mundo”, su poesía hoy día no es ya vanguardista. Ha habido otras líneas de trabajo a lo largo de todos estos años, y la obra de Pedro Mir está situada en la historia de la literatura para siempre.

F.G: ¿ Considera Usted que la poesía de Mir ha marcado a los poetas más jóvenes?

E.S: Marcó, sobre todo, a los poetas de los años 60. Había entonces mucha poesía redentora, mucha poesía de liberación, situada en lo político y en lo social, que se escribió al calor de los años 60 con la Revolución Cubana, la guerra de Abril de Santo Domingo, hasta que esa poesía fue diluyéndose, y poetas como, por ejemplo, René del Risco, que inicialmente escribió poesía social, empezaron a escribir una poesía urbana que comenzó a desplazar los valores propiamente políticos del poema.

Hoy día ya nadie escribiría poesía como la escribió Pedro Mir, por lo tanto, no se puede decir que él influye a los jóvenes: los influyó en su momento, años 60, en los que muchos jóvenes poetas escribieron dentro de esa tradición.

F.G: Señor Sánchez, ¿ cree Usted que la muerte de Pedro Mir deja, entonces, un vacío en la poesía social dominicana?

E.S: Deja un vacío, pero sobre todo deja el gran espacio que él creó. El vacío no es tan sensible si partimos de la respuesta a la pregunta anterior, en el sentido de que otras poéticas han ocupado su lugar; estamos más ligados a corrientes universales que desbordan los límites de la lírica castellana por la influencia de poetas ingleses o franceses de este siglo.

De modo que ningún gran autor, por grande que sea su jerarquía, deja en realidad un vacío. Deja su obra que es un espacio lleno de sugerencias y significaciones.

Pedro Mir fue un poeta amado, y amada fue también su poesía; fue furiosamente defendido por la juventud que enarbolaba su poesía como arma de combate. Ya la poesía no es un arma de combate. Tiene una filiación más intelectual, trabaja con otras herramientas conceptuales. El sentido del poema como ”un arma cargada de futuro”, para usar las expresiones de la época, ha desaparecido con los tiempos.

No obstante, la poesía de Mir es una referencia obligada y eminentemente erudita. Estudiarla es una gran experiencia para cualquier joven poeta.

F.G: Si tuviera que recomendar una lectura a alguien que se inicia en el estudio de la obra de Mir, ¿ cuál o cuáles obras recomendaría Ud.?

E.S: En verso, yo recomendaría el “Contracanto a Walt Whitman”, porque es su poema más ambicioso. Es donde él intenta una poesía de tesis, no sólo de carácter poético, sino incluso de carácter político, social, histórico.

Aunque yo no comparta su tesis, y no la comparto porque entiendo que el “Yo” de Whitman abarca toda la amplitud que luego Pedro Mir proponía en el Contracanto, entiendo que este poema es una obra maestra en cuanto a lo que se refiere a desarrollar poéticamente una tesis, y desde el punto de vista de la orfebrería poética, es admirable su construcción.

Desde luego, para los dominicanos “ Hay un país en el mundo” es el poema nacional por excelencia, el que nos expresó en un momento a todos, pero la obra de mayor alcance conceptual y poético de Mir es el Contracanto.

En el terreno del ensayo, yo pienso que su libro inicial “Tres leyendas de colores” es una joya en el ensayo histórico, porque a pesar de que estaba adscrito a las tesis marxistas propias de los tiempos, es una obra escrita con donosura, libertad, riqueza imaginativa, que contrasta de manera increíble con el lenguaje hasta cierto punto adocenado que era propio de esa escuela de análisis histórico. Entonces yo pienso que “Tres leyendas de colores” en el área del ensayo, sus investigaciones sobre estética, que tienen una importancia considerable dentro de lo que es el acervo cultural dominicano, son de gran importancia en nuestra cultura que es muy introvertida si se quiere, donde sólo lo dominicano preocupa a los dominicanos. Pedro Mir se preocupó por asuntos que estaban más allá de nuestras fronteras, y aunque en poemas como “Hay un país en el mundo” es radicalmente nacional, ya en otros como “Contracanto a Walt Whitman” trata de situar su poesía en el contexto latinoamericano; y en sus ensayos nos vincula a todo el gran orbe del pensamiento universal. De modo que Pedro Mir iba siempre en camino de lo nacional a lo universal con pasos muy firmes. Y es por ello que logró la significación que tiene para las letras hispanoamericanas.

F.G: A nombre de la redacción de la revista Hispaniola online queremos

agradecerle por el valioso tiempo que nos ha concedido, así como por los interesantes puntos de vista expresados sobre el tema. Muchas gracias.

* Enriquillo Sánchez Mulet, nacido en 1947, profesor universitario, periodista y escritor. Ha publicado entre otros, “ Pájaro dentro de la lluvia” ( Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña; “ Para uso oficial solamente”, su más reciente libro que reúne una gran cantidad de artículos y ensayos breves escritos entre 1989 y 1991. Actualmente está trabajando en algunos proyectos de narrativa, además de su labor periodística.

** Pedro Mir, ver síntesis biográfica y de su obra en el primer número de Hispaniola online.

FUENTE: REVISTA HISPANIOLA ON LINE

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En La Maldicion Del Padra Cardona

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

CINE DOMINICANO

FELIX GERMÁN

EN LA MALDICIÓN DEL PADRE CARDONA

El próximo 17 de noviembre se estrenará  en Santo Domingo la cinta ‘‘La maldición del padre Cardona’’ El cinéfilo dominicano todavía no ha sido tocado por ‘‘su película’’, esa que, sin dejar de atender los necesarios factores comerciales, contenga suficientes valores artísticos como para llenar las salas de otros países, tal y como lo hizo en 1988 Agliberto Meléndez con ‘‘Un pasaje de ida’’.

El grueso de las producciones nacionales se ha hecho ‘‘pensando’’ en la recuperación presupuestaria solamente a partir del mercado dominicano. En cuanto a su proyección internacional, ésta se ha limitado al interés que las mismas despiertan en nuestros compatriotas residentes de Estados Unidos y Puerto Rico.

Si bien es cierto que esta perspectiva de mercado tiene su lógica, nuestros intereses deben rondar metas de mayor amplitud, sobre todo si tomamos en cuenta que muchas de las películas latinoamericanas que inundan el mercado de hoy (de calidad cuestionable), han encontrado espacios de distribución a través de empresas independientes, canales de televisión y otras.
Nuestros cineastas, además de dinero, deben buscar ‘‘prestigio’’. Y para eso hay un sólo camino: eliminar localismos, chapucería e influencias de la televisión. Nuestros directores deben contratar profesionales de verdad para lograr productos que además de contener el ABC del cine, puedan interesar a otros mercados mucho más poderosos y rentables.

Félix Germán sabe lo que significa hacer cine en el país. Su participación en el proyecto de ‘‘Para vivir o morir’’ (1996) le enseñó que una película no sólo se termina con buenas intenciones.
Ahora, ante su primer proyecto como director, se rodeó de técnicos capaces y con ellos llevó a escena un guión basado en varias historias del escritor Carlos Peña.

‘‘Intenté una película de calidad; he reunido el elenco de más nivel que hasta el momento haya presentado el cine dominicano; después acudí a valiosas figuras con mucha experiencia en este tipo de trabajo, como Peyi Guzmán en la fotografía’’.

Félix Germán se nota seguro de sí mismo. Vive convencido de que tiene en sus manos un producto por el que vale la pena luchar, por eso se ha entregado a él en cuerpo y alma.
‘‘Mi gran interés es que la película circule internacionalmente, y estoy trabajando intensamente para lograrlo. En los próximos días, la cinta iniciará un periplo internacional por varios Festivales. Primero se exhibirá en el Festival Iberoamericano de Washington, después irá a Huelva y de ahí a La Habana. Con eso pretendo salir a buscar nuevos mercados; el público de Brasil, España, México y Venezuela, por ejemplo, es muy exigente y a ellos se debe llegar con obras de calidad’’.

La trama

En ‘‘La maldición del padre Cardona’’, como obra de arte, se dan los tres temas fundamentales del cine contemporáneo: la comedia, la historia de amor y el misterio.
Félix Germán asegura que desde los primeros minutos, el espectador se sentirá atrapado por esta trama por su originalidad: ‘‘aunque el detonador de la trama parte de una tradición muy nuestra como lo es el plato de las habichuelas con dulce, he conseguido imprimirle universalidad a la historia y en ese sentido, se ha logrado una película que puede ser entendida lo mismo en Santo Domingo que en España’’. El director prefiere no seguir tocando detalles del guión. Sólo advierte que la trama transcurre en un determinado pueblo del país durante la celebración de la Semana Santa, donde las costumbres y tradiciones son muy específicas: ‘‘es una historia que pudo ocurrir en cualquier pueblo latinoamericano, aunque la cinta es netamente dominicana’’.

Otra comedia

A pesar de las críticas recibidas por otras cintas dominicanas en este género, Félix Germán trae una nueva comedia: ‘‘La película es así porque hoy en día ese es el género comercialmente viable, tanto dentro como fuera del país. La gente lo que quiere es reír ante tantos problemas; hemos hecho una encuesta de mercado y la misma nos reveló que el dominicano lo que prefiere es la comedia’’.
Un proyecto de esta índole debe incluir en su elenco a figuras de la televisión. En películas anteriores, muchos de estos actores, al no ser bien dirigidos, repitieron los ‘‘gags’’ y estereotipos de la pequeña pantalla. En este proyecto las cosas serán distintas, según Germán: ‘‘aunque utilizo a humoristas de la televisión, el guión no está atado al localismo; su lenguaje es universal’’.

La experiencia del director en ese sentido fue determinante: ‘‘El guión de esta película lo escribí hace ocho años y en la medida en que lo creaba, se fue introduciendo el elemento de comedia por encima del misterio y de la historia de amor. No me propuse escribir una comedia, pero en la medida en que me adentraba en los cuentos de Carlos Peña, me identifiqué con el género y con sus características’’.

Nuestro cine

Sobre el cine nacional Germán apunta: ‘‘El cine dominicano es algo muy nuevo. Apenas tenemos unas 10 ó 12 películas. Nuestro problema es que estamos haciendo cine para el mercado dominicano.
Por eso los guiones y textos tienen que tener el elemento comercial como primera condición, porque el dinero de una cinta se apuesta a recuperarlo aquí; esa etapa hay que superarla.
Necesitamos integrar un grupo de inversionistas que crean en el cine, y a partir de ellos desarrollar los temas nacionales con mayor universalidad. Si no aparecen estos inversionistas, entonces el cine nuestro seguirá girando alrededor de temas muy locales’’.

La edición

El proceso de post producción de ‘‘La maldición del padre Cardona’’ ha llevado casi un año, primero en el país y después en el extranjero: ‘‘Nos complicamos por lo delicado que es este trabajo, donde hay que demostrar paciencia y sentido común. Sólo en la edición pasamos seis meses; la película tuvo 8 formas distintas antes de su versión final; la post producción se hizo en argentina, país donde los costos por ese concepto se reducen a la mitad, en comparación con EE.UU..

Actores según el director

Freddy Beras Goico. Es uno de los mejores actores que he conocido tanto en el teatro como en el cine y la televisión. Su participación en esta película fue determinante y le imprimió rigor. Fue ejemplo para todo el elenco. Trabajar con Freddy enriquece, pues es un profesional preparado para todas las circunstancias que se puedan presentar durante una filmación.

Koldo. Interpreta al padre Cardona. Como en el guión ese personaje era español, pues entre todos los actores españoles que están disponibles en el país, de inmediato pensé en Koldo para interpretarlo, aunque él es más conocido por su columna en el periódico “El Nacional” que como actor. La gente se va a sorprender con su personaje porque es el detonante de la maldición, un cura explosivo y muy peculiar. Koldo ha escrito e interpretado obras de teatro y ha trabajado en cortometrajes.

Anthony Álvarez

 Es un actor dominicano radicado en México que ha hecho mucho cine con Salma Hayek. Los dominicanos deben recordarlo por su participación en ‘‘Frida’’ y ‘‘En el Tiempo de las Mariposas’’. Es el protagonista central de ‘‘La maldición(…), un cura mexicano, el padre Gerónimo, que vino a Santo Domingo en misión eclesiástica. Viene siendo una especie de antihéroe, un personaje muy complicado que trabajamos con mucho interés debido a su forma de ser: reservado, timido; le pasan muchas cosas. Anthony demostró dar la talla y se metió dentro de ese personaje.
Olga Bucarelly. Es una actiz impresionante. Su papel es breve pero muy importante. Me atrevo a decir que será inolvidable y que gustará mucho.

Milagros Germán

Tiene unas condiciones humanas impresionantes y enfrenta los riesgos profesionales con mucho rigor. Ella, en esta película, enfrenta el reto de trabajar junto a actrices y actores de mucha experiencia. Su papel va a ser una revelación.

ZoÉ Saldaña.

Es una actriz fantástica, un ser humano de mucho valor, una mujer de concepto, muy instintiva. Que ella aceptara el papel fue un espaldarazo en favor del éxito de la producción toda vez que ella es hoy una de las actrices más cotizadas en Hollywood. En su trabajo en la cinta ella le imprimió mucha motivación al elenco por la fascinación que provoca trabajar con una figura de su prestigio. En el código de cada actor se produjo una energía interesante, ella elevó ese códiico a niveles importantes. Sobre su personaje, creo que es la mejor actuación de toda su carrera.
Raymond Pozo. Es uno de los buenos comediantes que tenemos hoy. Es un actor muy natural, sincero, que se puede trabajar muy bien con él debido a su disciplina y deseos de aprender.
Richard Douglas. Es uno de los actores más cotizados del país. Su trabajo es muy natural y espontáneo. Sabe meterse dentro de los personajes y ser creíble.
Otros personajes los interpretan Ángel Haché, Iván García, Elvira Tavéras, Lidia Ariza, Niní Germán, Carlota Carretero y Flor de Bethania Abréu.

 

El productor de la película ‘‘La maldición del padre Cardona’’, Félix Germán, y la actriz Zoe Saldaña realizaron un encuentro con los medios de comunicación para compartir e intercambiar impresiones.
La actividad se desarrolló en Murano Café, Bar y Lounge de la Zona Colonial, lugar en que se reunieron periodistas de medios escritos y de televisión.


Félix Germán y Zoe Saldaña respondieron diferentes preguntas relacionadas con el film, que inició el rodaje en la comunidad de Constanza y en que participan figuras del arte dominicano, tanto de la televisión como de la música y el teatro. La película es una comedia romántica que se desarrolla en el período de Semana Santa, cuando un sacerdote llega al pueblo de Constanza a desenmascarar una serie de extraños e inexpicables eventos atribuidos a una presencia del más allá.


La producción cinematográfica cuenta con de Zoe Zaldaña, Anthony Álvarez, Freddy Beras Goico, Verónica López, Carlotta Carretero, Milagros Germán, Richard Douglas, Raymond Pozo, Fefita La Grande, Flor de Betania Abreu, Lidia Ariza, Sergio Carlo, Elizabeth Crooke, Frank Perozo, entre otros actores y actrices nacionales e internacionales.


 

El guión escrito y dirigido por el cineasta Félix Germán es una comedia romántica que se desarrolla en el período de Semana Santa cuando un sacerdote llega a Constanza para desenmascarar una serie de extraños e inexplicables eventos atribuidos a una presencia del más allá.

Zoé esta muy entusiasmada con el proyecto y, según reveló, está enamorada de la historia. Esta es la primera vez que ella se involucra en una producción criolla. “El libreto jugó un papel determinante para tomar la decisión de venir a trabajar aquí. Pero también influyó mucho lo fenomenal que me sentí cuando Félix (Germán) me llamó por teléfono.

La impresión que tuve de él fue la de una persona de pocas palabras y mucha pasión, que sabe que el libreto que tiene en manos es muy bueno.Cuando leí el libreto hablé con mi papá y le dije que quería hacer todo lo posible para venir, independientemente de que hubiera o no hubiera dinero. Y es que uno sabe que cuando se empieza las cosas no se hacen por situaciones monetarias”.

Zoé hará el papel de una joven llamada Flor que tiene una relación sentimental con el personaje Jerónimo, el cual será interpretado por el actor dominicano radicado en México Anthony Álvarez.

“Lo que más me gusta de este proyecto es que se mantiene digno con relación a la comunidad dominicana y eso es bien importante para mí. Quiero que este libreto no sólo se quede con nosotros, sino que radique en el mundo. Que nos conozcan aquellos que no saben mucho sobre nosotros. Somos una comunidad tan bonita, diversa y justa que vale la pena proyectarlo, y todo eso queda plasmado en la historia”.

Según dice, la imagen de los dominicanos en el extranjero es muy diversa. “Yo vivo en Nueva York y esa es una zona tan rica culturalmente hablando por la cantidad de gente inmigrante que vive allí que es muy difícil describir la imagen que tienen los gringos de nosotros como pueblo”.

La intérprete, quien visita el país cada tres o cuatro meses, promete hacer todo lo posible para que “La maldición del padre Cardona” cuente con una amplia proyección internacional.

Considera que en este trabajo Dios ha sido su cómplice.

“Los malabares para hacer un hueco en la agenda de trabajo no los hice yo, los hizo Dios. Había un compromiso por contrato antes que éste que si hubiera pasado para estos días, lamentablemente no hubiera sido posible que me uniera a La maldición del padre Cardona. Creo que mis oraciones fueron tan grandes y mis deseos tan efervescentes que por eso se dio la posibilidad de venir al país”.

Rica experiencia. Al comentar su experiencia al lado de Tom Hanks señala: “Haber trabajado con Tom fue una lección que no olvidaré. Fue un orgullo. Lo que siempre pensé cuando viví la experiencia y aún hoy es que parece mentira que mi vida a veces se ponía muy difícil para realizar todos los sueños que tenía, pero de un momento a otro todo cambió en un pestañar de ojos. Es como si todo el trabajo y el esfuerzo hubiera pasado tan rápido. Ahora lo único que hago es lo que me da placer”.

Con varios proyectos en carpeta

Saldaña, quien tuvo una aparición importante en la película The Terminal que protagonizaron Tom Hanks y Catherine Zeta Jones, está laborando en otra producción al lado de Bernie Mac y Ashton Kutcher.

“Mi próximo proyecto es terminar una comedia con Ashton y Bernie que se llama ‘Guess who’ y que no es más que una sátira de ‘Guess who is coming to dinner’.

No vamos a tratar de imitar a sus intérpretes originales, porque sería imposible, pero nosotros le daremos un giro a la historia. Ahora se trata de una familia negra de la que yo soy miembro y yo lo llevo a un hombre blanco que en este caso es Ashton”, refiere la actriz que reside en la ciudad de Nueva York.

Le queda un largo camino por recorrer

La actriz comenta que, a pesar de todo el éxito que ha conseguido, le quedan muchas cosas por hacer en la industria del cine.

Una de esas cosas es escribir. La actriz aspira a llevar al cine sus propias propuestas. Eso es lo que según ella le hace falta a su carrera en este momento.

“Lo que yo más quiero hacer ahora es escribir. Pienso que siendo una persona que pidió tanto a la vida y que sobre todo es originaria de un país como este donde tenemos tantas culturas en nuestra sangre, puedo hacer algo interesante. Los dominicanos tenemos historias que nos salen hasta por los codos”, comentó con entusiasmo Zoé.

 

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Ramon Oviedo

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

RAMÓN OVIEDO

Y LAS HUELLAS DEL FUTURO

ARMANDO ÁLVAREZ BRAVO
Crítico de Arte/El Nuevo Herald

 

En 1982, el crítico de arte y museólogo cubano José Gómez Sicre, una de las figuras claves para el reconocimiento internacional y el actual protagonismo del arte latinoamericano, afirmó que el pintor dominicano Ramón Oviedo era uno de los grandes maestros de ese arte.

Dos décadas y dos años después de su formulación, el juicio de Gómez Sicre mantiene su plena vigencia. Nadie puede discutir ese protagonismo al creador incesante cuya producción fue reconocida por el maestro Rufino Tamayo. El rango que ostenta Oviedo en nuestra plástica es producto de varios factores, constante de su quehacer.

Esos valores son su imaginación, su oficio, su profundo apego a la aventura humana en todas sus dimensiones y su increíble capacidad de renovación. Su capacidad de prodigar imágenes renovadas y renovadoras que desarrolla y plasma con la soltura y seguridad de los artífices más consumados.

La prueba más convincente de esa insólita y excelente movilidad la tendremos si comparamos la regia exposición Persistencia evolutiva de la forma en la materia, que presentó en 1998, en Virginia Miller Galleries, de Coral Gables, y su nueva muestra en la misma galería, Huellas del futuro.

Caracterizaba la primera exposición el latido de la representación arquetípica de la conciencia social del pintor; su capacidad para, manejando formas no objetivas, poder aludir muy directamente a la realidad inmediata; y, finalmente, la imaginación. Todo lo que determinaba la fusión de misterio y evidencia.

En Huellas del futuro persisten, por supuesto, las magias con las que Oviedo funde misterio y evidencia. Pero esa magias pasan por la enorme naturalidad de cambio de la imagen que singulariza aOviedo. Métodos, técnicas y lenguaje se hacen otros desde su raíz para declarar algo nuevo, algo más que es esencial trasmitir al creador.

Entre las transformaciones de estos lienzos espectaculares, vemos que Oviedo tiende más a aplicar la pintura que a ir fijando capas de color que luego raspará en función de una transparencia en la que siempre hay una vibración erótica.

De esta suerte, los cuadros del pintor se convierten en verdaderas sinfonías cromáticas en que las formas se materializan con insólita fuerza. Pero siempre, siempre, subordinadas a un color aplicado con suprema sabiduría y dominio de los matices. Es decir, el dominio que sólo alcanzan los maestros. Un dominio que da a la pintura de Oviedo esa profundidad singular en que todo parece proyectarse o hundirse infinitamente.

En sus piezas, que proclaman el gusto final por la pintura, laten como fuerzas determinantes varias preocupaciones y convicciones de un artista muy abierto y volcado al mundo. La más esencial, desde la propia humanidad del creador: la inquietud por conocer la verdad.

“La preocupación por saber quiénes somos”, dice el pintor, “la razón de estar acá y todo el misterio que nadie ha podido descifrar, ni en cuanto a la partida, ni la llegada, ni en cuanto a la estadía, es una preocupación desde mis inicios en el arte de la plástica como profesional”.

“No soy un hombre de fe religiosa, sino un hombre que enfoca la vida desde el punto de vista científico y lógico, y lo que creo es que hay una energía que lo mueve todo y desde ahí surge la vida”, agregaOviedo. “Se nace y se muere, y ahí es donde entra el misterio, en la llegada y la partida. Por eso no sabemos de dónde venimos ni a dónde vamos, sólo creemos saber que estamos, y esto de manera individual. Esto está planteado en mi obra”.

En ese afán de conocimiento hallamos la disponibilidad al cambio que es privativa del artista. Así, dando cuenta del avance de su propia andadura y perfilando la identidad de Huellas del futuro, Oviedoafirma: “Hay mucha coherencia entre la producción anterior y ésta, lo que ha variado es el diseño de la obra. Ya no incluye una forma única gráficamente, ahora hay una serie de elementos en la superficie del cuadro, pero siempre en la misma dirección”.

Siempre ha tenido un protagonismo de primer rango el color en la producción de Oviedo. Lo maneja regiamente, pero en esta colección ese color tiene nuevas resonancias. Estas van desde su aplicación, un cambio que ya hemos apuntado, hasta el significado que le otorga el artista.

De esta suerte, el color es lo que es y es otra cosa que cada cual puede interpretar a su manera y queOviedo usa desde la suya para comunicarse. Dice el artista: “Nosotros le llamamos al color azul, azul, pero eso es una forma convencional de ponerle un nombre a esa tonalidad. Yo profundizo mucho más. No estoy lejos de decir cosas que son ciertas, que sean lógicas, que no caigan en el disparate”.

Si misterio y evidencia emanan de estas soberbias piezas, no podemos dejar de admirar en ellas esa fijeza en movimiento que sabe captar Oviedo. Es quizás la combinación de esos cuatro factores lo que otorga a estos cuadros ese más que los caracteriza. Un más en que la preocupación social del artista ha ido decantándose para llegar a estas cimas de limpidez de imagen.

En estas Huellas del futuro el creador no idealiza ese futuro, como se evidencia en Forma voraz, pieza de gran formato dominada por los rojos. La intensidad de los blancos, su voracidad, justifican una preocupación por ese mañana que avanza incontenible. Pero, si bien voraces, esas formas se cumplen en la belleza de la obra. Quizás, con la misma libertad que Oviedo la ha realizado, podemos imaginar que en ese futuro existe la posibilidad de poner fin a esas formas. Y es la belleza de que ya dan fe estos cuadros.

`Huellas del futuro’, de Ramón Oviedo, puede visitarse hasta el 31 de marzo, en Virginia Miller Galleries, 169 Madeira Avenue, Coral Gables. Horario: lunes a viernes, de 11 a.m. a 6 p.m. El 3 de marzo, de 7 a 10 p.m., se efectuará una segunda recepción de apertura.

 

CARRUAJE MISTERIOSO DE RAMÓN OVIEDO

LA OBRA DE UREÑA RIB

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Rita Indiana Hernandez

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

RITA INDIANA HERNÀNDEZ

Y LA ESTRATEGIA DE CHOCHUECA

FERNANDO UREÑA RIB/ANTONIO VICTORIANO/NESTOR E.RODRÍGUEZ

 

 

 

Conocí a Rita Indiana Hernández días después de haber devorado sus poemas en una de las pocas revistas de literatura que aquí se publican. La revista, llamada Vetas, apenas circula en los alrededores de la calle El Conde y sin embargo no deja de causar ronchas por sus políticas editoriales y por su apoyo a poetas y escritores jóvenes que no tienen otro medio de ser alcanzados por la luz pública.

Una noche, en un bar no lejano del Conde, vi entrar la silueta de Rita, alta y silenciosa. Era una de esas noches de aturdimiento. El café se llamaba Ocho Puertas, en la calle José Reyes y por una de ellas la vi llegar. Pregunté a quién pertenecía aquella figura luminosa y alguien mencionó su nombre. Tenía el aire de láudano de las modelos de una antigua revista de modas francesa, La Chic Parisienne.

Otra noche, en casa de Guy Frómeta, ella me extendió una mano que descendía de unos brazos muy largos, desgarbada y feliz. Sus poemas me gustan, le dije. Admiro su manera de entrelazar las imágenes y el sentido urbano y casi vertiginoso de sus poemas. Intuí algo de tragedia quemándose y resplandeciendo en el fondo oscuro de sus versos. O quizás era una ira contenida, un resabio, una amargura desenfadada en las que dejaba caer latigazos de desdén, de humor y de ironía. En sus escritos subsiguientes advertí el mismo dolor embalsamado. Me parecía escuchar una voz nueva, una voz que nos alcanza desde lejos, desde siglos arriba, desde un cruce de fuegos entre ángeles y demonios, desde la Eternidad.

Ahora acabo de leer su última entrega: La estrategia de Chochueca. Mientras unos la califican de novela corta otros aluden que se trata de un cuento largo. Pero lo importante de este texto es la riqueza de su estudio sociológico y lo testimonial de su carácter. ¡Qué locura maravillosa y desenfrenada! ¡Qué espíritu de juventud y de caos! Lo terrible y dionisíaco, corresponde sin embargo a una decadencia minuciosamente relatada y elaborada. Los verdaderos protagonistas son el lenguaje y el ambiente sórdido y a veces cruel de una generación de dominicanos que es para muchos desconocida, extraña. A través de un lenguaje ágil, crudo y soez Rita Hernández bordea esos submundos, y nos hace merodear o nos adentra en las noches de cierta juventud dominicana.

Mientras algunos encuentran en esta historia, rastros del camino trazado por Borroughs y por Kerouac y otros representantes norteamericanos de la Beat Generation, yo encuentro en la escritura de Hernández innovaciones refrescantes. El uso del lenguaje coloquial en la literatura que ella propone manifiesta su percepción alerta y su sabiduría.

En la novela se dilata, se expande y se contrae el flujo de la consciencia de Silvia, la relatora, quien es una adolescente que busca desesperadamente maneras de liberarse del tedio que le produce una sociedad restrictiva, puritana y falsa, encubridora y ciega. En el tránsito acelerado de esa búsqueda se enamora de un malandrín, de un “tecato” que la arrastra en sus aventuras y quien la hace chocar de frente contra otro mundo, también falaz del que no hay redención posible, el mundo de las drogas y los estupefacientes. Sin perder jamás el hilo, el relato de Rita Indiana Hernández se mueve como un remolino intenso en cuya periferia gravitan el humor, la rabia, el sexo, el miedo, la desolación y la muerte. Ella se vale de una serie de anécdotas breves, aparentemente inconexas, para atrapar en sus páginas la vorágine de ese mundo alucinado.

FERNANDO UREÑA RIB

Arturo Victoriano*

Envueltos en las festividades caprinas hemos pasado por alto la puesta en circulación del última narración de Rita Indiana Hernández: “La estrategia de Chochueca”.

Rita nos coloca frente a una realidad que ha permanecido oculta para la narrativa dominicana: una parte de la juventud de los 90. Por fin ha aparecido una voz, que como pedía Miguel D. Mena, se aparta del tema Trujillo. Estamos frente a la narración urbana, frente a una narración acorde con nuestros días y sobre todo con nuestras noches.

Adentrémonos en el mundo de la Estrategia. Trataremos de ver lo que creemos que Rita quiere que veamos.

Lo primero que surge es el enfrentamiento, en la mente de la narradora, entre lo real y lo virtual, típico enfrentamiento de nuestro mundo postmoderno.

“El cuerpo deformado del muerto y sus mil versiones se me aprecia en medio de la conversación mas despreocupada, el real que quedo detrás del circulo que los vecinos y peatones hicieron alrededor de él (…) Una u otra me parecían la misma “ pág. 10. Este enfrentamiento se va a dar, a veces no tan explícito, a lo largo de la narración, como en el caso del personaje Tony T., pegado a su computadora, pelado a caco, que consigue la información “chateando con la pana”. Esto nos va a empezar a sumergir en el mundo que comparten la narración y sus amgos/as. Ese mundo donde lo virtual tiene tanta o mas importancia que lo real, pero sin excluirse uno a otra.

La Estrategia es una narración escrita en dominicano de los 90, en un socio lector determinado, pero de fácil acceso. Este uso es un uso no afectado, se nota en la naturalidad del manejo del lenguaje por parte de la autora: traqueteaban, ropita nítida, eto tipo tanfundio, ect. Este tipo de lenguaje ha sido utilizado como elemento ornamental en otras narraciones dominicanas, es aquí parte esencial de la misma, constituye, junto con el aburrimiento de la generación aquí retratada, el hilo conductor a través del cual Rita Indiana nos guía por ese submundo donde esta la narradora.

También hace acto de presencia un lenguaje muy personal que se pude notar en ciertas expresiones como: papimamirichardclayderman, catacumbescas, tecleando con un ritmo de undotré mariposita e, etc. Asi como la presencia onomatopéyica típica del lenguaje dominicano “..sigue martillando pum pum pum sobre Verdi y toda su infame Traviata..” “La camioneta da saltos tuc tuc cada metro y medio..” Este onomatopeya mete al lector en la narración, lo obliga a trabajar con todos los sentidos y a ser cómplice del absurdo.

El aburrimiento generacional viene retratado en diferentes escenarios de la obra: “Era tarde y no tenia mas de veinte pesos, pero tenia diecisiete años y me aburría insoportablemente” (Pág. 14) A ello se suma el aplastamiento que opera la ciudad de Santo Domingo sobre los personajes, esa ciudad, que, al inicio del capitulo cuatro, la narradora se sueña en llamas, envuelta en fuego purificador, aunque ella se despierte antes de que se joda definitivamente la cosa.

Aparecen también los falsos héroes, los papas que hoy pasan factura por lo de ayer”.., y tiene en la mirada esa cosas rara de los que fueron torturados en los doce años y ahora trabajan junto los torturadores.” (Pág. 69)No hay en la narración ningún dejo ideológico. “Me daba cuenta de que todo da igual, al final todo es mentira, todos queremos un carrito japonés y una piscina (Pág. 70). Es una desilusión y un aburrimiento visceral, vivido desde el interior y aguzado por un medio inhóspito que niega a ese segmento de la juventud, de la cual la narradora es parte, alguna posibilidad de redención. Por eso los pequeños o grandes delitos que intentan dar color a una existencia gris y chata (“el tumbe” de las bocinas, las drogas, la falsificación de cheques, el uso fraudulento de tarjetas de crédito..

Esos padres que han dejado los hijos, “esta gelatina absurda.. después de tanto we want the world and we Wnt It, tanta carcajada histórica, tanto Marx y compañero para esto, esta brincadera de pequeñas bestias sin idea, este mac universo en el que o te tumbas a contemplar las burbujas en el screensaver o te tumbas…

En la “Estrategia de Chochueca” asoman los múltiples talentos de esta escritora, que aunque muy joven, ya ocupa un espacio entre las autoras a tener en la mira en los próximos años.

ARTURO VICTORIANO
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Arturo Victoriano es ensayista y abogado. Reside en alguna parte del Canada.
CORTESÍA DE CIELO NARANJA

 

 

Rita Indiana Hernández y la novísima narrativa dominicana

Néstor E. Rodríguez

University of Toronto

Aunque parezca un flagrante anacronismo, la narrativa de la nación que dominó el contexto inmediatamente posterior al surgimiento de la República Dominicana en 1844 ha permanecido prácticamente inalterada como matriz retórica fundamental hasta el presente, si bien en diversos momentos históricos su manifestación exhibe matices particulares. Me refiero a la idea de lo nacional elaborada por la intelectualidad decimonónica, preocupada sobre todo por teorizar la nación desde una perspectiva hispanocéntrica que obvia otros elementos importantes de la cultura dominicana. Se puede argüir que la violencia simbólica inherente a esa matriz discursiva ha provocado una especie de colonización interna en el imaginario social, lo cual hace del contexto dominicano un espacio idóneo para el análisis de orientación poscolonial. Por ser en la época de la dictadura de Trujillo (1930-1961) que este saber adquirió su formulación más acabada, en adelante me referiré al mismo como la “ciudad trujillista”.

Frente a semejante estado de cosas, la literatura dominicana de los años ochenta hasta el presente, especialmente la narrativa, evidencia un asedio frontal a los vestigios de ese saber uniformador. La estrategia de Chochueca (2000), de Rita Indiana Hernández, forma parte de esta corriente que ha procurado complicar las variables epistémicas que sostienen la ciudad trujillista en la actualidad. En la poética literaria de Hernández, al igual que en la de sus pares en Puerto Rico (Pedro Cabiya, Juan Carlos Quiñones), Cuba (Antonio José Ponte, Jorge Ángel Pérez) y República Dominicana (Aurora Arias, Rey Andújar), es posible identificar una semiosis específicamente urbana.En efecto, al tematizar el espacio urbano y las complicadas redes socioculturales que lo caracterizan, la narrativa de Hernández aprovecha la metáfora de la ciudad como laboratorio en el cual se juega con la posibilidad de una utopía política, una utopía representada en la ciudad como espacio englobador de posiciones de sujeto diversas. En este sentido, la narrativa de Hernández parecería proponer una contundente redefinición del sujeto dominicano que apunta por igual a la conformación de un nuevo texto histórico para el Santo Domingo de hoy.

Hernández pertenece al grupo de narradores que empieza a publicar en la década del 90. Sin embargo, en la República Dominicana su obra no ha disfrutado de la atención de la crítica especializada académica ni periodística. No resulta difícil relacionar el silencio de la crítica insular sobre la producción de Hernández al hecho de que su obra ejemplifica, acaso más puntualmente que otros textos de la literatura dominicana reciente, el impulso hacia una cartografía subversiva de la identidad dominicana.

En La estrategia de Chochueca, la ciudad de Santo Domingo se convierte en protagonista de lo narrado: la ciudad funciona simultáneamente como referente y eje vertebrador para los sujetos que la habitan y que se articulan como tal en esa íntima relación de interdependencia con el espacio urbano del Santo Domingo de fin de milenio.

El personaje de Silvia domina la narración de principio a fin. El acto aparentemente trivial de la entrega de unas bocinas robadas de un concierto pone en evidencia la existencia de un Santo Domingo subterráneo y marginal habitado por identidades subalternas. Estos sujetos de la diferencia–la juventud dominicana de los años noventa de diversos estratos sociales–pugnan por afincar en el imaginario urbano a la vez que escapan con narcóticos, orgías, alcohol, música y misantropía de esa cotidianidad social que no los apercibe:

[…] siempre acababan echándonos de todos lados, no es que fuéramos tan necios, era algo en la forma de sonreír, como si con nosotros y nuestro entrar en los baños de tres en tres, nuestro besarnos en la boca hombres y mujeres, nuestro reír con la boca llena, salpicáramos a los que nos miraban con una sustancia insoportable […]. (16)

A pesar de la aparente liviandad de sus impresiones, la narradora demuestra un obsesivo afán sociológico. Cada una de sus andanzas por la ciudad capital viene aparejada por algún tipo de reflexión sobre la realidad urbana circundante y los sujetos que la integran. En ocasiones este gesto implica una postura de cinismo frente a lo histórico, mediante la cual se convoca el pasado no para reconstruirlo a través de un proceso exegético, sino para parodiar y a la vez degradar el peso de ese discurso matriz de la nación que lo sustenta como monumento. La siguiente cita es ilustrativa de esta tendencia en el proyecto estético de Hernández:

El local empezaba a llenarse de gente como a la una, chamaquitos hermosos, todavía sin barba, bailoteando en esta gelatina absurda que nos han dejado nuestros padres, después de tanto que queremos, tanto we want the world and we want it, tanta carcajada histórica, tanto Marx y compañero para esto, esta brincadera de pequeñas bestias sin idea, este mac universo en el que o te tumbas a contemplar burbujas en el screensaver o te tumbas […]. (73)

La narradora pasa juicio a la generación precedente, que en su opinión debía haber propiciado el cambio democrático y así evitar la “gelatina absurda” del presente histórico. Ahora bien, este gesto de nostalgia hacia las utopías políticas que no llegaron a cuajar en la realidad dominicana de la postdictadura viene acompañado en la imaginación de la narradora de una actitud celebratoria de la pérdida de la historicidad en el imaginario de la juventud dominicana. Este curioso contrapunteo entre la añoranza típicamente moderna de la memoria histórica y el carácter lábil, escurridizo, de la historia como archivo en la estética posmoderna se convierte en el rasgo predominante de La estrategia. Incluso se podría interpretar el alcance de esa estética en la factura de la novela como una tentativa de plasmación de la posmodernidad en la literatura, tomando como marco la realidad socio-cultural urbana del Santo Domingo de actual. Esta hipótesis de trabajo obliga a vincular la novela de Hernández a la más reciente narrativa española e hispanoamericana. Me refiero a textos como Mala onda (1991) de Alberto Fuguet, Esperanto (1999) de Rodrigo Fresán, y Tokio ya no nos quiere (1998) de Ray Loriga, en los cuales la historia se ve tamizada por sistemas simbólicos de carácter aleatorio que la emplean a su antojo como un elemento más dentro de un continuo de posibilidades estéticas.

En La estrategia la historia dista mucho de ser el elemento aglutinante fundamental en la configuración del ideal patrio que está supuesto a ser asimilado por los individuos como un principio irrefutable. Por el contrario, el pasado monumental constituye, junto a la jerga de la subcultura de la juventud dominicana y los productos de la cultura massmediática, uno de los elementos que participan en el proceso cognitivo de la narradora por la geografía urbana.

Tanto Silvia como las demás figuras que pueblan el texto constituyen subjetividades nómadas que acentúan la prevalencia de lo híbrido y lo fragmentario en sus esquemas vitales. Puede que en ese modo de representar los personajes radique el mayor acierto crítico de La estrategia. Ciertamente, la preeminencia de la discursividad social, el lenguaje callejero y la parodia de los íconos culturales en esta novela evidencian la presencia de nuevas figuraciones de los sujetos surgidos en el proceso histórico dominicano actual. Se trata, ante todo, de una literatura abiertamente subversiva que se resiste a la nulidad al conferir presencia a subjetividades históricas ignoradas por el imaginario social. Un revelador ejemplo en este sentido surge en el momento en que la narradora describe el encuentro fortuito de un grupo de turistas y un vendedor de artesanías haitiano en Santo Domingo:

Luego el haitiano en la calle que viene a ofrecerles una estatuica de madera, que mejor comprársela que aguantar esa mirada de niño que odia y que le llena a uno como de miedos el pecho, no porque un vecino me dijera que los haitianos se comían a los niños, pues eso lo superé después de que los vi construir la mitad de la ciudad con sus brazos. (17)

Silvia, en tanto paseante urbana que rastrea los signos del entorno físico que la engloba, no parece comprender en su aparentemente liviano deambular las implicaciones de irreverenciade sus desplazamientos por la ciudad: “La sola acción de andar ofrece posibilidades inevitables; se camina sin pensar que se camina, más bien tintineamos las caderas acompasando las piernas a la cadencia autómata” (10). Lo cierto es que ese acto casi reflejo del caminar por la ciudad “transforma,” como señala Michel de Certeau, “en otra cosa cada significante espacial” (110). La precisión de de Certeau, surgida de su certeza en la textura “discursiva” de los desplazamientos individuales por la ciudad, viene a cuento con la lectura de La estrategia como contranarrativa de la nación dominicana.

Para de Certeau el “andar” implica, ante todo, un “espacio de enunciación” (110). El paseante articula un texto propio y siempre cambiante sobre la superficie física de la ciudad; por medio de ese desplazamiento que no cesa, el sujeto que atraviesa la topografía urbana afinca involuntariamente su persona discursiva. El personaje de Silvia, al igual que los demás personajes de la novela de Hernández, activa este proceso por medio del cual el paseante inscribe las señas de su identidad en el texto abierto de la urbe, en este caso una ciudad atravesada por los ecos autoritarios del pasado y el nuevo orden llamado a superarlo. Esta coyuntura histórica se representa en La estrategia de diversas maneras. Una de ellas es la descripción de la ciudad de Santo Domingo como un “laberinto de pelusas” (18), en donde las connotaciones de exceso y suciedad apuntan claramente a un proceso de purgación inconcluso. Otro modo en que se dramatiza la tensión simbólica entre estas ciudades antagónicas que conforman la realidad dominicana de fin de milenio es la representación de Santo Domingo como un organismo cuya perfección es cotidianamente deshecha por los desplazamientos individuales:

Se sigue caminando hasta que todo vuelve a partirse en pedacitos inconexos, como siempre, es lo normal… la ciudad debería quemarse pero no lo hace, bullendo, silbando con una cosa de gato, de horno medieval, mantiene su sábana de locos y orangutanes, de corbatas mal amarradas y travestis que se comen un mango agarrándose las tetas, la ciudad quemándose ciega, partiéndose en pedacitos, deshaciendo su perfección intolerable. (53)

La agencia histórica conferida en la novela al personaje de Silvia como paseante urbana que mina con su paso la forzada firmeza de la ciudad pone de relieve lo que Fredric Jameson denomina en su análisis del momento posmoderno la “estética de la cartografía cognitiva” (69). Con esto se refiere, entre otras cuestiones, al modo en que el sujeto se representa su situación en el espacio tanto físico como simbólico de la ciudad. En este sentido, un “mapa cognitivo” dentro de la cotidianidad urbana sería uno en “que el sujeto individual, sometido a esa totalidad mayor e irrepresentable que es el conjunto de las estructuras sociales como un todo, pueda representarse su situación” (Jameson 70). Los personajes de La estrategia simbolizan esa forma de resistencia reservada al individuo en la esfera de lo micropolítico. En sus andares por la topografía de la capital dominicana es posible identificar un claro desfase entre el paradigma de identidad cultural surgido de la ciudad trujillista –ese que sigue vigente como santo y seña de la cultura política dominicana–, y una ciudad distinta, marcada por el entrecruzamiento de conductas, discursos y niveles de comunicación heterogéneos. Ciertamente, en la práctica de escritura de Hernández, como en buena parte de la imaginación literaria insular y diaspórica, la correspondencia tensa entre esas dos ideas de ciudad trae aparejado el cuestionamiento de los mores y la ética institucional de esa cultura unificadora que ha definido históricamente el ethos nacional dominicano.

Obras citadas:

De Certeau, Michel. La invención de lo cotidiano I: artes de hacer. Trad. Alejandro Pescador. México: Universidad Iberoamericana, 1996.

Hernández, Rita Indiana. La estrategia de Chochueca. Santo Domingo, Rep. Dominicana: Riann, 2000.

Jameson, Fredric. Teoría de la postmodernidad. Trad. César Montolío y Ramón del Castillo. Barcelona: Trotta, 1996.

CORTESÍA DE CIELONARANJA.COM

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