• Skip to primary navigation
  • Skip to main content
  • Skip to primary sidebar

Latin Art Museum

  • Artists
  • Art Of Auto
  • Art of Beauty
  • Art Of Health
  • Art of Marketing
  • News

Artists

Dario Suro

April 15, 2019 By dillon Leave a Comment

 

TRASCENDENCIA EN LA OBRA DE

DARÍO SURO

fernando ureña rib

DARÍO SURO es uno de los grandes nombres del arte dominicano.  La maestría revelada en una obra vasta y trascendente acompaña a esa fama. Como creador, Darío Suro supo subvertir la realidad para crear su propio universo plástico, concatenado por un ordenado fluir que arrastra y abarca una enorme extensión temática y una no menor cantidad de disciplinas y tendencias. En todas ellas un hilo conductor expresivo se enriquece y se desborda de modo que ya no es posible contener la fuerza de su empuje. Darío Suro era además, un intelectual pulido, acabado y un gran conversador. Vivió en Europa y México y más tarde en Washington. Sin embargo, las raíces isleñas de su obra pictórica permanecen afianzadas con firmeza durante toda su larga jornada creativa. No es simplemente lo dominicano, lo caribeño o lo tropical como elemento particular lo que interesa al creador de aquellos “Caballos bajo la lluvia” sino los aspectos trascendentes y vitales de esa condición geográfica, social y humana que llamamos Caribe.  Una cierta dureza, crudeza o rusticidad de las formas acentúa el rigor de las composiciones y del mensaje que no deja nunca de exaltar los aspectos más áridos y difíciles de la vida en los trópicos.

FERNANDO UREÑA RIB

 

 

Ficha de Museo:

 

DARÍO SURO
:
Pintor, diplomático y crítico de arte dominicano nacido en La Vega en 1918. La obra de Suro parte de las culturas primigenias, e inserta un lenguaje que se apoya en la dialéctica y la filosofía moderna. La estructura del color, la composición escultural y arquitectónica conforman una técnica sobria y una peculiar energía expresiva. La ilusión del mito se conecta con el estilo académico moderno, espontáneo, rico en colorido y profundidad conceptual.
:
Su tío Enrique García-Godoy fue su primer profesor y maestro y ya en su ciudad natal llevó a cabo sus primeras exposiciones, antes de la creación de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Se considera, junto a Jaime Colson y Yoryi Morel, uno de los padres de la pintura en República Dominicana.

Residió en México entre 1943 y 1947, relacionándose con los maestros mexicanos Diego Rivera, Lazo y Guerrero Galván. Al regresar a su República Dominicana realiza su primera exposición individual en la Galería Nacional de Bellas Artes, la cual fue acogida y divulgada por los círculos culturales.

Además de pintar escribió ensayos críticos sobre arte. Residió en Washington durante la parte final de sus días.  Expuso sus obras en Londres, París, Madrid, Italia, Colombia, Alemania y Estados Unidos, especialmente en el Riverside Museum, la galería de Rose Eried y en el Paindexter de Nueva York, las cuales han tenido una buena acogida del público y de la crítica. Concurrió a las  bienales de Venecia y Pittsburg, además de las nacionales;

Bibliografía: Enciclopedia de la Lengua Española, México,D.F. – La Revue Francaise, No. 56, 1954.- Revista Art, Mayo 1956, p. 51.- Notes of College, by Barbara Guest, New York.- Catálogo de Exposición Internacional de Pittsburg, 1962.- Almanaque Mundial de Readers Digest, 1955.- Contemporany Artist in Latin America, 1945.- Gran enciclopedia soviética, volumen 8, 1974.- Historia general de las artes, volumen VI, parte I, Moscú.- Enciclopedia del arte latinoamericano, Buenos Aires, Argentina, 1973.

Filed Under: Artists

Silvano Lora

April 15, 2019 By dillon Leave a Comment

VANGUARDIA ARTÍSTICA DE

SILVANO LORA

FERNANDO UREÑA RIB

 

 

Los Setenta Años de Silvano Lora

Siendo aún muy joven, Silvano Lora cumple en estos días sus 70 años. Su nombre detona petardos en ciertos círculos, altercados, vehemencias. Quienes mejor le conocen sostienen que Silvano Lora tiene las maneras y el perfil inconfundible de un Quijote, un exquisito don de gentes, y una cultura amplia y cimentada. La falange disidente le enristra, como a Neruda, su relación de amor y odio con la burguesía. O más bien, con los “discretos encantos de la burguesía”. Pero hay mucho más en él.

Silvano Lora es en realidad un príncipe. Él, en su modestia, no lo admitiría. Pero basta mirarlo para saber que estamos frente a un hombre de estatura superior, en más de un sentido: Noble por derecho propio, íntegro, de indomable arrojo, de inquebrantable solidaridad humana. Noble, sí. Sin otro escudo o adarga que no fuese su obra plástica; y en ella, el mensaje de lucha sempiterna en favor de las clases hambrientas y oprimidas.

Setenta años y sigue siendo un joven radiante de utopías y de sueños. Para celebrarlo sus amigos nos reuniremos con él en el sótano del Museo de Arte Moderno que parece, en el buen sentido, una caverna. La misma platónica caverna de Saramago. Allí, sin los grandes reflectores de la publicidad, se presenta su última producción. El estilo (ese don particular y único que proviene directamente de las manos) es auténtico. Silvano Lora descubre un nuevo cauce para aquella masa difusa que la crítica contemporánea llama “Objetualidad”. Sobre los muros una obra objetual de peso, madura y sin embargo tierna, y poderosa, sobria, hermosa. ¿Por qué renunciar a la belleza? Esta es otra belleza. Es la suya.

Silvano no cesa de sorprendernos. Al frente de la vanguardia su lucha es la misma. Él cambia de estrategias, de trincheras, de escaramuzas. Su voz no se apaga. Pocos saben como él transformar la materia, moldearla, bruñirla. Objeto que él toca, lleva su sello. Puede que se trate de cartones, de bronces, de cobres, aluminios u hojalata; que sea tierra (como en aquellas Pinturas Negras). Estas obras se destacan sobre la mediocridad circundante, elevándose en la llanura como las aspas de un molino que golpeara el viento con su señal de alerta. Es la lúcida poesía de sus sueños. El viejo anhelo de que se repartan equitativamente los panes y los peces multiplicados. No espera ya un milagro. Alza un tenedor ferroso y lúgubre, un índice acusador. El aguerrido artista denuncia a todo pulmón la dolorosa historia del hambre.

En las altas esferas su grito apenas se escucha ahogado por el ruido de opulentos comensales que devoran sobre la mesa manjares y exquisiteces. “Los ricos ni dan ni dicen dónde hay. A la larga, el dinero guardado nos empobrece a todos.” Silvano Lorano rehuye su compromiso histórico. La obra de arte, silente, es un golpe sobre la mesa. No se trata de panfletos, ni pasquines. La imagen misma cuestiona e induce a la reflexión. El espectador advierte el quejido, pero también la esperanza. Las experimentadas manos que construyen el mensaje son las de un hombre tenaz que ha recorrido el mundo. No son pocos los países, ni las anécdotas, ni los personajes, ni las tertulias. Ni menos las angustias, ni los días de rejas, ni los años de exilio. La pátina de ese dolor recubre las obras ensambladas con pasión, pero sin amargura. Sobre su Rocinante Silvano Lora, grave y circunspecto, cabalga a buen trote todavía.

Filed Under: Artists

Federico Henriquez Gratereaux

April 15, 2019 By dillon Leave a Comment

AGUDEZA CRÍTICA EN

FEDERICO HENRÍQUEZ GRATEREAUX

FERNANDO UREÑA RIB

La agudeza y profundidad en los ensayos de Federico Henríquez Gratereaux no se advierten de inmediato, porque van recubiertas de un humor soterrado, que cual río subterráneo va llevándonos a zonas cada vez más profundas del tema elegido y tratado.

Esa profundidad no pierde lucidez, ni se recarga de sofocante densidad, sino que por el contrario va aireándose, haciéndose más transparente a medida que el ensayista nos conduce, con ironías y sutilezas, a las diversas  posibilidades de desarrollo del tema elegido.

Con todo, Henríquez Gratereaux no es el ensayista dogmático que no admite sino una conclusión.  Aunque las vertientes hipotéticas sean diversas, Gratereaux  ata los hilos conductuales y no se expande de tal manera que perdamos de vista  su objetivo.  Y no es que se trate de un camino llano.  Gratereaux nos enfrenta con franqueza a los escollos, a los aspectos más sórdidos o inverosímiles del tema y luego lo retoma con singular audacia y sobre todo, con una pluma denodada que no admite impurezas ni impropiedades del lenguaje.

Así, aunque no nos obliga a adoptar su opinión, podemos con solidez formarnos la nuestra, porque la suya está balanceada con el contrapeso de otras opiniones no menos respetadas.

Federico Henríquez Gratereaux es sin duda, uno de los más prolíficos, profundos y amenos ensayistas en la República Dominicana de hoy.

 

FERNANDO UREÑA RIB

Federico Henríquez Gratereaux

Nació en Santo Domingo, el 9 de septiembre de 1937. Ensayista, periodista, educador. Colabora en el periódico el Listín Diario. En 1980 obtuvo el Premio Anual de Ensayo. Durante varios años fue Director General del periódico El Siglo.

 

Obra

La feria de las ideas (1980), Opúsculos: Negros de mentira y blancos de verdad (1994), Cuando un estadista envejece (1995), La globalización avanza hacia el pasado (1995), La guerra civil en el corazón (1995), Un antillano en Israel (1995), Peña Batlle y la dominicanidad (1996) y la obra Un ciclón en una botella (1999).

En el año de 1960 la Editorial Revista de Occidente publicó un librito interesantísimo titulado ¿Dónde estamos hoy? Esta pregunta, convertida en título de libro fue formulada quince años después de terminada la Segunda Guerra Mundial y se refería a la sociedad humana toda. ¿Dónde estamos hoy?

El libro está compuesto por veintiún ensayos de distintos autores, cada uno un especialista de renombre mundial en su disciplina. Se reunieron así las opiniones de un economista, de un sociólogo, de un físico, un biólogo, un historiador, un filósofo, un religioso, un médico, un novelista, etcétera. Cada uno expuso su visión de la situación del hombre actual.

Los nombres de autores: el historiador Arnaldo Toynbee; el sociólogo: Helmuth Schelsky; el economista: Wilhelm Ropke, el físico: Max Born; el biólogo: Portmann; el filósofo: Julián Marías, el religioso: Martín Buber. Omito los nombres de los otros autores por ser menos conocidos por el público de nuestro país.
Es maravilloso oir opiniones sobre la ciencia, la cultura, el arte, el pensamiento, forjadas desde distintos puntos de mira y por hombres de la talla de los citados aquí. El poliedro de aproximaciones intelectuales así construidos nos enriquece de manera inesperada. Nos da una visión pluralista, interdisciplinaria, de los fenómenos culturales. Y nos saca de nuestra miserable estrechez habitual, la de nuestros propios intereses mentales.

Es de esperar que quince años después, en 1975, se pueda hacer una colección semejante y recibir otra vez la enseñanza de los que aún están vivos y de otros sabios que han ocupado el lugar de los que han muerto.

Henríquez Gratereaux, Federico, La feria de las ideas, Santo Domingo, Editora Taller, 1988.

Filed Under: Artists

Clara Ledesma

April 15, 2019 By dillon Leave a Comment

EL MUNDO POÉTICO DE

CLARA LEDESMA

FERNANDO UREÑA RIB

 

 

Lo que importa en la pintura de CLARA LEDESMA es que ella es capaz de crear un mundo propio, soñado quizás, pero auténtico, suyo. Un mundo en el que todo es posible, en el que la imaginación desbordada atrapa aquí allá lo mismo peces que barcos, que tormentas. Esa personalidad innegable, esos rasgos distintivos se hacen notar desde que ella empezara a pintar lunas, a finales de los años cincuenta.

Entonces era osada vanguardia aventurarse así, adentrándose en los espacios oníricos más íntimos y sensuales del ser. Pero ella se perdía y hacía que nos perdiéramos en paraísos irrecuperables, perdidos para siempre que estaban más cerca quizás de la poesía que de la tradición pictórica. Y es que en sus lienzos hallamos de pronto a Pedro Salinas, a Octavio Paz, a Franklin Mieses Burgos, a Fernández Spencer.

Clara Ledesma dejaba en cada lienzo un relato inacabado, una historia que nosotros debíamos concluir atando los símbolos que ella iba dejando aquí y allá como guías insinuantes. Y esa narrativa es, en consecuencia, mítica. En estas visiones nos asalta una música escondida tras palmas o rosales, en paisajes aderezados para el ojo que se deleita en seguir con cautela los rastros de una historia de caciques o ciguapas, una historia de infancia que estaba ya en nosotros y que Clara Ledesma nos hace redescubrir con los ojos de su propio asombro.

 

FERNANDO UREÑA RIB

 

 

 

Clara LedesmaNació en Santiago de los Caballeros en 1924 y murió en Nueva York en 1999.


Recibió sus primeras orientaciones pictóricas del maestro santiaguero Yoryi Morel. Fue una de las primeras mujeres en ingresar a la Escuela Nacional de Bellas Artes, graduándose en 1948. Ejerció la docencia en esta misma Escuela donde llegó a ser Subdirectora en los años 50, junto a Jaime Colson, José Gausachs y Gilberto Hernández Ortega, el grupo de Los Cuatro. Estudió en prestigiosas academias de pintura en el extranjero y de regreso al país presentó obras que había realizado en Europa bajo la influencia de Miro, Chagall y Paul Klee, entre otros.


Al egresar de Bellas Artes viaja a Madrid y Barcelona a perfeccionar sus estudios de arte. Regresa de Europa, en 1954, obteniendo el Primer Premio de Dibujo en la VI Bienal de Artes Plásticas, en ese mismo año. Anteriormente ya había obtenido uno en 1950. Obtiene, además, el primer premio de Pintura en la VII Bienal de 1956, y de nuevo en la VIII Bienal de 1958. Recibe el primer premio de Dibujo y segundo en Pintura en la X Bienal. En 1954, recibe el premio nuevamente en la XI Bienal. En 1964, recibe el Segundo Premio en Dibujo en el primer concurso Anual por E. León Jiménez, en Santiago. Realizó mas de 20 exposiciones individuales. En la Galería Xagra, de Madrid, España; en la Galería Praten, de México; en la Galería Sudamericana Paula Susel; en Lord & Taylor; en Art Garden y Ledesma, de la ciudad de New York, y en Colbert Gallery, en Canadá. Sus obras han sido expuestas en numerosas colectivas, y en países como Brasil, España, Cuba, Haití, Venezuela, Argentina, Puerto Rico, Curazao y varias ciudades de Estados Unidos de América.


La simbología esquemática en la pintura de Ledesma refleja, de manera mágica y académica, una espectacular fantasía de la realidad. Sobresale por los efectos brillantes de la luz y su agradable colorido. Sus figuras, no muestran alucinaciones y mantienen la armonía ante el misterio del ser. Su pintura representa una fantasía de la realidad en base a efectos de luz, color y la fuerza imaginativa de sus mágicas, ingenuas y encantadoras figuras. Trata de representar lo autóctono pintando con inquietud aunque alejándose del dramatismo. Una de sus mejores etapas estuvo marcada por el tema de la negritud.


Luis E. Lama, en un artículo publicado en el Periódico EI Caribe en 1978, define el arte de Clara Ledesma de la siguiente manera: “En sus cuadros persisten elementos formales, cuya reiteración les confiere un carácter definitivamente emblemático; como los círculos y las medias lunas, los seres flotantes, los habitantes de este mundo personal, místico y vital a la vez, donde el simbolismo primario y elemental en la mayoría de los casos nos remite a la procreación y a la fecundación por medio de un casto código sexual que va íntimamente ligado a sus imágenes arquetípicas. Clara Ledesma asume a través de los signos y los colores lo que se supone debe ser una imagen del trópico y en base a ello busca la belleza con sus flores, sirenas y veleros recreando una extraña mitología personal donde no están ausentes ni las tradiciones ni los excesos”

 

Tomado del Museo Bellapart

Filed Under: Artists

Gaspar Mario Cruz

April 15, 2019 By dillon Leave a Comment

EL PODER DE LA TERNURA EN

GASPAR MARIO CRUZ

FERNANDO UREÑA RIB

 

 

Al alba empieza la faena. La siniestra de Gaspar Mario Cruz empuña la gubia o el formón y la diestra el mazo poderoso. El tronco, previamente curado con paciencia, va siendo decantado. Se le entrega, desnudo de cortezas, como materia abierta a posibilidades múltiples. Golpe a golpe, fibra a fibra, Mario discute con los nudos, ahuyenta las impurezas. No hay prisas. El grano surge apretado, la masa firme, la materia dúctil. La figura asoma sus perfiles, tímida y confiada. Ahora el escultor es un testigo de la gradual transformación de los volúmenes y éstos le van atrapando poco a poco en un diálogo que le endulza los ojos. La madera cede sus secretos a la mano certera.

Ni la mano ni la imaginación se detienen hasta no despedir las últimas luces de la tarde. Afuera se escuchan los murmullos, pero nadie ha osado irrumpir. La imaginación es en Mario Cruz un refugio, un ejercicio cotidiano, urgente, solitario. La imaginación está en la palma de su mano, brota de la yema de sus dedos, del borde afilado del cincel. Es posible tocarla. Las imágenes se agolpan, se suceden, se traslapan, juegan, se encaraman las unas sobre las otras. La limpieza ( la pureza) no está solo en cada rostro que se alza e implora, ni en cada pliegue que se desdobla y se convierte en ala o en canción; está en esa alma capaz de alcanzarla.

Mario, el niño, imagina y recuerda. El nos cuenta su vida con las manos. Cincuenta años, formón en mano. La Escuela de Bellas Artes tres veces por semana, al filo ardiente de la una. Las áridas batallas del Colegio de Artistas. Hoy sus alumnos todos están aquí, respetuosos. Algunos son ya maestros. Son muchas las historias. Son muchos los años, las pasiones. Todos esperamos ansiosos el final de los interminables discursos para darle un abrazo.

Al otro lado del patio y frente a su taller se levantaron ayer los muros del olvido. Pero Mario ignora el olvido, ignora la indiferencia, el despiadado trajín urbano. El trabaja y recuerda. Sus años primeros. No. Mario no ha perdido la infancia. O mejor, la frescura de la infancia. El jolgorio de niños, el aro, la rayuela, la garata con puño. Atrapa su memoria un pasado que pulula todavía y con sabia madurez lo moldea, lo lima, lo pule, lo bruñe, le saca brillos insospechados. La acerada pátina se convierte en epidermis corpórea, cálida, pero subsiste una espiritualidad sensual y el recuerdo es ahora no solo tangible, sino entrañable.

Mario se ha ido muy lejos. Su mente discurre entre álamos y laureles, en frondosos parajes virginales. Allá ha creado dioses o los ha hallado. Le esperaban, quizás. Sus imágenes, se diría, pertenecen a algún templo ignoto. También ha rescatado reyes, amos y súbditos de una mitología particular, de una cierta demiurgia. Pero no son los otros a quienes Mario plasma. No es el mundo de allá afuera. El ha creado un paraíso que le comprende. Es su universo íntimo y ceremonial. Su escultura es auténtica, única, poderosa. Es su mas hondo y exacto reflejo. A tal punto que no sabemos ya si son estos dioses bondadosos quienes han creado a Gaspar Mario Cruz o si es al revés. Es la magia del arte, es el portentoso reino de la imaginación.

Jeannete Miller, en un extenso y bien ponderado ensayo sobre la obra de Gaspar Mario Cruz, sugiere con razón que ésta nos recuerda el espíritu sinuoso de la escultura barroca. Pero es posible ir más allá. Las esculturas de Gaspar Mario Cruztambién se acercan lejanamente ( esto es, una cercanía que excluye la contigüidad) a los conjuntos de la escultura gupta y postgupta de la India y que corresponden cronológicamente, en el arte occidental, al período gótico. Este acercamiento no es puramente formal (las curvas se enlazan y desenlazan vertiginosamente) sino espiritual. Surge de la manera en que los cuerpos se tocan y de lo sagrado y ritual de ese contacto. A través de la bruñida piel de cada una de sus piezas aflora inviolable la ternura.

Gaspar Mario Cruz llama “Familias” a esos grupos silentes. Y en efecto, los cuerpos pulsantes se integran o aproximan con latente vitalidad aunque sin violencia, sin desmesura. Se abrazan mansa y ceremonialmente, se entretejen, se unen sin poseerse, como si esa unión ocurriera después o mas allá del amor. No hay excesos, no hay sexo, tan solo su veneración trascendente.

Si nos empeñáramos en hallar una palabra capaz de describir el espíritu que habita detrás de la formidable muestra de esculturas que la Galería Ultimo Arte presenta en homenaje a los cincuenta años de labor artística del dominicano Gaspar Mario Cruz, esa palabra tendría que ser AMOR. Esta es una obra de amor y de dedicación absoluta. Mario Cruz es un ejemplo viviente de tenacidad, de paciencia y valentía frente a un medio apático e incomprensivo. Pero él nunca ha dejado de atrapar sus sueños. Y sobre todo, a los cincuenta años de labor, Gaspar Mario Cruz es para nosotros un incomparable ejemplo de maestría.

Filed Under: Artists

  • « Go to Previous Page
  • Page 1
  • Interim pages omitted …
  • Page 20
  • Page 21
  • Page 22
  • Page 23
  • Page 24
  • Interim pages omitted …
  • Page 37
  • Go to Next Page »

Primary Sidebar

Latin Art Museum
Cold Brew Addict. Artist.
Lover Of All Things Cars. Digital Nomad.
Aspiring Photographer, Coder and Health Nut.
FacebookGoogleInstagramTwitter

Email Newsletter

Sign up to receive email updates and hear what's going on with our company!

Recent Posts

  • The Art of Concrete Construction – Techniques & Process
  • 10 Reasons to Bring Art into Your Home
  • 5 Amazing Features Of Virtual Reality (VR) And Augmented Reality (AR) In The Arts
  • The Art of Displaying and Caring for Your Artwork
  • Why Your Family Portrait Is More Than Just a Picture

Copyright of LatinArtMuseum.com © 2025