MARÍA CASTILLO
REÍR Y LLORAR, MÁS ALLÁ DEL TEATRO
YNMACULADA CRUZ HIERRO
Cuando en República Dominicana se piensa en un rostro de teatro uno de los primeros que llegan a la mente es el de María Castillo. Y es que esta verdadera diva criolla de las tablas no ha hecho más que dar todo su talento a este arte. Por lo menos en las últimas tres décadas un escenario ha sido su lugar de trabajo.
Desde temprana edad se visualizó en el teatro, carrera que tomó impulso tras tomar la decisión de irse a Rusia (en el 1977) a estudiar idiomas para luego ingresar al Instituto Estatal de Artes Teatrales Lunacharky. Allí se graduó con honores. Al retornar al país, en 1983, se dedicó por completo a desarrollar su pasión por esta rama artística.
Decenas de obras presentadas le sirven de satisfacción. Para completar un ciclo en su vida, el año pasado se dedicó a realizar una investigación sobre el teatro dominicano en los albores del siglo XXI. Para el presente año 2004 quiere volver al escenario y presentar obras como ‘‘La mano’’ y ‘‘La misiva de Pobosky’’.
Cuando se le toca el tema de la crisis en el teatro no lo encuentra extraño porque esta actividad ‘‘siempre ha funcionado en medio de dificultades’’. Según ella, el teatrista ‘‘es gente que está forjada en la batalla, y de alguna manera, acostumbrada a la situación’’.
Luego agrega: ‘‘No recuerdo que el teatro haya tenido un tiempo de tanta bonanza y de tantos patrocinios. Siempre hago trabajos donde lo principal son los actores, donde lo principal es elemento humano’’.María Castillo 30 años de historia teatral
La actriz María Castillo tiene muchas historias que contar. Con una experiencia en las tablas de 30 años ha acumulado una vasta experiencia, tanto en la actuación como en la dirección teatral.
El año pasado se dedicó a realizar una investigación sobre el teatro dominicano en los albores del siglo XXI. Fue un trabajo muy agotador en medio de sus funciones como directora de la Escuela Nacional de Teatro. Por eso este 2004 quiere volver al escenario y presentar obras como ‘‘La mano’’ y ‘‘La misiva de Pobosky’’.
Nueva vez María Castillo recibe a reporteros de LISTÍN DIARIO en su casa, para rememorar su historia y su participación en el teatro dominicano. Es mucho lo que hay que contar. Por eso, la actriz aprovechó y fotocopió varias entrevistas con referencia a su trabajo (incluyendo una nuestra) y en medio de cientos de fotografías en blanco y negro, seleccionó unas cuantas para prestárnoslas.
‘‘He contado tanto la misma historia que me adelanté y te guardé esto’’, dice al mostrarnos documentos de su trayectoria. La actriz se ha encargado de recopilar escritos de su carrera y de los demás compañeros. Dice que muy pronto donará su hemeroteca para que otros se encarguen de continuarla ‘‘porque la verdad, ya me siento cansada’’.
Entre los papeles muestra una edición de la revista Eva de 1975, en donde aparece en la portada teniendo apenas 15 años de edad. La periodista Ana Luisa Arias, en ese entonces resaltó que Castillo fue nombrada como ‘‘el monstruo sagrado del teatro’’, luego de participar en la obra ‘‘Los clavos’’.
Al preguntársele sobre el particular expresó: ‘‘A una le da mucho miedo, pues mientras más exageran, más exigen; o sea, esto es a la vez positivo y negativo. Positivo, porque ayuda a superarse para no desfraudar a los que así califican a una, y negativo porque las personas exigen mucho más’’.
Desde adolescente ella estaba consciente del compromiso asumido en la sociedad. Y es que en el tercer año de estudio de teatro ya María había participado en siete obras y había sido dirigida por importantes directores de la época como Félix Lenderborg, René Muñoz, Luis José Germán, Salvador Pérez Martínez y Onix Báez.
A Rusia
En el 1977 dio un paso trascendental en su vida. En ese año se marchó a Rusia (1977) a estudiar idiomas para luego ingresar al Instituto Estatal de Artes Teatrales Lunacharky, en donde se graduó con honores. En 1983 regresó a su patria y se dedicó por completo a trabajar en bien del teatro dominicano.
Desde entonces, ella desarrolló una vida teatral digna y admirable que abarcó la actuación, la dirección, la producción, la enseñanza y, recientemente, la investigación teatral, no para montajes, sino para estudios más desarrollados. También fue de la fundadora del Colegio de Artistas del Teatro (Codearte).
Cuando celebró sus 25 años dijo que para una artista lo más importante era poder mantenerse en su carrera, de una manera permanente. Su discurso no ha variado y cinco años después usa las mismas palabras para hablar sobre sus logros a lo largo de tres décadas de trabajo.Dos plazas importantes
La actriz contó con la suerte porque justamente con su incursión en las tablas se crearon en el país dos importantes plantas que serían fundamentales para el desarrollo del arte: el complejo de la Plaza de la Cultura, y en ella el Teatro Nacional, y Casa de Teatro.
Eran momentos en que existían muy pocos grupos, y el equipo de especialistas era muy reducido. Pero el teatro ha crecido y Castillo ha sido parte importante dentro del grupo de personas que han hecho camino al andar en este arte, en un país en donde el respaldo económico ha sido mínimo, además de la ausencia de una verdadera política cultural, lo que ha llevado que los teatristas se dediquen a otras actividades.
‘‘La gente de teatro es gente que está forjado en la batalla, y de alguna manera, acostumbrada a la situación. No recuerdo que el teatro haya tenido un tiempo de tanta bonanza y de tantos patrocinios. El teatro siempre ha vivido una realidad difícil; claro, estamos viviendo un tiempo más crítico que antes’’.
En lo últimos tres años el teatro ha abierto una abanico de exposiciones diferentes. Esto abarca el teatro comercial. Hay críticos que no ven bien que se usen figuras de la televisión o que se trabaje un tema que atraiga a un público popular. En torno al planteamiento, María expresó: “Eso lo que hace es hablar muy bien del teatro dominicano como actividad, quiere decir que el teatro ha tenido un desarrollo tal que muchas personas de otro ámbito, como la televisión, y también de la literatura, se han interesado. Eso quiere decir que el teatro ha adquirido como actividad artística de tal importancia que atrae a gente de otros ámbitos’’.
“Esto -añadió- ha permitido que el teatro se convierta en una actividad permanente, y tenemos nuevas salas. El hecho de que mucha gente de teatro viaje o teatristas extranjeros vengan aquí quiere decir que tiene muy buen mercado’’.Su carrera
Es egresada de la Escuela de Arte Dramático de Bellas Artes, donde cursó estudios de actuación de 1973 a 1976. Durante este período realiza importantes trabajos como actriz en grupos profesionales del país, entre los que se destacan “Los Clavos”, de C. Acevedo (Premio de la Crítica a la Actriz Revelación); “Trevor”, de J. Bowen; “Las Manos de Dios”, de C. Solórzano; “Los Fusiles de la Madre Carrar”, de B. Brecht; “La Morsa”, de L. Pirandello; “Dónde está la señal de la cruz”, de E. O’Neil (con el Teatro de Bellas Artes); “La importancia de Llamarse Ernesto”, de O. Wilde y “Duarte”, de Franklin Domínguez, en el Teatro Nacional…
En el año 1977 viaja a Moscú y en 1983 se gradúa de licenciatura en Artes Teatrales y Maestría en Dirección Teatral. En Moscú se presenta en importantes salas teatrales. Durante este período ingresa a la productora fílmica Moscfilm como voz de sus doblajes al español y actúa en varias producciones cinematográficas de los graduandos del GUIK (Instituto Estatal de Cine de la URSS).
Regresa temporalmente al país en 1981 a realizar su proyecto de tesis dirigiendo el Teatro de Bellas Artes con “La Gaviota” de Chejov y actuando en “Interioridades” de I. García en el Teatro Nacional.
En 1983 vuelve definitivamente reintegrándose al grupo Nuevo Teatro, al cual pertenecía desde 1975, y desde allí inicia su labor docente en el área de la actuación y la dirección.
En 1990 Estados Unidos la invita a participar en el curso ‘‘Las Artes Escénicas en Estados Unidos’’. Desde el año 2000 es directora de la Compañía Nacional de Teatro de la Secretaria de Cultura. En el 2002 recibió el Premio Internazionable Lumiere 2002 de la Unión Nazionale Unitaria Professinale Autori Drammatici e Cinematografici de Italia. Ha ganado premios Casandra y fue fundadora y presidenta del Colegio Dominicano de Artistas del Teatro (CODEARTE).