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Pedro Peix

April 17, 2019 By dillon Leave a Comment

PEDRO PEIX

EN LA NARRATIVA LATINOAMERICANA

FERNANDO UREÑA RIB

 

La escritura de Pedro Peix se inscribe (con las dificultades y riesgos propios de cualquier clasificación) dentro de lo que ha sido llamado la “nueva narrativa latinoamericana”.

Sin embargo, la diversidad de influencias asimiladas, rumiadas y regurgitadas en las páginas de Pedro Peix, si bien no son mínimas, son cuidadosamente entretejidas y artesonadas en la estructura y el desarrollo de sus obras, como si se tratara del delgado hilo de un recuerdo, o de un sueño donde se mezclan lo plausible y lo inimaginable.

Las obras de Peix, generalmente relatos, poseen lo que podríamos llamar dinámica del asombro. Esa dinámica que es la fuerza secreta tras la narrativa de Pedro Peix, quien subyuga al lector con rebeldías, sutilezas eróticas y los discretos encantos de un intelecto que inyecta e insufla todo lo que toca con una sabia dosis de sensualidad y de ironía.

Sensualidad asumida dentro de una cierta fatalidad inexorable, al borde mismo de un precipicio de locura o de miedo, de militares que aparecen de pronto en busca del guerrillero amante, en iguales y superlativos grados, de su mujer y de su patria.

El fin trágico es con frecuencia un elemento de choque, donde el verdadero protagonista es un destino subversivo que atrapa irremisiblemente a los personajes y no les da respiro hasta que huyen o mueren en una sociedad cruel e injusta. Lo que permanece en la obra de Peix es lo auténtico y rico de sus relatos que tratan con profundidad el tema de las relaciones del hombre solitario en una sociedad moldeada al gusto de unos cuantos. 

 

FERNANDO UREÑA RIB

La nueva novela de Pedro PeixListin Diario/Santo Domingo

Ya está circulando el más reciente libro de Pedro Peix: “El Clan de los Bólidos Pesados”. Se trata de una extensa novela de más de 600 páginas que inaugura un “tour de force”, tanto en el fosilizado canon de la novela dominicana, como en la propia imaginería menguante de la narrativa latinoamericana.

En una relampagueante sucesión de ensamblajes, circunloquios rituales, giros sincopados, estilos y tropos, toda una archiescritura, de feroz piratería semántica y formal, como él mismo llama al dislocamiento de sus procedimientos expresivos, Peix arma su obra con un flujo constante de narraciones, sagas fulgurantes y requisitorias verbales.

El “Clan de los Bólidos Pesados” es una desiderata sórdida, un contrapunto de egos y destinos que se entrelazan en montajes anárquicos, a través de un registro con más de cincuenta personajes subalternos y colaterales. Por encima del aura de una docena de pandillas emblemáticas se construye una ciudad imaginaria, a todo lo largo y ancho de los cinco distritos de Nueva York, que deviene en madriguera de identidad y en edad poética para el terror y la demolición de la noche.

Peix transforma o parodia varias instancias novelescas como a gótica, la policíaca, la pornocrónica, el rollo onírico, autobiográfico y epistolar, entre otros.

“El Clan de los Bólidos Pesados” es un expediente de impetrantes anónimos, antihéroes míticos, próceres del delito, una nueva corte de los milagros del hampa latina, casi todos a la deriva de una impunidad citadina que los obliga a crear una jerarquía de facto, con investiduras, arbitrios y desafueros clandestinos.

Es también un memorial de tránsfugas opulentos y voces colectivas, insólitas y tenebrosas, que van trazando las coordenadas polifónicas de la novela, los cuadrantes de innumerables historias que se van deshaciendo y suplantando en un perpetuo himno de rivalidad entre sicarios y renegados.

Buscando nuevos espacios creadores, otros territorios de inventivas y disidencias, el autor engarza varios collages y foto-montajes narrativos que sirven de “puente de plata” a su estructura, no sólo para sobrellevar el tránsito de multitudes sino para amortiguar la turbulencia de los discursos, y desnudar el propio artificio verbal de la ficción.

Es precisamente en los “foto-montajes” narrativos donde se acuña la dimensión del futuro, y muchas de las incógnitas y alegorías de la novela, todo un material críptico elaborado para la subversión y la irreverencia blasfema de tantos íconos y paradigmas muertos.

Aunque la novela prescinde de argumentos y tramas convencionales, subyacen aisladamente como claves de obscena intensidad en el ámbito de los collages y los diseños gráficos, junto a un progresivo correlato de “ciencia-ficción”, género inexplorado en la novelística nacional.

Tal vez por su montaje tan personal, y su espíritu de innovación insobornable, así como de ruptura radical frente al “coma creador”, el conformismo espantoso, la fabulación desfasada, provinciana, mimética de nuestra narrativa- sin impugnar las reglas del género ni el simulacro de lo real, y aún engolada en la solemnidad de un oficio donde ya hace tiempo el novelista es el hazmerreír de sus demiurgos-, la sociedad dominicana no esté todavía preparada par asimilarla y menos para aceptarla sin encono, indignación y escándalo. “El Clan de los Bólidos Pesados” tendrá que esperar varios años para ser justipreciado en sus aportes, hallazgos y audacias formales.

http://www.facebook.com/l/ed29f25vUKKyKLYq7JnkRdi94_g;www.listin.com.do/ventana/2010/10/22/163632/Nueva-novela-de-Pedro-Peix

 

EL FANTASMA DE LA CALLE EL CONDE


Un lunes por la tarde vieron a un hombre con armadura por la calle ‘El Conde’, con el yelmo cerrado, arrastrando un pesado baúl y espada en mano, y luego lo sintieron subir por las escaleras de un alto edificio y encerrarse de un sólo portazo en su habitación.
Esa noche lo vieron con un traje de novia bajo el brazo, recorriendo la calle de “Las Damas”, tocando puertas y rompiendo cristales, hollando paredes con su mazo de justas, excavando patios y cimientos, derrumbando piedra por piedra cornisas y balcones en busca de la única mujer que lo había amado y que lo había esperado durante 500 años para casarse.
Ya sonámbulo, lo vieron en la madrugada deambulando por el patio de la Fortaleza y subir a la Torre y hurgar en cada celda con una vela temblorosa en la mano y una espada gris en la otra, estocando la noche.


El martes, ya bien entrada la mañana, casi todo el mundo lo vio atravesar el Parque y lanzar improperios frente a la estatua del Almirante Cristóbal Colón, y luego lo oyeron mascullar una blasfemia innombrable cuando contempló su mausoleo en la Catedral.


Atravesaba las calles a grandes zancadas, con una serenidad temeraria, impertérrito a las bocinas de los carros, sordo a los pregones de los venduteros de dólares y de los predicadores bíblicos, desdeñoso de los letreros foráneos y las siglas impersonales que aparecían en las fachadas, completamente ajeno a la multitud que lo seguía a cierta distancia y ahora a lo largo de todo el malecón, oyéndolo despotricar contra los hoteles, los turistas, los carteles políticos y contra las mujeres sin pundonor que encontraba a su paso.
Así, arrojando imprecaciones y esputos, llegó al Castillo de San Jerónimo, y al encontrar solamente sus escombros, empezó a golpear las piedras mohosas con su guantelete, encolerizado al comprobar que otro imperio había tomado la ciudad.


Entonces, desquiciado y fúrico, viendo en lontananza galeones con enseñas desconocidas, y desconsolado porque jamás volvería a encontrar a su novia, invocó el nombre de una morgana hambreada para que le consiguiera un corcel y nuevas armas de honores y torneos.
Sólo tuvo que esperar segundos para verse montado en potro de caballero, y lanza en ristre arremeter contra los altos y desnudos postes de concreto armado que servían de tendido al alumbrado eléctrico, vociferando obcecadamente que esos eran los enemigos de la ciudad.
Después de lancear cuatro o cinco columnas, se derrumbó con un estruendo metálico y polvoriento, cayendo de bruces al asfalto con todo y rocín. Inmediatamente lo rodearon, le quitaron el yelmo y la armadura, pero no encontraron su cuerpo.


No lo pensaron dos veces para ir a su habitación de la calle “El Conde #15”. Forzaron la puerta de su domicilio aparente, y vieron sobre una mesa de caoba sus borrosas credenciales: Generoso Balmoral, contrabandista de rocíos en tierras de ultramar. Al lado de varios planos y cartografías, encontraron y leyeron las cartas de amor que se había intercambiado con su novia a lo largo de cinco siglos. En la primera, fechada en 1498, ella le exponía la codicia y los desafueros de los colonizadores, y en la última, fechada en 1987, le confiaba el acoso sórdido que seguía manteniéndole el imbatible Caballero de La Moneda.
Fue debajo de la mesa que encontraron el pesado baúl. Sólo después de una hora, arrancando cadenas y desportillando cerrojos, lograron levantar la tapa y hallaron en el fondo, una isla recién cortada y de engendrada pureza, fragante de silbos. Pensaron que ese era el regalo nupcial que traía el hombre de la armadura. Pero, decepcionado al no encontrar vellocinos ni joyas ni talegos, decidieron arrojar el baúl al mar.


De repente, antes de dar media vuelta, escucharon la voz de la novia que parecía venir de su osario de musgo: “Ahora estoy cubierta por los despojos de una estirpe indeseable, sepultada por los héroes de la usura, conjurada en mis idilios por los cofres negros del poder, tiranizada en mis sueños por haber trasegado a mi pecho la púrpura armada de aquella foresta aladina que no pudo pulir sus venablos, aún embebida de la dote de mis banderas y corales, ya baldada de tantas gestas, desahuciada en mis limos profundos”.


Nadie volvió a ver jamás al hombre de la armadura. Pero todos comprendieron que ella, su novia, era la ciudad.

PEDRO PEIX

 

PEDRO PEIX
Nació en Santo Domingo el 20 de marzo de 1952. Narrador, ensayista y abogado. Hijo de Pedro Fernández Peix y María Isabel Pellerano. Licen-ciado en Derecho por la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (1976). En 1982 se desempeñó como director inter-ino de la Biblioteca Na-cional y, posteriormente, como sub-director de cultura de la Secretaría de Estado de Educación. Fue columnis-ta del periódico Listín Diario. Ha re-cibido varios galardones en el con-curso de cuentos de Casa de Teatro, entre ellos: segundo lugar con “La despedida” (1977), mención de ho-nor con “Responso para un cadáver sin flores” (1978), segundo lugar con “Los hitos” (1979) y el primer lugar con “La quimera de la muerte” en  1992. También obtuvo el Premio Na-cional de Cuentos en 1977, con el li-bro Las locas de la Plaza de los al-mendros.
BIBLIOGRAFIA ACTIVA

CUENTO. Las locas de la Plaza de los Almendros. Santo Domingo: Edi-tora Profesional, 1978. Pormenores de una servidumbre. Santo Domingo:  s. n., 1985.
NOVELA. El placer está en el último piso. Santo Domingo: Editora Cultural Dominicana, 1974. La noche de los buzones blancos. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1980. Los despojos del cóndor. Santo Domingo: Editora Taller, 1985. El brigadier o la fábula del lobo y el sargento. Santo Domingo: s. n., 1981. El parnaso de la memoria. Santo Domingo: Editorial CENAPEC, 1985.
ANTOLOGÍA. La narrativa yugulada. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1981, El síndrome de Penélope en la poesía dominicana. Santo Domingo: Editorial Santo Domingo, 1986. [En colaboración con Tony Raful]
OTROS NARRADORES DOMINICANOSEmilio Cordero Michel, Bonaparte Gautreaux Piñeiro, Juan José Ayuso, José Antinoe Fiallo Billini, Guaroa Ubiñas Renville, Rafael Chaljub, Blas R. Jiménez, Orlando Objío, Juany Uribe de Báez, Cecilio Díaz, Lipe Collado, Celedonio Jiménez Santos, Jesús Tellería Castillo, Juan Francisco Martínez, Hugo Cedeño, Marisela Durán Pérez, Manuel Pozo, Miguel Reyes Santana, Ariosto Rojas, Jorge Santana Castillo, Francisco Guzmán Fernández, Julio César Vargas Ruiz, Bienvenido Silfa Cabrera, César D. Santana, Juan López, Angel Encarnación, Angela Carrasco, Freddy Aguasvivas, Víctor Víctor, María Aybar, Roberto Rodríguez Marchena, Manuel García Cartagena, Pedro Camilo, Rarfael García Romero, Pavel Núñez, Taty Hernández Durán, Radhamés Reyes Vásquez, Arturo Victoriano, Marino Beriguete, Jesús Sosa, Natacha Sánchez, Carmen Miranda, Pengsien Rafael Sang, Amauri Germán Uribe Miranda, Gilda Pérez de Franco, Elka Schéker Mendoza, Aleyda Núñez, Sergio Ramírez, Edgar Omar Ramírez Ruiz, José Bobadilla, Ramón Marte, José Aracena, Modesto Encarnación. Franklin Gutiérrez, Norberto James Rawlings, Néstor E. Rodríguez, José Acosta, Dagoberto López, Ruth Elisabeth Espínola, Carlos Sánchez, César Sánchez Beras, Juan Matos, Rafael Jacobo, José Figuereo, Pedro Cabiya, Pastor de la Rosa, Edgar Omar Ramírez, Emilio Paulino Valdez, Juan Stanley Rondón, Miguel de Mena, Zeneida Hernández. 

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Ivan Tovar

April 17, 2019 By dillon Leave a Comment

PARA ENCONTRAR A

IVAN TOVAR

FERNANDO UREÑA RIB

 

 

 

 

Primero quise ver a Tovar desde los libros. Pensé que para desentrañar el aura mágica y sórdida que rodea a algunas de sus pinturas presentadas en la Galería Auffant, habría que ir antes a los Rostros Ocultos de Salvador Dalí, a los manifiestos de André Bretón, que habría que utilizar el microscopio de lo fútil y lo absurdo de Nietzsche y Schopenhauer a través del cual miraron De Chirico y Carrá y los otros iniciadores del surrealismo y de las pinturas metafísicas. Imaginé que la clave se podría encontrar en el desafuero ordenado de los cuentos de Bierce, en los cuales lo picante e hiriente se presenta con la elegante blancura del humor negro.

Pero las llavecillas que me abrieron el mundo secreto de Iván Tovar no están fuera sino dentro de sus cuadros. Entré en ellos gracias a ciertas inexplicables coincidencias. Fue temprano en la mañana, cuando aun no había mucho público. Los enmarcadores lucían muy ocupados en la trastienda y unos cuantos clientes entraban o salían llevando consigo diplomas, fotografías y bordados. Los cristales me aislaban del ruido de la calle.

Estudié cuidadosamente los dibujos, los anagramas y los signos. Hice mis anotaciones y coloqué las letras en el orden preciso. Pronuncié las palabras y atravesé el espacio sagrado, succionado por vientos glaciales. Después la atmósfera se hizo cálida y serena. Recordé entonces las palabras de. Gausachs: “No solo se debe poder entrar en un buen cuadro, sino respirar en él.

Imágenes y formas que desde afuera me habían parecido frías y sin vida, pude tocarlas ahora y sentir el cálido murmullo de la sangre detrás de la epidermis blanda y tersa. Retorcidas y elásticas, aquellas formas habían perdido su significación primera y ahora, convertidas en vísceras y esófagos, asimilaban y transportaban alguna energía secreta.

Quise ver detrás de las superficies planas y luminosas y adentrarme en el oscuro fondo interior. Anduve con cuidado porque cuernos filosos y lanzas guardaban celosamente la entrada. Había anclas y cadenas. Placeres, deseos y caprichos revoloteaban sinuosos, inquiriendo buscando, anhelando, pero morían rápidamente.

Había maquinas para trasformar el cuerpo y hacer del grito y de la angustia un arma punzante. Había alambiques para destilar el miedo, adormideras, y una colección de idolillos colocados unos sobre otros en frascos de engrudo. Qué decir de las aves y los peces. Había cóndores, albatros, mirlos y zorzales todos redibujados y convertidos en espina dorsal o en caracolas, alejados definitivamente de su función y de su medio.

Atravesé entonces una zona desértica, tan seca que el aire era apenas respirable, me empujaban los vientos del Harmatán.

Había en el fondo alguna luz. Cruce rápidamente y sentí el silencio ensordecedor de la oquedad de la muerte golpeando a mis espaldas. Me volví para ver en las paredes las dolientes pinturas de Rivera, los San Esteban y los San Sebastianes atravesados. A mi derecha los Cristos lacerados y Sangrantes de Cánovas.

Y entonces un quejido se retorcía como serpiente en mis oídos igual que en las noches de cante jondo y soleares. Seguí un poco más al Norte y me envolvías los ricos olores de exquisitas delicias culinarias. Los aromas del vino. Un poco más y mis pies se hundían en los cuerpos desnudos de las Lucrecias suicidas Finalmente allí, sentado en su silla voluptuosa, estaba Iván.

FERNANDO UREÑA RIB

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April 17, 2019 By dillon Leave a Comment

PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA

EN LAS LETRAS HISPANOAMERICANAS

Humberto Sánchez Córdova

Una nueva etapa se dio en La Habana, Cuba de 1904 a 1905 en la cual desarrolló una amplia producción literaria y pueden distinguirse dos etapas en México, una de 1906 a 1914 donde se identificó con el país, dio lo mejor de sí con el apasionamiento de la juventud, se integró al grupo de jóvenes intelectuales, que a partir de la “Revista Savia Moderna” llegarían a modificar el país, pues coincide con la transformación cultural y social de México. Y por último, por invitación de José Vasconcelos, Secretario de Educación llegó nuevamente a México en 1921 a colaborar como profesor de literatura de la Escuela Nacional Preparatoria y como director de Intercambio Universitario, ahí fundó y dirigió la Escuela de Verano este periodo que se prolongará hasta 1924 se caracterizó por implantar nuevos métodos de enseñanza e inició el Seminario de Letras Españolas en la Escuela de Altos Estudios, que más tarde se llamó Facultad de Filosofía y Letras.

La estancia de Pedro Henríquez Ureña fué una decisión que marcó el destino de su vida, encontró una afirmación de su propio ser dentro de un ámbito cultural, halló aquí el contenido esencial de su obra; un sentido de la América hispánica, descubrió en México otro mundo.

Vivió su última etapa en Argentina y abarcó de 1925 hasta su fallecimiento en mayo de 1946. Fue esta de intenso trabajo intelectual, característica primordial en la vida de Pedro Henríquez Ureña. En este país fue maestro del Colegio Nacional de la Plata, impartió conferencias, publicó un libro de gramática, fundó la Universidad Popular Alejandro Korn, participó en congresos, prologó la colección Cien Obras Maestras, concibió la Colección Grandes Escritores de América, organizó la Biblioteca Americana y recibió la Cátedra Charles Eliot Norton en la Universidad de Minnesota,— primer latinoomericano en ocuparla—.

Los afanes de Pedro Henríquez fueron su permanante deseo por educar y descubrir vocaciones. Alfonso Reyes, su amigo de toda la vida escribió: “enseñaba a ver, a oír y a pensar, y suscitó una verdadera reforma de la cultura.” Se identificó con México, amó a México, fue su meta, estudió sus manifestaciones culturales y descubrió sus características. Así pues, habló de México como el primero de los países de Latinoamérica donde surge y se encarna un sentimiento colectivo iberoamericano que aspira a crear una cultura propia de nuestra raza.

Sus principales aportaciones a la cultura mexicana en el campo de las letras fueron: trabajos filológicos y obras de temática diversa; la revalorización de Juan Ruiz de Alarcón; sus estudios sobre Sor Juana Inés de la Cruz; la revalorización del Siglo XVIII (el barroco); su participación en la Antología del Centenario Mexicano y la valorización de las obras de Alfonso Reyes . En México, en el campo de las ideas luchó contra el positivismo, orientó a los jóvenes que formaron el Ateneo de México y más tarde al grupo Generación de 1915. En el campo de la educación colaboró en la organización de la Universidad Popular, en la reorganización de la escuela de Altos estudios y en la organización de la escuela de Verano.

Su huella es imborrable y su saber fue un ejemplo que se mantuvo vivo en respetables figuras de la vida nacional mexicana.

Por: Humberto Sánchez Córdova (Cátedra Especial 1998- 1999)

Pedro Henríquez Ureña nació en República Dominicana en 1884, donde recibió una esmerada educación intelectual desde la infancia. Su familia perteneció a la tradición cultural de Santo Domingo. Su hogar fue centro de gran actividad cultural, se reunían en él grandes figuras políticas e intelectuales como José Martí y Eugenio María de Hostos. Henríquez Ureña fue un asiduo asistente a centros de reuniones y lecturas donde desarrolló el gusto por los clásicos y modernos, por el teatro español, la novela francesa y el teatro de Ibsen que le descubrió un mundo nuevo: la literatura moderna.

La vida y obra de Pedro Henríquez Ureña comprendió varias etapas, dos en Estados Unidos, la primera, a los 17 años pasó tres años en Nueva York, aprendió el idioma, entró en contacto con las mejores bibliotecas y los más grandes valores musicales y teatrales; ahí conoció la verdadera vida americana y aprendió a estimarla en su verdadero valor. La segunda vez que estuvo en Estados Unidos fue de noviembre de 1914 hasta 1920, etapa en donde alcanzó una sólida formación profesio-nal y docente. Obtuvo la maestría en Arte y el grado de Doctor en Letras. Ahí se vinculó con el Centro de Estudios Históricos de Madrid. Impartió sus cursos en el Departamento de Lenguas Romances: “Vidas y costumbres en hispanoomérica” en la Universidad de Minnesota.

Una nueva etapa se dio en La Habana, Cuba de 1904 a 1905 en la cual desarrolló una amplia producción literaria y pueden distinguirse dos etapas en México, una de 1906 a 1914 donde se identificó con el país, dio lo mejor de sí con el apasionamiento de la juventud, se integró al grupo de jóvenes intelectuales, que a partir de la “Revista Savia Moderna” llegarían a modificar el país, pues coincide con la transformación cultural y social de México. Y por último, por invitación de José Vasconcelos, Secretario de Educación llegó nuevamente a México en 1921 a colaborar como profesor de literatura de la Escuela Nacional Preparatoria y como director de Intercambio Universitario, ahí fundó y dirigió la Escuela de Verano este periodo que se prolongará hasta 1924 se caracterizó por implantar nuevos métodos de enseñanza e inició el Seminario de Letras Españolas en la Escuela de Altos Estudios, que más tarde se llamó Facultad de Filosofía y Letras.

La estancia de Pedro Henríquez Ureña fué una decisión que marcó el destino de su vida, encontró una afirmación de su propio ser dentro de un ámbito cultural, halló aquí el contenido esencial de su obra; un sentido de la América hispánica, descubrió en México otro mundo.

Vivió su última etapa en Argentina y abarcó de 1925 hasta su fallecimiento en mayo de 1946. Fue esta de intenso trabajo intelectual, característica primordial en la vida de Pedro Henríquez Ureña. En este país fue maestro del Colegio Nacional de la Plata, impartió conferencias, publicó un libro de gramática, fundó la Universidad Popular Alejandro Korn, participó en congresos, prologó la colección Cien Obras Maestras, concibió la Colección Grandes Escritores de América, organizó la Biblioteca Americana y recibió la Cátedra Charles Eliot Norton en la Universidad de Minnesota,— primer latinoomericano en ocuparla—.

Los afanes de Pedro Henríquez fueron su permanante deseo por educar y descubrir vocaciones. Alfonso Reyes, su amigo de toda la vida escribió: “enseñaba a ver, a oír y a pensar, y suscitó una verdadera reforma de la cultura.” Se identificó con México, amó a México, fue su meta, estudió sus manifestaciones culturales y descubrió sus características. Así pues, habló de México como el primero de los países de Latinoamérica donde surge y se encarna un sentimiento colectivo iberoamericano que aspira a crear una cultura propia de nuestra raza.

Sus principales aportaciones a la cultura mexicana en el campo de las letras fueron: trabajos filológicos y obras de temática diversa; la revalorización de Juan Ruiz de Alarcón; sus estudios sobre Sor Juana Inés de la Cruz; la revalorización del Siglo XVIII (el barroco); su participación en la Antología del Centenario Mexicano y la valorización de las obras de Alfonso Reyes . En México, en el campo de las ideas luchó contra el positivismo, orientó a los jóvenes que formaron el Ateneo de México y más tarde al grupo Generación de 1915. En el campo de la educación colaboró en la organización de la Universidad Popular, en la reorganización de la escuela de Altos estudios y en la organización de la escuela de Verano.

Su huella es imborrable y su saber fue un ejemplo que se mantuvo vivo en respetables figuras de la vida nacional mexicana.

Por: Humberto Sánchez Córdova (Cátedra Especial 1998- 1999)

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PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA

Pedro Henríquez Ureña nació en República Dominicana en 1884, donde recibió una esmerada educación intelectual desde la infancia. Su familia perteneció a la tradición cultural de Santo Domingo. Su hogar fue centro de gran actividad cultural, se reunían en él grandes figuras políticas e intelectuales como José Martí y Eugenio María de Hostos. Henríquez Ureña fue un asiduo asistente a centros de reuniones y lecturas donde desarrolló el gusto por los clásicos y modernos, por el teatro español, la novela francesa y el teatro de Ibsen que le descubrió un mundo nuevo: la literatura moderna.

La vida y obra de Pedro Henríquez Ureña comprendió varias etapas, dos en Estados Unidos, la primera, a los 17 años pasó tres años en Nueva York, aprendió el idioma, entró en contacto con las mejores bibliotecas y los más grandes valores musicales y teatrales; ahí conoció la verdadera vida americana y aprendió a estimarla en su verdadero valor. La segunda vez que estuvo en Estados Unidos fue de noviembre de 1914 hasta 1920, etapa en donde alcanzó una sólida formación profesio-nal y docente. Obtuvo la maestría en Arte y el grado de Doctor en Letras. Ahí se vinculó con el Centro de Estudios Históricos de Madrid. Impartió sus cursos en el Departamento de Lenguas Romances: “Vidas y costumbres en hispanoomérica” en la Universidad de Minnesota.

https://latinartmuseum.com/artists/1506/

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Ada Balcacer

April 17, 2019 By dillon Leave a Comment

la luCCE apasionaTTa dI

Ada Balcácer

LA PITTURA DI ADA BALCACER


“Nymphae” è il titolo della personale che la pittrice Ada Balcacer, che vive e lavora in Florida, presenta alla galleria “Duomo” in via Arcidiacono Pacifico. Quadri di grandi dimensioni, come è da sempre sua abitudine e sostanziale caratteristica, ma anche quadri di dimensione ridotta dipinti espressamente per la mostra veronese, danno vita ad una mostra in cui la pittura vive di luce e di caldi colori.
E’ questa l’ascendenza irrinunciabile dell’opera di Ada Balcacer che, fin dal 1986, sperimenta una pagina pittorica che vive dell’intensità della luce solare dei tropici e delle intuizioni formali dell’autrice che, non limitandosi ad usare i colori dello spettro, massimizza le potenzialità del bianco e nero fino a “ricavare nove colori anziché i sette stabiliti dalla fisica tradizionale”.
All’aspetto tecnico della sua ricerca la pittrice aggiunge quello emotivo, quello più legato al suo sentire e interpretare la natura e i fiori, in particolare le ninfee, quei fiori acquatici descritti come “soggetti universali dell’arte e della religione” ispirati “ai testi dell’antica Lotus Sutra”.
Anche se l’autrice esprime nel migliore dei modi la propria intensa creatività nei grandi quadri, è da dire che al primo approccio con i piccoli formati l’esito artistico non è per nulla inferiore. Anzi, nell’intimità della forma minima si esaltano le improvvise insorgenze cromatiche, i lampi di luminosità che, se sulle ampie superfici, pur non disperdendosi, attenuano il loro impatto emozionale e la loro efficacia espressiva, nei piccoli quadri si raccolgono in un linguaggio visivo efficace, immediato e assai incisivo. (g. t.)

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Sherezada Chiqui Vicioso

April 17, 2019 By dillon Leave a Comment

DRAMATURGA

SHEREZADA -CHIQUI- VICIOSO

POETA

MIGUEL DE MENA

 

SHEREZADA -CHIQUI- VICIOSO

CHIQUI VICIOSO

 

Miguel D. Mena

Poeta, dramaturga, ensayista, pedagoga. Su vida ha sido un constante movimiento: Desde mediados de los 60 en Nueva York, donde estudia sociología y pedagogía, estaciones en Guinea Bissau, Brasil, donde estudia y trabaja. De vuelta a Santo Domingo, a finales de los 70, comienza una labor simultánea de poeta, ensayista y traductora. Se interesa especialmente por dos temas: la mujer y el mito. Comienza una serie de estudios sobre importantes mujeres -como la puertorriqueña Julia de Burgos, la norteamericana Emily Dickinson y la dominicana Salomé Ureña-, así como sobre la participación de ésta en la sociedad. La publicación de “Un extraño ulular traía el viento” (1985) concita la atención de la crítica, al considerarse el primer gran poema que, luego de “Yelida”, de Tomás Hernández Franco, se plantea lo mítico dominicano en el contexto caribeño. En los años 90 se ha dedicado al teatro, con dos importantes obras: “Wish-ky Sour” (Premio Nacional de Teatro Cristóbal de Llerena 1997) y “Salomé U.: cartas a una ausencia”. En la primera se plantea los cambios existenciales de la mujer en sus accesos a nuevas edades, mientras que en la segunda, es una consideración crítica sobre las condiciones de vida y de creación de la mujer en una sociedad post-colonial.

°> Miguel D. Mena: Chiqui Vicioso y sus extraños ululares
Mónica Volonteri: “Perrerías”: un poema escénico

BIBLIOGRAFÍA

POESIA:
Viaje desde el agua. Ediciones Visuarte, Santo Domingo, 1981. Un extraño ulular traía el viento. (con la colaboración artística de Tony Capellán). Editora Alfa y Omega, Santo Domingo, 1985.
Internamiento. Editora Búho, Santo Domingo, 1992.

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ENSAYO:
Bolver a vivir: ensayos sobre Nicaragua. Santo Domingo: Editora Búho, 1985
Julia de Burgos la nuestra (biografía poética en colaboración con la grabadista Belkys Ramírez). Editora Alfa y Omega, Santo Domingo, 1990.
Algo que decir (ensayos críticos sobre literatura escrita por mujeres). Editora Búho, Santo Domingo, 1991.
Salomé Ureña de Henríquez (1859-1897): a cien años de su magisterio. Comisión Permanente de la Feria Nacional del Libro, Santo Domingo, 1997.
Le decían Lolo (Presencia del Che en las mujeres guerrilleras) (Testimonio de Myrna Murillo Gamarra). Editora de Colores, Santo Domingo, 1999.

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TEATRO:
Trago amargo (Wish-ky Sour). Secretaría de Estado de Educación, Santo Domingo, 1998.
Trago amargo (Wish-ky Sour). Salomé U: Cartas a una ausencia, basada en la obra: Y no todo era amor. Ediciones Librería La Trinitaria, Santo Domingo, 2001.
Biografía

Nació en Santo Domingo el 21 de junio de 1948. Poeta, drama-turga y ensayista. Hija de Juan Antonio Vicioso Contín y María Luisa Sánchez. Licenciada en Sociología e Historia de América Latina por The City University of New York (Brooklyn College). Hizo una maestría en Diseño de Programas Educativos en la Uni-versidad de Columbia y estudió Administración de Proyectos Culturales en la Fundación Getulio Vargas, de Río de Janeiro, Brasil. Fue  Directora de Educación de Pro Familia (1981-1985), Consul-tora del Programa de la ONU para el Desarrollo de la Mujer (1986-1987) y Oficial Nacional de Pro-gramas con la Mujer de UNICEF. Ha sido columnista del periódico Listín Diario, colaboradora de La Noticia y dirigió la página literaria Cantidad hechizada, de El Nuevo Diario. Al inicio de la década de los ochenta fundó el Círculo de Mujeres Poetas. En 1988 la Socie-dad Dominicana de Escritores le concedió el prestigioso Caonabo de Oro y posteriormente, en 1992, la Dirección General de Promo-ción de la Mujer le entregó la Me-dalla de Oro al Mérito a la Mujer más Destacada del Año. Parte de su producción poética ha sido incluida en Sin otro profeta que su canto (Antología de la poesía fe-menina dominicana) y en Poemas del exilio y de otras inquietudes /Poems of exile and other con-cerns (Antología bilingüe de la poesía escrita por dominicanos en los Estados Unidos), ambas pre-paradas por Daisy Cocco De Filippis. También aparecen textos suyos en Antología histórica de la poesía dominicana del siglo XX, de Franklin Gutiérrez y en Dos siglos de literatura dominicana, de Manuel Rueda. En 1997 obtuvo el Premio Nacional de Teatro con la obra Wish-ky Sour.

BIBLIOGRAFIA ACTIVA

POESIA. Viaje desde el agua. Santo Domingo: Ediciones Visuarte, 1981; Un extraño ulular traía el viento. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1985; Internamiento. Santo Domingo: Editora Búho, 1992.

ENSAYO. Bolver a vivir: ensayos sobre Nicaragua. Santo Domingo: Editora Búho, 1985; Julia de Burgos la nuestra (biografía poética en colaboración con la grabadista Belkys Ramírez). Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1990. Algo que decir (ensayos críticos sobre literatura escrita por mujeres). Santo Domingo: Editora Búho, 1991. Salomé Ureña de Henríquez (1859-1897): a cien años de su magisterio. Santo Domingo: Comisión Permanente de la Feria Nacional del Libro, 1997.

TEATRO. Wish-ky Sour. Santo Domingo: Secretaría de Estado de Educación, 1998.

BIBLIOGRAFIA PASIVA

Adams, Clementina R. “Chiqui Vicioso”, en Common Threads: Afro-Hispanic Women’s Literature. Miami: Ediciones Universal, 1998: 190-196. | Cabrera, Fernando. “Sherezada Vicioso [Chiqui]”, en De los Santos, Danilo–Fernández Rocha, Carlos. Este lado del país llamado el norte. Santo Domingo: Comisión Permanente de la Feria Nacional del Libro, 1998: 365. | Cocco De Filippis, Daisy and Rivera Valdés, Sonia. “Sherezada (Chiqui) Vicioso”, en Conversación entre escritoras del Caribe Hispano. New York: Centro de Estudios Puertorriqueños, 2000: 87-90, 172-180. | Cocco De Filippis, Daisy. “Chiqui Vicioso”, en Para que no se olviden: The lives of Women in Dominican History. New York: Ediciones Alcance, 2000: 122-126. | Cocco De Filippis, Daisy. “Chiqui Vicioso”, en Documents of Dessidence. New York: Cuny Dominican Studies Institute, 2000: 129-134. | Chez Checo, José, editor. Coloquios 98. Santo Domingo: Ediciones Ferilibro, 1998. | Fenwick, M. J. “Chiqui Vicioso”, en Writers of the Caribbean and Central América. New York & London: Garland Publishing, 1992: 1311. | Gutiérrez, Franklin. “Chiqui Vicioso”, en Antología histórica de la poesía dominicana del siglo XX. Puerto Rico: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1998: 309-316. | Lantigua, José Rafael. ”Chiqui Vicioso: un diálogo encarnizado de la poesía con la vida”. Ultima Hora [Biblioteca] 30 de enero, 1993. | Lantigua, José Rafael. ”Chiqui Vicioso: Los desafíos de la aventura literaria”. Ultima Hora [Biblioteca] 5 de julio, 1998: 31. | Molina Morillo, Rafael. Personalidades dominicanas 1993. Santo Domingo: Molina Morillo & Asociados, 1993: 624-625. | Morrison, Mateo. “Carta a Chiqui Vicioso a propósito de una lectura de su libro Viaje desde el agua.” Visuarte, 1981: 70. | Tejada Díaz, Dagoberto. “La valentía y la ternura de Chiqui Vicioso”. Ultima Hora, 17 de octubre de 1999: 32. | Veloz Maggiolo, Marcio. “Chiqui Vicioso o las maneras de ir corazón adentro”, en Cocco De Filippis, Daisy, ed. The Women of Hispaniola. New York: York College, 1993: 114-123. | Rueda, Manuel. “Chiqui Vicioso”, en Dos siglos de literatura dominicana. Tomo II. Santo Domingo: Colección Sesquicentenario de la Independencia Nacional, 1996: 535-540

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