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Silvano Lora

April 6, 2019 By dillon Leave a Comment

VANGUARDIA ARTÍSTICA DE

SILVANO LORA

FERNANDO UREÑA RIB

 

 

 

Los Setenta Años de Silvano Lora

Siendo aún muy joven, Silvano Lora cumple en estos días sus 70 años. Su nombre detona petardos en ciertos círculos, altercados, vehemencias. Quienes mejor le conocen sostienen que Silvano Lora tiene las maneras y el perfil inconfundible de un Quijote, un exquisito don de gentes, y una cultura amplia y cimentada. La falange disidente le enristra, como a Neruda, su relación de amor y odio con la burguesía. O más bien, con los “discretos encantos de la burguesía”. Pero hay mucho más en él.

Silvano Lora es en realidad un príncipe. Él, en su modestia, no lo admitiría. Pero basta mirarlo para saber que estamos frente a un hombre de estatura superior, en más de un sentido: Noble por derecho propio, íntegro, de indomable arrojo, de inquebrantable solidaridad humana. Noble, sí. Sin otro escudo o adarga que no fuese su obra plástica; y en ella, el mensaje de lucha sempiterna en favor de las clases hambrientas y oprimidas.

Setenta años y sigue siendo un joven radiante de utopías y de sueños. Para celebrarlo sus amigos nos reuniremos con él en el sótano del Museo de Arte Moderno que parece, en el buen sentido, una caverna. La misma platónica caverna de Saramago. Allí, sin los grandes reflectores de la publicidad, se presenta su última producción. El estilo (ese don particular y único que proviene directamente de las manos) es auténtico. Silvano Lora descubre un nuevo cauce para aquella masa difusa que la crítica contemporánea llama “Objetualidad”. Sobre los muros una obra objetual de peso, madura y sin embargo tierna, y poderosa, sobria, hermosa. ¿Por qué renunciar a la belleza? Esta es otra belleza. Es la suya.

Silvano no cesa de sorprendernos. Al frente de la vanguardia su lucha es la misma. Él cambia de estrategias, de trincheras, de escaramuzas. Su voz no se apaga. Pocos saben como él transformar la materia, moldearla, bruñirla. Objeto que él toca, lleva su sello. Puede que se trate de cartones, de bronces, de cobres, aluminios u hojalata; que sea tierra (como en aquellas Pinturas Negras). Estas obras se destacan sobre la mediocridad circundante, elevándose en la llanura como las aspas de un molino que golpeara el viento con su señal de alerta. Es la lúcida poesía de sus sueños. El viejo anhelo de que se repartan equitativamente los panes y los peces multiplicados. No espera ya un milagro. Alza un tenedor ferroso y lúgubre, un índice acusador. El aguerrido artista denuncia a todo pulmón la dolorosa historia del hambre.

En las altas esferas su grito apenas se escucha ahogado por el ruido de opulentos comensales que devoran sobre la mesa manjares y exquisiteces. “Los ricos ni dan ni dicen dónde hay. A la larga, el dinero guardado nos empobrece a todos.” Silvano Lora no rehuye su compromiso histórico. La obra de arte, silente, es un golpe sobre la mesa. No se trata de panfletos, ni pasquines. La imagen misma cuestiona e induce a la reflexión. El espectador advierte el quejido, pero también la esperanza. Las experimentadas manos que construyen el mensaje son las de un hombre tenaz que ha recorrido el mundo. No son pocos los países, ni las anécdotas, ni los personajes, ni las tertulias. Ni menos las angustias, ni los días de rejas, ni los años de exilio. La pátina de ese dolor recubre las obras ensambladas con pasión, pero sin amargura. Sobre su Rocinante Silvano Lora, grave ycircunspecto, cabalga a buen trote todavía.

FERNANDO UREÑA RIB

 

“No perdono a la muerte enamorada,/ no perdono a la vida desatenta, /no perdono a la tierra ni a la nada”. Estos versos de Miguel Hernández dedicados a su amigo Ramón Sijé (‘‘Elegía’’) nos vienen a la mente al hablar del libro “La inmensa humanidad de Silvano Lora”.
De la vida de este notable artista se puede hablar por siempre. Una primera y destacada voz es la de Alberto Lara quien recopiló los principales discursos en su memoria luego de su desaparición física.
El libro, titulado “La inmensa humanidad de Silvano” recoge los panegíricos pronunciados por sus amigos y familiares cuando, de manera paradójica, la tierra esperaba por el cuerpo del artista mientras su alma trascendía todo lo terrenal.

Apoyado en fotografías que lo muestran en diversos momentos de su vida artística y humanitaria, Lara consigue subordinar el texto a unas imágenes fotográficas que parecen gritar: “Silvano el filántropo; Silvano el artista; Silvano el idealista; Silvano el amigo”. Sí. Las gráficas hablan por sí mismas. La historia de ese creador no necesita ser contada, pero tras su “muerte”, los amigos -todos de acuerdo en lo relativo de la partida- decidieron continuar hablándole con unos discursos que, lejos de ser elegías, más bien constituyeron odas a un amigo que partió de manera física.
Entre las reflexiones se encuentra la de su hija Quisqueya y los de sus amigos Narciso Isa Conde y Tony Raful. En su oda, la hija de Silvano dijo: “Hay hombres que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles” . Ella acudió a la frase de Bertold Brech para describir lo que significó su padre, pues entendió que, en ese momento, ninguna frase lograría definir mejor a su progenitor.

“Que la muerte se avergüence, que la recrimine el amor, que la canjee el espíritu encantado de las islas…”, así empezó Raful su reclamo a la muerte. Sin embargo, continuaba hablando de su amigo en tiempo presente: “Silvano es un ser excepcional”.

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Francisco Zuniga

April 6, 2019 By dillon Leave a Comment

LA SOSTENIDA MAESTRÍA DE

FRANCISCO ZÚÑIGA

FERNANDO UREÑA RIB

 

 

La ternura maternal parece yacer, como esencia misma, como materia prima, en las esculturas y pinturas de Francisco Zúñiga.  Maternidad que se reviste a veces de trabajo y faena cotidiana, de ocios y letargos, de una innegable sensualidad plástica. Zúñiga es un estudioso de la mujer, de sus poses, de su conducta, de sus maneras, de sus formas. Nada le desvía de esa intención. Las figuras, anatómicamente generosas, ampulosas y gratas se afincan sobre la tierra misma para sembrarla en una cíclica apología de la fecundación.

FERNANDO UREÑA RIB

OBRAS DE FRANCISCO ZÚÑIGA


Francisco Zúñiga. La tierra sustantiva
por Jaime Moreno Villarreal

En numerosas ocasiones, Francisco Zúñiga (Guadalupe, Costa Rica, 1912 – México, DF., 1998) expresó sus dificultades para trabajar de memoria. No era que careciese de destreza, todo lo contrario: era un extraordinario dibujante que conocía la anatomía hasta un punto más que sensible, afectivo. Si algo temía Zúñiga -consciente de las restricciones de su repertorio temático y figurativo- era la estilización, el repetirse y volverse previsible. El artista necesitaba desprenderse de su propia manera, tan característica y reconocible, para plantarse cada vez, en cada recomienzo, lejos de toda seguridad, en las lindes de la insatisfacción.


Podemos afirmar que fue en el dibujo con modelo donde el artista libró ese combate de cada día contra la banalidad. Zúñiga dibujaba a diario. Sus apuntes y dibujos de mujeres indígenas eran el punto de partida de su escultura y su grabado, pero constituían asimismo el documento de información visual -recogida, por ejemplo, en un mercado- en que elaboraba ya soluciones técnicas. De dibujo en dibujo (pues el maestro volvía una y otra vez sobre sus apuntes), el escultor vislumbraba la síntesis del bulto. Véase Mujeres conversando, 1980, o Arcos de Izamal, 1982: en estos dibujos las poses de las mujeres están plausiblemente dispuestas para trasladarse a la escultura. Zúñiga era un enamorado de la recomposición. Si bien trabajaba con modelo, difícilmente podrá hallarse una obra suya en que se entregue francamente al realismo.

Su intento no era la copia del natural, sino la reducción del cuerpo a formas telúricas; extraía una forma humana sustantivada en tierra o piedra y la elaboraba volumétricamente en el espacio con otras figuras. Un ejemplo radical de esto es el bronce Grupo de tres mujeres sentadas, 1986, cuya factura muestra la preparación en barro de la pieza. Si bien a partir de mediados de 1950 -época en que el indigenismo va de salida en el espectro del arte mexicano- la obra de Zúñiga posee un lenguaje y una coherencia tal que se reconoce de golpe, él siempre fue un investigador de lo nuevo, un investigador casi microtonal que buscaba mejorar a cada paso, e incluso abandonaba alguno de sus logros cuando le satisfacía. Zúñiga insiste en la imagen de la mujer indígena, pero abstrayéndola de retórica.


A cada paso, en sus dibujos se hacen evidentes preocupaciones de escultor: el equilibrio físico, la estabilidad, la amplitud, el estudio de grupos en su dinámica, la definición de luces y sombras según huecos y protuberancias que conforman volúmenes, y aun la horizontalidad con la que el maestro conjuraba (y sostenía) cierto enfático impulso vertical muy suyo. Así, en sus grupos dibujísticos suele mantener una línea horizontal equilibradora, ya sea explícitamente trazada (como en Lavanderas, 1984) o construida por el eje compuesto de las caderas y los vientres de las figuras de pie (como en Grupo de mujeres de pie, 1976), línea que describirá asimismo en sus grupos escultóricos. Otros elementos reiterados de sus esculturas femeninas aparecen aquí y allá en sus dibujos, por ejemplo el regazo ahuecado por la falda, o la mano que da apoyo al mentón (Dos mujeres sentadas, 1975).


Francisco Zúñiga comenzó su carrera como pintor (Paisaje con niño en rojo, 1948 y Paisaje de Chiapas, 1951), y a pesar de haber abandonado la pintura en 1954, durante toda su trayectoria se siguió ocupando del dibujo y los valores colorísticos, especialmente a través del pastel y la acuarela. Por ser dibujante muy dotado, Zúñiga pudo hacer de sus apuntes una estación autónoma valorada por los coleccionistas como obra terminada, aunque el maestro insistía en concebirlo como un punto de partida y una guía para obras posteriores.
En múltiples casos el dibujo, la litografía y la escultura están ligadas en cadena (y no necesariamente en ese orden previsible). Por ejemplo, en la gestación de una de sus esculturas más aclamadas, Grupo frente al mar, 1984 -grupo escultórico que obtuvo el primer premio “Kotaro Takamura” en la Tercera Bienal de Escultura de Japón, y del que en esta oportunidad pueden apreciarse dos estudios preparativos, uno en bronce, 1983, y otro en crayón sobre pastel, 1984-. Antecedentes de estas piezas son varias litografías editadas a fines de los años setenta por Jerry Brewster en Nueva York, especialmente Mujeres frente al mar, 1978, de la cual existen dos estados, uno “diurno” y otro “nocturno”. Ya aparecen ahí las dos mujeres pescadoras que dan la cara a la brisa marina que agita sus faldas. Falta la figura masculina, pero las complementa una barca vista de proa sobre la que se tiende, como otro horizonte, un largo remo.


La barca desaparece y el remo es recuperado en manos de un pescador con sombrero que complementa el grupo en la versión en bronce de 1983. Ésta, a su vez, es estudiada en el dibujo de 1984, en el que se da fuerte definición volumétrica a los cuerpos de las mujeres -una anciana, “la abuela” que aparece en tantos grupos de Zúñiga, y otra mujer seronda de enorme barriga-, en parte mediante el vuelo de sus ropas. En la versión definitiva y monumental, uno de cuyos ejemplares se alza en el Museo Hakone en Japón, el sombrero del pescador ya ha desaparecido. El hombre le da la espalda al mar, mientras que las mujeres parecen desesperar por un viento que presagia tormenta. Esta obra maestra fue concebida, así, tanto en el bulto como en el papel.


Algunos de los dibujos contenidos en la presente muestra establecen correspondencias con obras principales de Zúñiga. Por ejemplo, el pronunciado escorzo de la Mujer sentada, 1980, evoca por un instante la litografía Soledad acostada, 1973, una de las obras definitorias de su lenguaje plástico. Esa Soledad debió ser una modelo muy estimada por Zúñiga; sus rasgos faciales únicos y, de algún modo, colectivos y absolutos son los del extraordinario bronce Mujer sentada, 1975, que en esta oportunidad se exhibe, obra depuradísima que resume algunas de las inquietudes fundamentales del escultor: el equilibrio entre hieratismo y belleza, así como el aporte del arcaísmo de la escultura mesoamericana a la plasticidad de las corrientes internacionales.


Otro dibujo que exhibe correspondencias con obras más conocidas es Mujer con paño, 1980, cuyo despliegue de hombros lo señala como afín a los estudios que hiciera el artista para el relieve en bronce El tendedero, 1980. De nueva cuenta, un dibujo intermedio, del mismo título que el relieve, revela que Zúñiga estaba investigando por ese tiempo la postura frontal de una mujer colgando una sábana de un lazo, gesto que en el dibujo exhibido se restringe al arreglo de su gran paño al que, por un momento, podríamos sustituir por la imagen de una mujer colgando una tela en el tendedero. A su vez, esas sólidas piernas semiabiertas nos devuelven a aquella pescadora corpulenta que recibe de frente el viento del mar, y asientan la característica estructura trapezoidal del cuerpo femenino en la obra del artista, por medio de la cual logró entablar una imagen de aplomo relacionada con la fertilidad y la pertenencia a la tierra, definitoria de su vocación indigenista.
La misma estructura nos permite allegar de modo insólito la obra de Zúñiga a la de otro artista centroamericano, mexicano por adopción: Carlos Mérida. En su etapa más geométrica, inaugurada en los años cincuenta, las estructuras triangulares y trapezoidales se hacen características de la abstracción antropomórfica en la obra de Mérida. Ambos artistas son señeros de la segunda etapa del indigenismo en México, posterior a la crisis de las políticas integradoras de la posrevolución. Si sus trayectorias fueron divergentes (Carlos Mérida fue un vanguardista polifacético, cuyos intereses múltiples fluctuaron de la música y la danza a la arquitectura, mientras que Zúñiga se mantuvo como un crítico de los movimientos de vanguardia) es indudable que, en el saldo final del siglo XX, ambos artistas constituyen los ejemplos más acabados, aunque ciertamente distantes, del impulso indigenista en la plástica mexicana, más allá de los primeros logros del muralismo y del Taller de la Gráfica Popular.


En su concepción de la mujer indígena, Francisco Zúñiga permanece como un artista que jamás cedió al paternalismo oficial, en la medida en que libró su diario combate contra la banalidad de la representación estilizada. En sus propias palabras: “Siempre tengo los mismos problemas para resolver una figura, siempre me encuentro con que ignoro todo lo que he hecho antes, y a pesar de que a veces repito una figura, me es igual, no se me da de memoria una mano o una cabeza…”

 

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Domingo Liz

April 6, 2019 By dillon Leave a Comment

EL OZAMA DE 

DOMINGO LIZ

FERNANDO UREÑA RIB

             

 

Vale la pena adentrarse en el equívoco laberinto de calles que desemboca en la Casa Jardín de Ada Balcácer, para ver la exposición “Escritura del Ozama” que Domingo Liz presenta allí desde hace unas semanas.

Liz es un maestro dominicano cuya obra posee calidad y trascendencia universales comparables a la de los grandes maestros latinoamericanos del siglo XX. La declaración no es aventurada ni gratuita. Está sustentada en sus largos años de ejercicio magisterial, en la nitidez y hondura de su oficio y en una concepción creativa muy propia de su quehacer.

Que sepamos, sin embargo, la obra de Liz ni ha sido lo suficientemente prolífica ni ha tenido la difusión extensa que ostentan otros maestros, coetáneos suyos, . Esta breve y contundente colección de pinturas demuestra que él la merece.

Domingo Liz contempla y plasma su visión de la evolución y el deterioro del paisaje en torno al río Ozama ocurrido en el lapso de cuatro décadas. Esa visión, como se revela en las pinturas que presenta, es a veces la visión de un niño. La visión pura de un niño, cabría decir. De un niño exaltado, apasionado, vehemente. Pero su mano, es la mano paciente y diestra del maestro. Reunir en una obra la fresca visión de un niño y la mano perspicaz de un maestro es uno de sus grandes logros. Miró, Chagal y Picasso se valieron de ese poderoso recurso. Y en áreas como las de la música y la literatura se podría afirmar que esa visión y ese espíritu asoman de igual modo en Mozart y en Neruda, por ejemplo.

Sin embargo, la similitud termina ahí. Porque la obra de Liz es el testimonio de una realidad presente, palpitante y nuestra. La humanidad es la que se desborda sobre las márgenes del Ozama. No. No es el río el que crece con desmesura. Son los habitantes que se arriman desde los campos, desde los pueblos pequeños y olvidados, desde las áridas dunas del occidente isleño. El Ozama los acoge y poco a poco aquella enmarañada vida selvática se transforma en otra maraña. Techos de dos aguas, alambres, cartones y enlates transfiguran el verdor de la foresta en el gris ansioso y pululante de las fabelas.

Aparte de sus innovaciones estéticas, la obra de Domingo Liz contiene juicios sociales, económicos y políticos que implican tanto una profunda reflexión como una decepción. Los políticos y la clase económicamente poderosa del país han dado la espalda al río Ozama y en vez de convertir sus riveras en hermosos paseos residenciales lo dejaron convertirse en un atolladero.

Por supuesto, las ensimismadas y poderosas clases dirigentes no atendieron las causas que provocaron esa dolorosa migración, ni advirtieron la riqueza y suntuosidad de esas nobles riveras. Históricamente resulta una conducta extraña, porque lo primero que se procuraban conquistadores y colonizadores era un río. Desde las aguas mansas y profundas del Ozama partieron muchas de las grandes hazañas de la conquista.

Ahora la historia es otra. Y Domingo Liz la cuenta. Este narrador conoce las anécdotas del río y de esa muchedumbre que aprendió a gozarlo. Ningún otro pintor dominicano es capaz de construir y reconstruir como él sus escenas de algarabía, de miseria o de duelo. Para la proyección de ese hervidero humano Domingo inserta personajes y objetos, seres apasionados, gente contenciosa o feliz que se burla de la vida y del destino como única manera de subyugarlos.

Todas las armas son válidas. Domingo Liz retrata un mundo que los dominicanos en general ignoramos, pero que está allí y por todas partes nos rodea y nos acecha. Albañiles improvisados, plomeros que no saben la diferencia entre un caño de agua caliente y otro de agua fría, electricistas que se juegan la vida y se tragan los cables. Pero también el señorón del colmado que les paga y la joven señora que los seduce. La ironía es, sobre todo, su arma favorita. Y allí, bajo el caudaloso fluir del Ozama se desborda tanto el dolor como el sutil humor del maestro.

FERNANDO UREÑA RIB

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Eligio Pichardo

April 6, 2019 By dillon Leave a Comment

DRAMA HUMANO EN

ELIGIO PICHARDO

FERNANDO UREÑA RIB

 

Eligio Pichardo es sin duda uno de los pintores dominicanos de mayor fuerza dramática.  En sus lienzos más celebrados del principio de su carrera se caracterizaba este artista, oriundo de Salcedo, en la región del Cibao, por  gruesos empastes gestuales que se sostenían sobre el andamio de una  estructura compositiva geometrizante. Se trata de una pintura sin temores, que asume con valentía el riesgo de la denuncia pública a través de parábolas visuales y un ácido humor que enfatiza lo absurdo de los cánones sociales. 

Eligio fue uno de los primeros egresados de la  Escuela Nacional de Bellas Artes (1948) donde fue profesor de Dibujo junto a los maestros Manolo Pascual y Josep Gausachs. En el 1954 obtuvo una beca  del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, España.

Participó en las Bienales de Sao Paulo, París, México y en la Bienal de Madrid, donde obtuvo el Premio Nicaragua y Medalla de Oro. En el 1958 ganó el Primer Premio Bienal de Santo Domingo, con el cuadro “El Sacrificio del Chivo”. En el 1960 el Segundo Premio con la obra “Crepúsculo en una Aldea” y el Gran Premio de pintura de Bellas Artes en Escultura en el 1948. Fue seleccionado para la colectiva organizada por la Asociación Médica de Puerto Rico, titulada “Maestros del Continente”. Fue contratado por la Galería The Contemporaries de Nueva York para exponer sus obras en 1961, ésta fue comentada por prestigiosos diarios de New York, como The New York Times, Journa American, The Herald Tribune.

Sus cuadros están en colecciones privadas en el país y en el extranjero, como el Museo Metropolitano de Nueva York, el Museo Metropolitano de Miami, el Museo de Arte Moderno de México, en el de Arte Contemporáneo de Madrid y la Galería de Arte Moderno.

 

 

 

ELIGIO PICHARDO

Nació en Salcedo en 1929 y murió en Santo Domingo, en 1984.
En 1948 se graduó en la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde después ocuparía el cargo de profesor de dibujo.

En 1954 fue becado por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, España. Realizó numerosas exposiciones en el país y en el extranjero y participó en numerosas bienales: Sao Paulo, Paris, México y la Bienal de Madrid, donde obtuvo el Premio Nicaragua y Medalla de Oro.

En el 1958 ganó el Primer Premio de la Bienal de Santo Domingo con el cuadro “EI Sacrificio del Chivo”; en el 1960 obtuvo el Segundo Premio con la obra “Crepúsculo en una Aldea” y el Gran Premio de Pintura de Bellas Artes en Escultura en 1948.

Fue seleccionado para la colectiva organizada por la Asociación Médica de Puerto Rico titulada “Maestros del Continente”; y luego en el 1961 fue contratado por la Galería The Contemporaries de Nueva York para exponer sus obras, las cuales fueron comentadas muy favorablemente por diferentes periódicos norteamericanos.

Sus cuadros están en varias colecciones privadas en el República Dominicana y en el extranjero, como el Museo Metropolitano de Nueva York, el Museo Metropolitano de Miami, el Museo de Arte Moderno de México, en el Arte Contemporáneo de Madrid y la Galería de Arte Moderno. También han sido expuestas en la Galería Sarduy de Nueva York, Nader, de Santo Domingo, Signs de Nueva York y Galería de Arte Moderno de Santo Domingo.


Pichardo es un pintor plena de síntesis y original dramatismo. Su expresivo cabalgamiento sobre simbolismos antillanos a los que imprime elementos de la cultura mulata y de la composici6n social dominicana, tiene poder sociológico. Combina variadísimos aspectos cromáticos y estilísticos en amplio repertorio pictórico. Eligio Pichardo es de los pintores con mas conciencia del oficio que han tenido las artes plásticas nacionales en los últimos años. Es el artista que más ha traducido las vivencias personales desde una técnica acentuada y variada.


Citando a Jeannette Miller: “Eligio Pichardo inicia su obra con un marcado interés nacionalista. Dentro de un dramático expresionismo deformante, el hambre y los ritos de nuestro folklore componen su temática trascendente que influye en los inmediatamente más jóvenes que él. Su intención de expresar el tiempo y la geografía que le tocó vivir le hizo escoger las expresiones mas dramáticas y elocuentes del arte universal pretendiendo ser un eslabón más. Esa intención universalizante lo situó en derroteros formales diferentes que encasillaron su obra por otros lenguajes transformando su inicial agresividad antillana”.

Ha sido considerado como uno de los iniciadores de la pintura moderna dominicana.
Eligio Pichardo es de los pintores con mas conciencia del oficio que han tenido las artes plásticas nacionales en los últimos años. Es el artista que más ha traducido las vivencias personales desde una técnica acentuada y variada.

 

TOMADO DE LAS PÁGINAS DEL MUSEO BELLAPART

 

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Jose Perdomo

April 6, 2019 By dillon 1 Comment

LA IMAGINACIÓN EXALTADA DE

JOSÉ PERDOMO

Fernando Ureña Rib

VER  las pinturas de José Perdomo equivale a adentrarse en las entrañas mismas de su tierra candente, de su isla de fuego, de sus ritos ancestrales. Esa isla es la de Santo Domingo y esos ritos son los de la  magia exaltada de un pueblo que sabe vivir y que aprendió, a través del dolor y la amargura, a descubrir el color, la alegría, la esperanza.   Memorias infantiles, exaltadas por ese ritmo mágico de tambores y atabales, asaltan estos lienzos y lo reclaman para un paraíso en que todavía no se impone la fatalidad.

Pintura de untura libre y de arriesgada composición que estremece el sentido de la vista,  desbordando los límites de lo hasta ahora permitido y jugando con riquezas texturales y estridencias cromáticas que sólo José Perdomo puede manejar con intuitiva sabiduría.

 

FERNANDO UREÑA RIB

 

Jose Perdomo 

(Santo Domingo, República Dominicana.- 1952 )


ESTUDIOS
 • EXPOSICIONES INDIVIDUALES • EXPOSICIONES COLECTIVAS
OBRAS EN COLECCIONES PERMANENTES • PREMIOS Y GALARDONES


ESTUDIOS:

1961-65Escuela Nacional de Bellas Artes, Santo Domingo, República Dominicana.1961-1963Taller de Pintura Paul Giudicelli, Santo Domingo, República Dominicana.1963-65Taller de Pintura Gilberto Hernández Ortega, Santo Domingo, República Dominicana1968-70

Pratts Graphics-Ponce de León y Luis Cannitzer, New York, Estados Unidos
EXPOSICIONES INDIVIDUALES:
1966
Palacio Nacional de Bellas Artes, Santo Domingo, República Dominicana
1980
Cayman Galley, New York, U.S.A.
1982
Cayman Galley, New York, U.S.A.
1984
Galería Altos de Chavón, La Romana, República Dominicana
Museo Nacional de Arte Moderno, Santo Domingo, República Dominicana.
Museo de las Casas Reales, Santo Domingo, República Dominicana
1985
Galería de Arte Palewonski, Santo Domingo, República Dominicana.
Galería de Arte Artesana, Santo Domingo, República Dominicana
1986
Galería de Arte Boinayel, Santo Domingo, República Dominicana
Galería de Arte Arteresa, Santo Domingo, República Dominicana
Instituto Dominicano de Cultura Hispánica.
1987
Instituto Dominicano de Cultura Hispánica. Y Editora Taller
1988
Fundación Internacional de Arte Praxis, Lima, Perú
Centro de de la Cultura de Santiago de Los Caballeros, R.D.
1989
Fundación Internacional de Arte Praxis, Lima Perú.
Casa Rodrigo de Bastidas, Santo Domingo, República Dominicana.
Fundación Internacional de Arte, Lima , Perú.
1990
Museo Nacional de Arte Moderno, Santo Domingo, República Dominicana.
Galería Arawak, Santo Domingo, República Dominicana.
1991
UASD, Santo Domingo, República Dominicana.
Museo Nacional de Arte Moderno, Santo Domingo, República Dominicana
1992
Carib Gallery, New York, U.S.A.
1993
Praxis México Arte Internacional, México, D.F.
1995
Miami International Art Exposition, Miami, Florida, U.S.A.
Banco Hipotecario Dominicano, Santo Domingo, República Dominicana.
1996
Miami International Art Exposition,, Praxis International México
Cuartel de Ballajá, San Juan, Puerto Rico., U.S.A.
Galería Coabey, San Juan, Puerto Rico, U.S.A.
1997
Miami International Art Exposition,, Praxis International México
Festivales Internacionales de Lima, Perú.
1998
Museo de Las Américas, San Juan, Puerto Rico.
1999
Miami, Florida, Estados Unidos.
2000
Galería Habitante, Panamá

EXPOSICIONES COLECTIVAS:

1966-79
Alianza Francesa, Santo Domingo, República Dominicana
UASD, Santo Domingo, República Dominicana.
Spanish American Painters And Sculptors, Brooklyn Museum, New York
Spanish American Painters And Sculptors, Bronx Museum, New York
Manufactures Hanover, Trust Company, New York.
Cayman Gallery, New York
1982
Concurso E. León Jiménez Bienal de Grabados, Cayman Gallery, New York.
Galería Arteresa .
1983
Bienal de Santo Domingo, Santo Domingo, República Dominicana.
Hotel Sheraton, Santo Domingo, República Dominicana.
1985
Instituto Dominicano de Cultura Hispánica, Santo Domingo, República Dominicana.
Boinayel Galería de Arte, Santo Domingo, República Dominicana.
1986
Colegio Dominicano de Artistas Plásticos, Santo Domingo, República Dominicana.
Museo de Arte e Historia, San Juan, Puerto Rico.
Universidad de Puerto Rico, Río Piedras.
Bienal de Miniatura, Del Bello Gallery, Toronto, Canadá.
Panorama de las Artes Plásticas Dominicanas 1950-1986, Santo Domingo, República Dominicana
1987
CICLA, Lima, Perú.
Museo de Arte Italiano, Lima, Perú.
Casa Rodrigo de Bastidas, Santo Domingo, República Dominicana.
1988
Fundación de Arte International Praxis, Buenos Aires.
Centro Des Arts de la Cultura, Pointe-a-Pitre, Guadalupe.
Dominican Tourist Information Center, Inc., New York.
Instituto Dominico Americano, Santo Domingo, República Dominicana.
Galería de Arte Arawak, Santo Domingo, República Dominicana.
Galería Deniel’s, Santo Domingo, República Dominicana
1989
Museo de Arte Moderno, Santo Domingo, República Dominicana.
Musée de Luxenburgo.
II Bienal de Cuenca, Ecuador.
Embajada de polonia en Ecuador.
1990
Bienal de Artes Plásticas de Santo Domingo, República Dominicana.
XXII Festival Internacional de la Pintura, Cagnes-Sur-Mer, Francia.
Galería Samagra, Paris.
1991
Altos de Chavón, La Romana, República Dominicana.
Galería Arawak, Santo Domingo, República Dominicana.-
Salón de Arte Bijoux Wizo, Caracas, Venezuela.
1992
Miami Beach Convention, Miami Beach , Florida, U.S.A.
1993
Galerías Habitante, Panamá.
Bienal Nacional de Artes Plásticas, Museo de Arte Moderno, Santo Domingo, República Dominicana
Concurso E. León Jiménez, Santiago, República Dominicana.
1994
Primer Concurso de Pintura Hoteles Barceló, Santo Domingo, República Dominicana.
Carib Art Gallery, New York.
Chicago International Art Exposition, Chicago, U.S.A.
Feria Iberoamericana de Arte (FIA), Caracas, Venezuela.
1995
Feria International en Francfur, Alemania,
International Art of Bruselas, Bélgica.
II Bienal del Caribe, Santo Domingo, República Dominicana.
1996
C & K Ogrzy Collection Fair International Frankfurter, Alemania.
1997
Festival de las Artes Plásticas, Museo de Arte Moderno, Santo Domingo, República Dominicana.
1998
San Juan, Puerto Rico.
1999
Japón.
2000
Bonn, Alemania.

PREMIOS:

1964
Premio de Pintura, Escuela Nacional de Bellas Artes, Santo Domingo, R.D.
1986
Máximo Galardón Ilustración Poema de Pedro “Hay Un País en el Mundo”.
1989
Mención de Honor, Segundo Salón Nacional de Dibujo, Galería Arawak, Santo Domingo, República Dominicana.
1991
Mención de Honor, Segundo Salón Nacional de Dibujo, Galería Arawak, Santo Domingo, República Dominicana Mención de Honor, Segundo Salón Nacional de Dibujo, Galería Arawak, Santo Domingo, República Dominicana
1992
Premio Dibujo , 18va. Bienal Nacional de Artes Visuales, Museo de Arte Moderno.
Primer Premio de Dibujo, 14vo. Concurso de Arte E. León Jiménez, Santiago, República Dominica.
Medalla de Oro, Primera Bienal Internacional de Centro América y el Caribe, Museo de Arte Moderno, Santo Domingo, República Dominicana.
Primer Premio de Pintura, Gran Hotel Lina, Concurso de Arte Hoteles Barceló, Santo Domingo, República Domicana.
1994
Premio de Pintura, 4ta. Bienal Internacional de Pintura, Cuenca, Ecuador.
1996
Primer Premio de Pintura, 20ma. Bienal Nacional de Artes Visuales, Museo de Arte Moderno, Santo Domingo, República Dominicana

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