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dillon

Mia Taveras

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

BELLEZA DE LA MUJER DOMINICANA

MÍA TAVERAS

MISS REPÚBLICA DOMINICANA

 

 

La señorita Mía Taveras López fue coronada Miss República Dominicana Universo 2006, durante la realización del certamen en el Palacio de los Deportes ‘‘Virgilio Travieso Soto‘‘ de esta ciudad.

La nueva reina asume desde este momento el reto de ser digna representante del país ante el concurso internacional Miss Universo 2006 que se celebrará en Tailandia.

Taveras, representante de la provincia Santiago, logró superar las etapas de semifinalista y finalista, recibiendo en todo el trayecto el apoyo de un público bastante animado que la estimuló hasta el final. La nueva Miss República Dominicana Universo fue coronada por Renata Soñé, Miss República Dominicana Universo 2005.

Como primera finalista quedó Eva Arias, representante de Espaillat, mientras que Dawilda González, del Distrito Nacional y Martha González, de Monseñor Nouel, se coronaron como segunda y tercera finalistas, respectivamente.
La actividad contó con la participación especial de Miss Universo 2005, Natalie Glebova, quien agradeció la oportunidad de visitar el país y dijo estar ‘‘feliz de estar en República Dominicana” y de Zuleyka Rivera, Miss Puerto Rico Universo 2006. El concurso fue transmitido a todo el país a través de Telemicro, y contó con la participación artística de los intérpretes de reggaetón, Nipo, quien tuvo a su cargo la apertura musical, Pedro Prez, Lizy y Baby Ranks.

El principal reto que deberá enfrentar Miss República Dominicana Universo 2006 será rebajar por lo menos 12 libras, pues su actual peso de 130 libras no encaja con los cánones de la organización Miss Universo, revela la propietaria de la franquicia Miss República Dominicana Universo.

La puertorriqueña Magalis Febles no descartó la cirugía plástica “si fuera necesario, para que Mía luzca más bella”, 12 horas después de la coronación de la joven estudiante de ingeniería industrial.

Febles, que esculpió las figuras de las Miss Universo de origen puertorriqueño Dayanara Torres y Denisse Quiñones, así como de 14 finalistas del prestigioso certamen, entre las que se encuentra la dominicana Renata Soñé (2005), y de cinco Miss Fotogénicas, aseguró que en enero de 2006 comenzará el entrenamiento intensivo de Taveras.

“Tenemos que reforzarle la oratoria y cómo hablar en público; también entrenarla para que se arregle y maquille sola, tal como lo aprendió su antecesora Renata Soñé”. Febles prefirió no revelar quiénes serán los maestros de Mía, entre los cuales estarán expertos dominicanos y puertorriqueños, pues también es la propietaria de la franquicia de Miss Universo en Puerto Rico.

Junto a la campaña de cincelar a las representantes de Puerto Rico (Zuleika Rivera) y República Dominicana que participarán en Miss Universo 2006, a efectuarse en Tailandia, Febles declara de manera abierta que se dedicará a sensibilizar “al presidente Leonel Fernández y al secretario de Turismo, Félix Jiménez, para que en 2007 se realice en el país Miss Universo, ya que va acorde con los programas de expansión y proyección que emprende este Gobierno”.

Pese a que el primer mandatario no recibió a la invitada especial de Miss República Dominicana Universo 2005, la beldad canadiense Natalie Glebova, en el Palacio Nacional, si hubo un encuentro fortuito en el lobby del Hotel V Centenario la mañana del domingo 18 de diciembre. “Su Presidente es un caballero y un genio, está muy preocupado por su país”, externó a Clave Digital Miss Universo 2005 cuando era despedida por quien podría ser su sucesora, Mía Taveras López.

Glebova no descartó retornar al país -y luego lo confirmó Febles- para seguir apadrinando a los niños de la Casa Rosada y promover la realización de un certamen de Miss Universo.

“Soy Miss República Dominicana”

Durante la rueda de prensa Taveras señaló que esperaba ese día en el que “dejaría de ser Mía para pasar a ser Miss República Dominicana”. Descartó que su familia –es hija del arreglista Jorge Taveras y hermana de Tuto y Remi Taveras- influenciara en la obtención de la presea que lucía con seguridad la mañana del lunes; también recordó que todas las candidatas ofrecieron ruedas de prensa.

Junto a su entrenamiento intensivo, que ameritará incluso detener sus estudios universitarios, Mía apadrinará el proyecto Renacer de Haina, del cual se encargará de promover la obtención de fondos para alfabetizar a madres solteras y mujeres víctimas de la violencia intrafamiliar.

Febles indicó que la gran responsabilidad de Miss República Dominicana 2006 será la de ponerse los zapatos de Renata Soñé para alcanzar igual posición, segunda finalista, o superarla.

Apenas tiene 19 años y los dominicanos ya le rinden pleitesía a Mía Taveras, la nueva Miss República Dominicana, que medirá sus bellos atributos contra las representantes de otros países en el Miss Universo 2006.

A ritmo de reggaetón y con la presencia de la máxima beldad, Natalie Glebova, actual Miss Universo, los dominicanos eligieron a su reina de belleza la noche del domingo 18 de diciembre, excelente cierre de año con perfecto timing para elegir a la que podría ser sucesora de Amelia Vega.

Mía Taveras, de 19 años, representó a la provincia de Santiago de los Caballeros, al norte de Santo Domingo, y recibió la corona de manos de su antecesora Renata Soñé, quien resultó finalista en el certamen de este año celebrado en Tailandia.

“Pueden tener por seguro que llevaré esta corona para orgullo de los dominicanos”, dijo el domingo en la noche Taveras, momentos después de su coronación.

Mía Taveras ya era ganadora al momento de realizarse la etapa final del concurso, pues en una elección preliminar, Taveras fue seleccionada también como “Miss Rostro”.

La gala contó con asistencia de Miss Universo 2005, la canadiense Natalie Glebova, y de Miss Puerto Rico Universo 2006, Zuleyka Rivera.

La elección se hizo en medio de un espectáculo artístico con intérpretes de reggaetón, entre ellos los puertorriqueños Pedro Pérez, Lizy y Baby Ranks y el dominicano Nipo.

Mía Taveras, hija de Lourdes López y el maestro Jorge Taveras. Nació el 4 de julio de 1986 y es la más pequeña de cinco hermanos.
Realizó sus estudios primarios y secundarios en la escuela bilingüe The Americas Bicultural School (ABC), donde obtuvo los más altos honores de su promoción. Actualmente cursa la carrera de Ingeniería Industrial en la Pontificia Universidad Católica Madre & Maestra (PUCMM).

En el año 2003 se graduó como diseñadora de joyas en la prestigiosa escuela de Altos de Chavón; Mia habla inglés como segunda lengua y posee amplios conocimientos de italiano y francés.

Disfruta leer, jugar volleyball (fue jugadora más valiosa en varias ocasiones de su equipo en su época escolar) y pasar tiempo con su familia y seres queridos.

Como joven consciente le preocupan los principales problemas que aquejan a nuestra sociedad y dentro de su plan de trabajo como futura Miss República Dominicana, está combatir la violencia intrafamiliar.

Además de todas estas condiciones y muchas más que no hemos mencionado, el apoyo de toda la gente de su pueblo, Santiago, convertirá su sueño en realidad!

 

 

 

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Nueva Poesia Dominicana

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

LA POESÍA QUE VENDRÁ

NUEVA POESÍA DOMINICANA

PEDRO GRANADOS

 

La poesía que vendrá

De impecable factura, acaba de aparecer Juego de imágenes. La nueva poesía dominicana (Santo Domingo: Isla Negra/ Hojarasca, 2001) 2da edición, antología preparada por Frank Martínez (Santo Domingo, 1965) y Néstor E. Rodríguez (La Romana, 1971).

Labor harto encomiable la de ambos jóvenes, ya que a la selección de los textos –a cargo de Martínez– la guía un punto de vista coherente y moderno, incluye lo que en la práctica cae por su propio peso: la poesía contemporánea dominicana no se puede concebir ya con un criterio estrictamente geográfico, sino cultural, y en este sentido el volumen integra poemas de autores que viven fuera de la isla temporal o permanentemente.

Por su lado, respecto a los comentarios críticos a cargo de Rodríguez, sorprende la precocidad de su discurso, sobre todo en cuanto a las atinadas conexiones que establece entre los trabajos de los poetas antologados y sus pares en nuestro idioma; baste un ejemplo: “Una insólita correspondencia entre el motivo sacro, la estética neorromántica y el primer Vallejo determina la obra de Manuel García-Cartagena” (20).

Aunque, es oportuno decirlo, una precisión crítica de este tipo sólo cabe practicarla en autores cuya obra facilita dicha tarea; es decir, textos que no trascienden su propia carpintería, su propio andamiaje discursivo y, en este sentido, la crítica al banalizar indirectamente su objeto en vez de invitarnos a la lectura de una vez concluye con ella.

Mas estos son los avatares de toda crítica genealógica, que lee hacia el pasado, y que en el peor de los casos –no en el de Martínez, debemos ser justos– se complace en ser un muestrario de huellas digitales, pura labor de índole policial. Nosotros, en cambio, consideramos que no existe todavía el gran poeta dominicano por todos esperado, pero que sí está en pleno proceso de gestación; y es sobre todo por este motivo que intentaremos leer hacia el futuro, aunque de antemano pedimos el lector disculpe cierto énfasis didáctico.

Los textos de los poetas más representativos de Juego de imágenes exhiben mixturas curiosas, pero ninguna síntesis todavía. Si es que lo poético –según Walter Benjamín en su famoso trabajo sobre la poesía de Holderling– “representa la unidad sintética entre el orden intelectual y el intuitivo”, podemos afirmar que en los textos de nuestros poetas aún no existe dicha unidad, configuración específica y creativa de un trabajo personal.

Entonces, más que el archivo, por lo demás común al resto de los poetas latinoamericanos en esta era de la globalización, nos interesará establecer un esbozo de aquellos desajustes entre “intelecto e intuición”, entre lo incorporado de la tradición y lo auténticamente digerido, entre lo que establece la moda y un real gesto de estilo.

De esta manera, por ejemplo, en José Mármol (Santo Domingo, 1960) –quizá el más conocido entre los poetas dominicanos de la década del 80– detrás de unos decorativos Lezama Lima o César Vallejo, está Pedro Salinas, aun más que Juan Ramón Jiménez, ejerciendo su magisterio purista y neorromántico; esta ubicua presencia, además, opaca o diluye el fervor huidobriano que está en la base de la mejor inventiva lingüística de Mármol.

Lo que sucede es que la imaginación de Huidobro coincide con la del dadaísmo, es en el fondo –sobre todo en Altazor– un tomarse en serio el absurdo, con las consecuencias estético-ideológicas que esto conlleva; es decir, Huidobro, al menos en su poesía, es auténticamente secular y vanguardista, aunque democrático no sea. Los textos de Mármol, en cambio, insisten en una sensibilidad pre-industrial (quizá a tono con los surrealistas, pero no con los dadaístas) y se diluyen en una suerte de misticismo literario donde el Huidobro vanguardista cede su lugar a Salinas, el melifluo, y de aquél sólo va quedando su imagen oficiante, sacerdotal y, asimismo, su posición ideológica nada democrática: “en mi turno de sentirme dios, voy a crear/ un himno para el viento y la memoria” (Esquicio de vuelo”); “yo te nombro ciudad irreal/ hundida en la penumbra de un recuerdo invernal// yo te nombro ciudad irreal hundida en la// penumbra de un recuerdo fatal” “Poema 24 al Ozama: acuarela”); “Elévame, elévame,/ elévame y no me sueltes nunca al rumor de lo que es” (“Arte poética”). Por tanto, el reto de este autor estriba –si esto es viable y prevalece lo auténticamente romántico (prometéico) en su poesía– en bajar al llano; quizá éste le ayude a desarrollar una vinculación con el Ozama que vaya más allá de las volutas impresionistas donde se licúa el poema.

Sin el “rumor de lo que es” no existe poesía, sino entelequia, saber libresco, mero profesionalismo o –en el peor de los casos– pura ideología vendida bajo la forma de unos harto canónicos versos. Debería tener presente que, tal como en ! el caso  cimero de un Pedro Henríquez Ureña, su repugnancia al positivismo (léase, en Mármol, a la sociología) nunca se trocó en desinterés por nada de lo humano.

Sin embargo, no debemos mezquinar en este poeta su oficio de escritor, su acertado liderazgo –al parecer unánimemente reconocido por su generación– en apartarse de la grandielocuencia política o sentimentaloide o modernista tardía, típicas de las comarcas latinoamericanas donde el vanguardismo, como fenómeno más o menos orgánico y no sólo aventura individual, fue extemporáneo o no cuajó en su debido momento, tal el caso de la literatura en la República Dominicana.

Por otro lado, en cuanto a Marta Rivera (Santo Domingo, 1960), sobre su poesía predomina cierto discurso crítico que en los años 70 nos venía masivamente desde Francia, nos referimos a los textos ya clásicos de Blanchot, Barthes, Foucoult o Bataille, que convierten a los versos de Rivera en auténticos comentarios –corolarios de aquellas ideas– a los que se avocaron otros muchos intelectuales latinoamericanos en la década del 80.

De esta manera, detrás de la dupla Lezama-Pizarnik (Vallejo) prevalece aquél discurso: “El asombro del tiempo, sumergiéndonos/ en esta doble causalidad lezamiana.// El tiempo del poema (ese que no transcurre)/ está en fuga” (“Canción del tiempo y del hermano”). Prevalece Roland Barthes o el muy respetable señor Octavio Paz, poeta al que más bien temprano que tarde conviene desmitificar y, sobre todo, olvidar.

Claro, semejante discurso luce asimismo otras variables –aunque habría que añadirle un autor como Jacques Lacan–, Marx no decía nada a los amantes. Es decir, si bien aquellos clásicos franceses nos permitieron rescatar el cuerpo –o, al menos, cierta idea sobre el cuerpo– de los fundamentalismos que en Latinoamérica, por los años 60 y 70, se habían convertido la sociología, la filosofía y gran parte de la literatura, tampoco deja de ser cierto que hoy por hoy constituyen un lastre retórico sobre todo para aquellos poetas que, con muy justificadas razones, intentan rescatar su identidad escamoteada por un orden machista o patriarcal, verbigracia, las mujeres o la comunidad gay. Precisamente en este sentido, ciertos poetas de Juego de imágenes nos ilustran de lo que en poesía jamás debemos hacer, tal es el caso, entre otros, del patetismo de Carmen Sánchez (Hato Mayor, 1960) o de los monólogos de los psicoanalistas Claribel Díaz (Santo Domingo, 1963) y Jorge Piña (San Juan de la Maguana, 1959) donde la poesía deja de ser expresión libre y confiada de la emoción y del pensamiento y, en cambio, aparece maniatada a un viejo diván de utilería.

El cristianismo censura a los amantes; Freud, fatalmente les quita la fantasía. En cambio –y en este mismo contexto, digamos, el del lenguaje del cuerpo– algo de lo que pensamos sí se debe hacer en poesía, va por el lado de algunos aislados versos de Marianela Medrano (Monte Cristi, 1964), originales metáforas, pero que no llegan a redondear un poema: “Estamos juntos sin entenderlo/ luchando por irnos//… Te paso una cicatriz/ Me extiendes un brazo mutilado” (“Encuentro de los cuerpos”); percibimos potencia de los sentidos y capacidad expresiva o deformante, pero que pocas veces cuaja en intensidad ya que los versos de Medrano están todavía a la búsqueda de un lenguaje y un formato propios, el que luce ahora encauza de modo harto previsible sus energías, las hace caer en el lugar común.

Similar promesa de una erótica zozobrante la podemos observar en los textos de Fernando Cabrera (Santiago de los Caballeros, 1964), y similares limitaciones también; mas, probablemente, sea Petra Saviñón (Neyba, 1977) –no incluída en esta antología– la que empezando desde el discurso de Marta Rivera esté perfilando, con un lenguaje directo y mucho más inmediato, el erotismo del futuro. Sin embargo, en Juego de imágenes, dos mujeres lucen lo que podríamos denominar un interesante gesto de estilo, muy en particular Angela Hernández (La Vega, 1954), sino leamos: “Lo que tengo es el vivo de los barrios./ La culebrilla feliz de los mercados/ míseros. Boca del alma rota por el vino. El tempranero/ empeño de quien trueca la eternidad por alimentos” (“Lo que tengo es un pulmón cerrado como piedra”). Y esto es así porque, precisamente, Hernández se sale del formato, de aquel muy mal denominado lenguaje del cuerpo: golosina de nuestra pequeña burguesía intelectual latinoamericana.

Y ella escapa del formato gracias, sobre todo, a sus lecturas (o al estudio) del Siglo de Oro español, particularmente del Barroco. Ahora, la tentación de Hernández es la elocuencia, el gran formato y el versículo, para la que no está preparada; su mejor factura está en el cuadro de escenas íntimas en formato pequeño; cuando habla bajito, no pretenciosamente, se deja escuchar mucho mejor. La otra poeta en pos de un estilo, cuando supera los versos de agenda, es Aurora Arias (Santo Domingo, 1962), básicamente a través de su prosa: “Hablamos en azul de cualquier cosa, con él soy como soy, no hay imposturas.

Su boca es un papel de escribir […] Mi boca es su juguete de morder, su fruta de saciar la soledad” (“Fantasma”); en sus mejores momentos aquélla es sencilla e inventiva, fresca, lejos de callejones intelectualoides o de amaneramientos neobarrocos.

Otra poeta interesante, aunque nos sorprende no figure en esta antología, es Ylonka Nacidit-Perdomo (Santo Domingo, 1965); es la única entre sus poetas congéneres donde subsiste cierta atmósfera encantada, como la de los cuentos de hadas, que la conecta directamente con los modernistas, en particular con los cuentos de Rubén Darío:

“Amaneciente la ciudad trae consigo el amarillo exacto de la sonrisa. Sus olores masculinos. Renuncias. Sus pipas de hojas. Hacia el sur […] Nadie habla sonando en sus puertas con el tedio que guardaba entre su suave sexo” (La ciudad amaneciente”).

El legado modernista: ambigüedad, anécdota subordinada a la palabra y a la música –mucho más que la poesía de Alejandra Pizarnik, Clarice Lispector o las otras retóricas, consideradas femeninas, y que tienen su fundamento en la obra de Proust– es el que está en la base de los textos de Nacidit-Perdomo, tanto más personales cuanto más insulares de todo lo considerado femenino a priori.

Como podemos notar, los poetas antologados en Juego de imágenes establecen conexiones programáticas, también involuntarias afinidades; obviamente, estas últimas son las únicas que cuentan en poesía.

De este modo, por ejemplo, es interesante observar cómo los textos de León Félix Batista (Santo Domingo, 1964) y Plinio Chahín (Santo Domingo, 1959) son los que –entre todos los poetas seleccionados– aprovechan mejor el legado de Lezama Lima; es decir, en la mayoría de los otros poetas el cubano no es un fetiche, y sólo constituye un referente, casi una nota erudita.

En cambio, en Batista y Chahín, se atisba –en algunos momentos, muy pocos, y gracias a la fusión que establecen con la dicción borgeseana– la cornucopia marina, eco e idea (circulares y proliferantes) que constituyen la deslumbrante poesía del actualísimo Lezama Lima. Vayamos a los ejemplos: “Así lo dijo Buda/ Ama a otro en su necesidad primordial/ Mas no lo juzgues en su agonía/ Reposa tus manos sobre él como el fruto apetecido/ …/ Pues ¿qué culpa tiene el que nunca existió/ y sin embargo le duele la vida?” (Chahín: “9”); “Las deidades del pasillo (fotos, íconos, suturas) se angularon de cansancio, se rompieron por ser muebles y alternar con el enigma. […] En ese nuevo espacio calarán los accidentes, la memoria, estaré yo (que apedreo las lechuzas, porque es lícito)” (Batista: “Esa cosa que se llama casa”). La intución, de ambos poetas, es muy válida, nadie debe tratar de escribir como Lezama (al menos que desee parodiarlo), pero sí puede sacar partido de vetas dejadas por el maestro, digamos, empleando un catalizador que nos permita seguirle sus huellas para, de este modo, comenzar a ser nosotros mismos también.

Borges es magnífico para adentrarse en Lezama –aunque el cubano descienda del Africa y el argentino de los barcos– ya que los dos son devotos de la etimología, es decir, su lucidez reposa en el lenguaje, en el lenguaje y no en la idea como en aquellos dizque filósofos, psicólogos o sociólogos que pretenden escribir poesía.

Asimismo, ya en el terreno de un Borges coludido esta vez con Vallejo, tenemos las obras de Dionisio de Jesús (Juan Sánchez Ramírez, 1959), Frank Martínez (que no se auto-incluye en esta antología), Pedro Antonio Valdez (La Vega, 1968) y –aunque a veces sus textos descansan en Paz– Nan Chevalier (Puerto Plata, 1965) y Felix Betances (Samaná, 1962). Sin duda, el más interesante de todos, por sus aciertos pasados, es De Jesús: “!No ay razón carne mía para sentirse adolorida!/ Por morirme es que nazco como una vieja espada misteriosa./ Soy inocente por llegar tarde a los crepúsculos y al ábaco./ …/ Y yo en esta hora del placer casi ido purifico el adiós./ Las cuatro de la vida y el inagotable lenguaje del placer/ sigue inédito en el tiempo” ( “Cuatro de la tarde lejos de ti”); y la promesa extraordinaria, por su inteligencia y opción por un lenguaje llano, Martínez.

Mención aparte merece la poesía de Carlos Rodríguez (Santo Domingo, 1951 – New York, 2001) porque, dada la modernidad de su personal registro, entronca con lo que tratan de hacer los más jóvenes. Del Siglo de Oro español hasta Jaime Gil de Biedma, pasando por Antonio Machado y Luis Cernuda, su poesía exhibe con acierto algo de aquel festín de la palabra sumado a una incisiva y, muy contemporánea, ironía: “Sólo un ronquido escucho además de otro murmullo/ que es constante./ Los cuervos hablan hoy en la mañana y mi ventana es un nidal./ El libro de estas cuerdas es una gran fiesta/ que acaba a ratos./ Amanece y está el residuo limpio de la noche./ Una muchacha duerme en la otra sala,/ un amante en el sofá y mi mujer, que es la del ronquido” (“Amanece”). Creemos que los más jóvenes como Homero Pumarol (1971), aunque ausente en esta antología, y el mismo Frank Martínez optan también por este mismo disfrute distanciador e inteligente –intentando combinar tradición y lenguaje de la calle– que es la ironía. Otro poeta puente entre los 80 y los 90, incluído en Juego de imágenes, sería Basilio Belliard (Moca, 1966), cuando de verdad logra desprenderse de los preciosismos inútiles que lo atan a la denominada “poesía del pensar” –expresión acuñada por José Mármol para definir a su generación–; perplejidad ante lo cotidiano, parodia, fragmento y fábula serían los ingredientes que fluyen a través de Belliard hacia los poetas del 2000.

Para finalizar, y arriesgando aun más nuestras hipótesis, podríamos concluir que en Juego de imágenes. La nueva poesía dominicana, como en el resto de la poesía latinoamericana de nuestros días, se experimenta en acercamientos entre poetas hasta hace muy poco considerados inviables; así por ejemplo, llaneza y neobarroco (Siglo de Oro), Borges y Vallejo, Huidobro y Parra; aunque para el caso específico de la caribeña República Dominicana, y muy curiosamente, Lezama Lima en general está ausente, aunque su presencia sea reclamada de modo explícito y sistemático en muchos de los versos de esta antología.

Por un lado, la poesía dominicana es muy seria; por el otro, incluso cuando pretende ser espontánea –coloquial o erótica– es cultista y apela irremediablemente al canon. Incluso nos atreveríamos a decir que esta poesía carece de sentido del humor. La explicación de dicho fenómeno probablemente es harto compleja, existen factores de tipo cultural e histórico que deben ser considerados, y que harían a República Dominicana muy distinta a su vecina Cuba. Lo cierto es que la efervescencia de José Lezama Lima no cunde en las letras dominicanas; menos, el humor, la sencillez, el encanto y la inventiva de su maravillosa habla popular. Todavía el habla callejera no ha entrado creativamente a la poesía dominicana; decimos creativa y no imitativa u oportunistamente (demagógica, rastrera, proselitista).

En definitiva, en República Dominicana aún es importante la “literatura”, las altas letras, como signo de clase o de perfección profesional o moral; cuando ya por ahí se ensaya –muy lejos del descuido, frivolidad o facilismo– una dicción del error o de la imperfección; textos donde a través de las fisuras de su tartamudeo, de su pequeña cosa, se filtra –como a través de un tosco secante– la más fina y auténtica de las poesías; y no las de un yo ampuloso, culto o soberbio. Es por aquel motivo que los que mejor han cuajado en esta isla son Borges y Vallejo. El argentino, por las obvias razones de cultivar !
el claro y necesario buen decir; el peruano, porque su poesía –muy a simple vista– es quizá lo que más se parece a la bachata.

Mas, ni a Borges ni a Vallejo podemos leerlos sin una cuota de auténtico buen humor; es decir, del que brota de prejuicios superados y del profundo conocimiento del arte que, a fin de cuentas, siempre ha sido reflejo de los palmos de libertad y de alegría ganados entre la gente.

 

PEDRO GRANADOS

 

 

PEDRO GRANADOS

Lima, Perú, 1955. Ph.D (Hispanic Language and Literatures) por Boston University. Ha publicado los siguientes poemarios: Sin motivo aparente (1978), Juego de manos (1984), Vía expresa (1986), El muro de las memorias (1989), El fuego que no es el sol (1993), El corazón y la escritura (1996), Lo penúltimo (1998) y Desde el más allá (2002); asimismo una novela: Prepucio carmesí (New Jersey: Ediciones Nuevo Espacio, 2000). Su obra crítica figura en revistas especializadas como Anales Galdosianos, Crítica, INTI, Lexis, etc. y tiene en preparación la publicación del libro Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo. Además, colabora con regularidad en la prensa tanto en papel como electrónica (Agulha, La insignia, etc.), sus artículos versan fundamentalmente sobre poesía contemporánea. Redactor habitual de la revista BABAB y corresponsal para USA y Perú.

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Chiqui Vicioso

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

CHIQUI VICIOSO

EN LA DRAMATURGIA DOMINICANA

MIGUEL DE MENA

 

SHEREZADA (CHIQUI) VICIOSO

 

CHIQUI VICIOSO Y SUS EXTRAÑOS ULULARES

Miguel D. Mena

Si todo se hormiguea allá abajo, con las luces de Santo Domingo apagándose y los cinturones aquí apretados, algún poema tiene que ver. Tiene que producirse el consuelo de las imágenes, la fluidez de alguna palabra estableciendo las líneas aureáticas, las sombras que nos dan la sensación de densidades en el alma.
Chiqui Vicioso tiene que aparecer por esa puerta. Tiene que ver su poesía, su teatro, su presencia. Tiene que estar algo ahí redefiniéndonos, sacándonos chispas, moviéndonos por esos terrenos clandestinos de la amistad blindada.

Titulada en ciencias sociales, pedagoga de profesión, poeta, diplomática de la creatividad local, sus logros ponen a la deriva todos aquellos clavos con los que la dominicanidad oficial se sustenta. Nacida en Santiago a finales de los 40 dentro de una familia donde la Poesía Sorprendida se respiraba por parte de la madre, ella también una gran poeta, su vida se constituiría en ululares extrañísimos.

El Nueva York de los setenta sería la primera estación de un mundo que se ha estado cruzando palmo a palmo de este lado del hemisferio. Guinea-Bissau, Brasil, Nicaragua, Cuba, Bolivia, son algunos de los planos donde se han formado esas coordenadas. La mujer ha sido uno de sus pilares. Gracias a ella nos adentramos en el mundo de Julia de Burgos, y de paso, se produjeron importantísimas revelaciones de uno de los amantes de la autora puertorriqueña, Juan Isidro Jiménes Grullón. Luego vendrían traducciones de Sylvia Plath, pensamientos sobre los problemas de género desde los años 80.

Al mismo tiempo que la promoción de estas autoras y sus temas se producía, también había una gran labor de aglutinamiento de artistas en un trabajo multidisplinario. Produciría entonces una serie de trabajos con los creadores plásticos más reveladores del momento, Tony Capellán, Belkys Ramírez y Jorge Pineda. Redescubrimos el libro como objeto de arte, el valor de las texturas, los colores, las formas. El libro no sólo era para ser leído, sino para verse, agudizando ese gusto cuasi-infantil que de repente perdimos alguna vez.

Sensible para todo lo que significara creación, ahí estaban las teorías al lado de la lírica, la consejería en proyectos educativos nacionales y extranjeros, y su irrestricta solidaridad con proyectos revolucionarios. Sin tener que ponerse alguna bandera en el pecho, Chiqui fue una de nuestras Juanas de Arco. Ahí estaba la conciencia del compromiso, la materialización de una voluntad y las ganas de pluralizarse en todo lo que conllevara una mejor condición humana.


Un buen día la poesía llegó a sus últimas costas. Nuestra autora había publicado “Un extraño ulular traía el viento”. La conciencia de lo mágico caribeño había logrado una de sus apuestas fundamentales. Tomás Hernández Franco y su “Yelidá” ya no estaban solos en el parnaso dominicano. Más de cincuenta años tuvimos que esperar para tener un texto poético que nos enlazara a los aires de Aimé Cesaire, Derek Walcott y Cos Causse.

Después de ahí las flotas tomaron otros cursos. No contenta con el ensayo y la poesía, las nuevas aguas serían las del teatro y el ballet. Luego de un primer proyecto a partir de textos de Emily Dickinson, Chiqui Vicioso escribiría “Whiskey Sour”, quizás la obra de teatro de más éxito en el último decenio del siglo XX. Si con “Un extraño ulular…” accedíamos a nuevos ámbitos de lo caribeño en nuestra insularidad, con esta obra se estaba pensando en álgunos ámbitos de la modernidad. El acto de pasar a nuevas edades, el sentido de la finitud de la existencia, se presentaban de una manera hilarante, cómica a veces, lírica siempre.

La mujer fue una y fueron muchas. Parecía que a “la mujer” había que irle descubriendo sus niveles para llegar a su estadio más desexuado, a su condición de ser, ser así, simplemente.
Entonces llegamos a sus variaciones sobre Salomé Ureña, nuestra poeta por excelencia, el arrebato por eso que está por ahí aunque cierto sentido común trate siempre de ocultarlo.
Todos tenemos un poquito de Salomé. Está la vida sin oropoles, las tensiones extremas del ser, esas flechas que siempre salen y que al verse tan lejos disipan todo sentido de la corporalidad.
Chiqui Vicioso ha logrado poner marcas sustanciales en esas direcciones por donde nos hemos movido. Sus cartografías son difíciles de conceptuar en una fórmula. La sensación de su obra es que las palabras muchas veces no son suficientes. Buena representante de 1968, lo suyo -y lo nuestro- está en el viento, en un mundo donde los girasoles también dan cuenta de un estado espiritual, de una búsqueda que es encuentro.

El viento sigue trayendo sus murmullos. Todo Santo Domingo está hormigueando allá abajo. El mar, lo que suponemos es el mar, es como un cielo al revés y sin luna. Ahora puede uno quitarse los cinturones, moverse un poco, confirmar que muchas almas de uno mismo se han quedado flotando en algún lugar, como aquellos personajes de “Perdidos en el espacio”.

Uno sabrá, sin embargo, que no importan tanto estas levitaciones. Aquí tengo los poemas de Chiqui Vicioso. Con seguridad que los compartiré con ustedes alguna vez.
Claro que los compartiré.

Miguel D. Mena

Poeta, dramaturga, ensayista, pedagoga. Su vida ha sido un constante movimiento: Desde mediados de los 60 en Nueva York, donde estudia sociología y pedagogía, estaciones en Guinea Bissau, Brasil, donde estudia y trabaja. De vuelta a Santo Domingo, a finales de los 70, comienza una labor simultánea de poeta, ensayista y traductora. Se interesa especialmente por dos temas: la mujer y el mito. Comienza una serie de estudios sobre importantes mujeres -como la puertorriqueña Julia de Burgos, la norteamericana Emily Dickinson y la dominicanaSalomé Ureña-, así como sobre la participación de ésta en la sociedad. La publicación de “Un extraño ulular traía el viento” (1985) concita la atención de la crítica, al considerarse el primer gran poema que, luego de “Yelida”, de Tomás Hernández Franco, se plantea lo mítico dominicano en el contexto caribeño. En los años 90 se ha dedicado al teatro, con dos importantes obras: “Wish-ky Sour” (Premio Nacional de Teatro Cristóbal de Llerena 1997) y “Salomé U.: cartas a una ausencia”. En la primera se plantea los cambios existenciales de la mujer en sus accesos a nuevas edades, mientras que en la segunda, es una consideración crítica sobre las condiciones de vida y de creación de la mujer en una sociedad post-colonial.


Perrerías”, teatro dominicano para el mundo



Se estrenó en Casa de Teatro en abril. De ahí viajó a Cuba. De ahí se pone el punto de mira en Madrid. La obra de teatro Perrerías, de la poeta Chiqui Vicioso, Premio Nacional de Teatro y autora de las obras Wish-ky Sour, y Salomé U., Cartas a una Ausencia, lleva las tablas nacionales por el mundo. 

Una escritora ha desaparecido en París. Perrerías ha tomado ese hecho como punto de partida. La obra teatral que se representó en Casa de Teatro y que después viajó a La Habana al Mayo Teatral relata las especulaciones que sobre esa desaparición se van tejiendo como en una inmensa torre de babel donde todo el mundo sostiene una posición diferente y nadie se comunica entre sí.
Rescate de la cultura amatoria de los “tígueres” y las intelectuales, la obra es una muestra del complejo entramado social que aprisiona a los dos personajes principales de la misma: La escritora y el “perro”, y los múltiples muros, comenzando por el lingüístico, que los separaron en vidas anteriores y los siguen separando en el tiempo que la obra representa.

Tragicomedia

Perrerías es una obra cargada de humor e ironía, que representa de manera cruda el duelo verbal, de valores, entre dos visiones de la vida y del amor, conjugando con maestría movimiento, sonido, luces y actuación, bajo la dirección de la más galardonada de nuestras actrices: Carlotta Carretero, y un grupo de jóvenes actores y actrices que se caracterizan por su talento y búsqueda en la creación de un nuevo teatro en la República Dominicana.

Además de su paso por la mencionada cita cubana, Perrerías también ha sido seleccionada como la obra que representará al país en el Semana Dominicana en Casa de América, en Madrid, el próximo noviembre, un altísimo reconocimiento al esfuerzo de todos y todas los que trabajan en su realización, y al teatro dominicano de actualidad y su representación de la condición femenina.
Con su estreno en Casa de Teatro, la institución continúa su tradición de apoyar las nuevas búsquedas en el arte de la representación, convirtiendo cada nuevo espectáculo en una celebración del arte dominicano en toda su expresión.

La obra es una co-producción de la autora y Producciones MARIPOSA de Rita Ginebra, y se presentará bajo la dirección de la laureada actriz y directora Carlotta Carretero y su grupo de teatro Cocuyo, con un elenco conformado por el dramaturgo y actor Radhamés Polanco; las actrices Paloma Acosta e Isabel Spencer y el actor Micky Montilla; con música original de Miguel Hiraldo; diseño y realización de luces de Ernesto López y Halmar Gómez; realización del vestuario de Pastora Delgado y fotos de Fernando Calzada.

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Julia Alvarez

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

JULIA ALVAREZ

EN EL TIEMPO DE LAS MARIPOSAS

FERNANDO VALERIO HOLGUÍN

 

 

El Trujillato como trauma histórico/trama literaria

El trujillato, como se denomina el período de treinta y un años de dictadura de Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana, se ha convertido, para una gran parte de los dominicanos y las dominicanas, en un trauma histórico a causa del terror, las torturas, los asesinatos y la represión generalizada de la población civil a manos del Servivio de Inteligencia Militar (SIM).1 La narrativa dominicana de la segunda mitad de este siglo repite incesantemente este trauma histórico. Y lo hace a través de dos tipos de aproximaciones: una, lo que en Latinoamérica se ha llamado la Novela del Dictador; y otra, aquellas novelas en las cuales Trujillo o el trujillato son tratados tangencialmente.


En su artículo “¿Cómo narrar el trujillato?”, Neil Larsen plantea la imposibilidad por parte de los escritores dominicanos de ofrecerle al trujillato una “forma adecuada” como materia narrativa. Según Larsen, en la literatura dominicana no existe un “definitivo y bien desarrollado relato narrativo y artístico de la época de Trujillo” (90). A pesar de reconocer la recurrencia de este tema en la literatura dominicana a partir de 1961, Larsen plantea el problema equivocadamente. La representación de la totalidad de una época, o “dimensión integral”, como Larsen mismo la llama, es imposible. Es en ese sentido que Pierre Macherey expresa que lo que el artista o el escritor “refleja” es un “miroir brisé” (espejo roto), los fragmentos de un período histórico:

Il est bien engagé [l´écrivain] dans le mouvement de
son époque, mais engagé de façon telle qu´il ne peut
nous en donner une vue complète. Il ne le peut: s´il le
faisait, il ne serait plus un écrivain, mais se
définirait par une nouveau rapport au savoir et a
l´histoire. L´écrivain n´est pas là pour dégager la
structure complète d´un époque: il doit nous en donner
une image, un aperçu privilégié, qui, en droit, n´est
pas remplaçable par un autre. (134, itálicas en el
original)

Como sugiere Macherey, si la intención por parte del escritor fuera la de representar la totalidad de un período histórico, entonces ya no sería escritor de ficción sino historiador o sociólogo. De manera tal, que no existen cosas como unas “formas adecuadas” o un “definitivo y bien desarrollado retrato artístico” del trujillato. Lo que los escritores dominicanos nos ofrecen de este período histórico es una “imagen” fragmentada o un aperçu privilégié de la realidad: un breve retrato del dictador, una situación política determinada, un asesinato, el sufrimiento, el hambre o el terror, en definitiva, el trauma histórico del trujillato como trama literaria.


La narrativa del trujillato ha sido por lo general un arte machista. Tradicionalmente han sido los escritores -no las escritoras- quienes se han dado a la tarea de narrar desde una visión masculina los avatares de la dictadura trujillista. En dichas narraciones, se encuentra elaborada una cierta épica a través de la cual los escritores magnifican una gesta que en la mayoría de los casos sólo se llevó a cabo en su imaginario narrativo. Además, Trujillo, como superpatriarca, simbolizaba una castración para los individuos de su mismo sexo. Pero a pesar de esto, Trujillo era el padre que los dominicanos debían matar, como muy bien señala Cruz-Malavé en su artículo “La historia y el bolero en Sólo cenizas hallarás” (66-67). La actitud de estos escritores es ambivalente: por un lado, odian a ese padre severo y castrante, pero por otro lado, tampoco pueden escapar a la fascinación fantasmagórica que ese patriarca todavía ejerce, entre una gran parte de los dominicanos, a casi cuarenta años del parricidio.


¿Cómo se inserta, desde esta perspectiva, la novela En el tiempo de las mariposas de Julia Alvarez? Bueno, primero habría que decir que es la primera vez que una escritora dominicana aborda este tema con el aliento y la extensión del caso en cuestión. Segundo, Julia Alvarez sustituye la epicidad masculina, a la que me refería anteriormente, por una genealogía femenina, con el propósito de rescatar las voces de aquellas mujeres que padecieron bajo el régimen patriarcal y que tambiém lucharon contra la opresión social. En lo subsiguiente, trataré de explorar las imágenes a través de las cuales Julia Alvarez reescribe la historia, socavando la narrativa maestra masculina del trujillato, que representa el cuerpo femenino sojuzgado por el tirano como alegoría de la nación dominicana.

 

Trujillo como superpatriarca


En su novela En el tiempo de las mariposas, Julia Alvarez narra la vida de la familia Mirabal durante la tiranía de Rafael Leonidas Trujillo.

Patria, Minerva y Teresa, tres de las hermanas Mirabal, asumen un compromiso político para tratar de derrocar el régimen dictatorial.5 Las hermanas son acosadas, perseguidas por los esbirros trujillistas y, finalmente, encarceladas junto con otros tantos opositores a la dictadura. La familia Mirabal sufre en carne viva la desgracia de las tres hermanas a causa del acoso y las represalias por parte del Servivio de Inteligencia. La novela llega a su climax con el asesinato de las tres hermanas Mirabal, ocurrido el 25 de noviembre de 1960, faltando sólo unos meses para el derrocamiento de Trujillo.


El asesinato de las hermanas Mirabal, en el contexto de la dictadura de Trujillo como trauma histórico, constituye una trama ideal para una novela feminista. Y esto así porque Trujillo constituye la máxima expresión del patriarcado. Si don Enrique, el padre de las Mirabal, representa al típico macho que tiene una familia paralela con cuatro hijas, como si fuera un simulacro de las hermanas Mirabal, Trujillo representa el super patriarca por excelencia. El patriarcado se reproduce en todos los niveles y jerarquías de la sociedad dominicana. El lema de Trujillo, “Dios y Trujillo”, define ya muy claramente estas jerarquías. Además, Trujillo era el “Padre de la Patria Nueva”, el “Benefactor de la Patria”, “Primer Maestro” y otros tantos títulos rimbombantes que evidencian la megalomanía y el primado de este super patriarca.6 Pero a pesar de la importancia que tiene Trujillo en la discusión acerca del patriarcado, como personaje, éste se encuentra relegado a un segundo plano con respecto a las Hermanas Mirabal.


Minerva Mirabal, quien ocupa el papel protagónico, por ser la más comprometida políticamente, al principio establece con Trujillo una relación ambivalente, que luego se define como odio atroz, en la medida en que ésta adquiere más conciencia política. El romance entre Trujillo y Lina Lovatón, una de las compañeras de Minerva en el internado del colegio, y que luego sería la amante de Trujillo, actúa como modernizador de las relaciones con la figura paterna. La relación padre/hija entre Trujillo y Lina se pone de manifiesto por la obvia diferencia de edad y por el carácter infantil de Lina: “Lo que más le gustaba [a Trujillo] era que ella jugara con las medallas sobre su pecho, que las sacara y las volviera a poner” (35). Pero el odio de Minerva por Trujillo se manifiesta abiertamente cuando ésta, ya adulta, se ve obligada a ir a una fiesta en honor al Jefe. Minerva recuerda la fama de Trujillo: “Hemos oído las historias. Jóvenes drogadas, luego violadas por El Jefe” (102).


En la fiesta, Minerva abofetea a Trujillo por propasarse con ella. Minerva repite un gesto alegórico presente en la fundación de la nación dominicana: el de Mencía, la esposa de Enriquillo, que rechaza a Valenzuela, el conquistador español. O también como la leyenda de la mujer dominicana que abofetea a un soldado haitiano durante la ocupación de 1821 a 1844. Doris Sommer ha señalado en algunas de las novelas dominicanas maestras el uso del cuerpo femenino como alegoría de la nación dominicana frente al usurpador extranjero, sobre todo en la novela Enriquillo de Manuel de Jesús Galván.7 En la novela de Alvarez, se puede inferir que es el odio contra la figura patriarcal de Trujillo lo que lleva a Minerva a politizar -y no a prostituir- su cuerpo. Del esencialismo que condena el cuerpo de Minerva a una alegoría nacional, Julia Alvarez insiste en devolverle a Minerva y las demás hermanas un cuerpo político.


De la alegoría nacional al cuerpo/escritura política de las Mirabal

Julia Alvarez reescribe el cuerpo de las hermanas Mirabal, un cuerpo hecho de mitos y leyendas, un cuerpo sacralizado por la cultura patriarcal.8 La escritora se propone, entre otras cosas, desacralizar a dichas hermanas y encontrar a “las Mirabal de mi creación, inventadas pero, espero, fieles al espíritu de las verdaderas hermanas” (316) para devolverles el carácter de sujetos históricos. Julia Alvarez, además de inscribirse ella misma, logra restituir el cuerpo político escamoteado por la leyenda y el mito.

En la novela de Julia Alvarez, el cuerpo de las Mirabal puede ser considerado como lo que Fredric Jameson ha denominado “alegoría de la nación”. Pero Alvarez va más allá de esta noción al tratar de devolverles a las Mirabal el estatus de sujetos históricos. La noción de “alegoría nacional” planteada por Fredric Jameson, aunque interesante, es problemática. En su artículo, Jameson expresa que:


All third-world texts are necessarily, I want to argue,
allegorical, and in a very specific way: they are to be
read as what I will call national allegories, even
when, or perhaps I should say, particularly when their
forms develop out of predominantly western machineries
of representation, such as the novel . . . Third-world
texts, even those which are seemingly private and
invested with a properly libidinal dynamic -necessarily
project a political dimension in the form of national
allegory: the story of the private individual destiny
is always an allegory of the embattled situation of
the public third-world culture and society. (69,
énfasis en el original)


En su artículo “Jameson´s Rhetoric of Otherness and the ´National Allegory´”, Aijaz Ahmad le refuta a Jameson la noción de “Tercer Mundo”. Para Ahmad, “There is no such thing as a ´Third World Literature´ which can be constructed as an internally coherent object of theoretical knowledge” (77). Además, el planteamiento de que “todos” los textos producidos en dichos países son “necesariamente” alegóricos constituye una falsa premisa que tiene como resultado una conclusión no menos falsa. De donde se desprende que los textos que no sean alegóricos, aunque hayan sido producidos en dichos países, entonces no pertenecen a estos países.9


Tanto Ahmad como Sommer coinciden en que la noción de alegoría debe ser reformulada a partir de otros fundamentos epistemológicos. Para Ahmad, el proceso de alegorización no debe tomarse en el sentido nacionalista sino en el de la relación entre lo privado y lo público, y entre lo personal y lo colectivo (82). Por su parte, Sommer considera la alegoría como una estructura narrativa en la cual los dos sistemas de significación se encuentran entrelazados (Foundational Fictions 42).


Es en ese sentido que la novela de Alvarez propone una alegoría política de la República Dominicana durante la dictadura de Trujillo. El cuerpo de las Mirabal se convierte en texto político gracias a la inscripción de lo público en lo privado y de lo político en lo poético. Y esta es una de las diferencias fundamentales cuanto a la representación de una época. A diferencia de los textos de historia o de análisis socio-políticos, la novela de Alvarez inserta la política y la historia en la vida privada de la familia Mirabal.
La dimensión alegórica del cuerpo de las Mirabal como cuerpo político se manifiesta en diferentes momentos de la novela.

En el capítulo Dos, Minerva Mirabal, la mayor de las tres hermanas asesinadas, adquiere su conciencia política durante su internado en el colegio Inmaculada Concepción a través de Sinita Perozo, quien se convertiría en su mejor amiga, y quien se encarga de contarle el secreto de Trujillo. El secreto consiste en que Trujillo es el responsable de todos los crímenes políticos cometidos en el país. Esa misma noche, Minerva tiene su primera menstruación. De esa manera, el acceso a la conciencia política coincide con la transformación de su cuerpo. La sangre de la menstruación de Minerva queda vinculada no sólo con la violación sino también con la violencia como crítica feminista al patriarcado trujillista.


La menstruación de las mujeres encarceladas es también una menstruación política en tanto alegoría de la situación política del movimiento clandestino. En la prisión en que se encuentran recluídas las tres hermanas, “casi todas (las prisioneras) han dejado de menstruar” (237), es decir, que la actividad política de las miembros del movimiento ha cesado a causa del encarcelamiento. Luego, en la visita a la ginecóloga, Minerva convierte su cuerpo en una alegoría de la situación política:

-Vinimos por nuestra menstruación- empecé a decir,
mirando la pared para detectar el micrófono. De todos
modos, el SIM se enteró de todos nuestros problemas
femeninos. Delia se tranquilizó, pensando que ésa era
la verdadera razón de nuestra visita. Hasta que
pregunté, en forma nada metafórica:
-¿Habrá quedado alguna actividad en nuestras viejas
células?
Delia me fijó con la mirada. -Las células de tu
organismo se han atrofiado, y están todas muertas-
respondió.
Debo de haber parecido muy apenada, porque Delia se
ablandó.
-Quedan unas pocas vivas, claro. Pero lo más
importante es que están surgiendo otras nuevas. Deben
dar un descanso a su cuerpo. Verán que la actividad
menstrual vuelve a comenzar el año próximo. (265)

Obviamente, las “células” y el “organismo” a los cuales se refiere la ginecóloga son los cuadros del movimiento clandestino Catorce de Junio fundado por Minerva. Pero el cuerpo de Minerva no permanece como alegoría. Como sujeto histórico, Minerva no sólo funda el movimiento sino que también coordina y participa activamente en el mismo con el objetivo de derrocar a Trujillo. En el Catorce de Junio participaban también sus dos hermanas, patria y Teresa, y su esposo, Manolo Tavares Justo.10

El doble y la inscripción de la voz
Como sugiere Jaume Martí-Olivella con respecto a Rodoreda, Julia Alvarez postula “una doble articulación que contiene al mismo tiempo lo simbólico o masculino y lo semiótico o femenino” (162). Por un lado, reproduce las alegorías de las narrativas maestras masculinas del trujillato, y por otro lado, las socava al inscribir las voces de las Mirabal en la política del período histórico en cuestión. Esta “doble articulación” se manifiesta en la estructura narrativa de la novela, a través de la “gringa entrevistadora” como un “doble esquizofrénico” de Julia Alvarez.
Según Gilbert y Gubar, esta “esquizofrenia de la autoría” fue un recurso muy corriente en las novelas escritas por mujeres en el siglo XIX. Continúan las autoras explicando que:

Por lo general la doble de la autora [es], en cierto
sentido, una imagen de su ansiedad y su rabia. De
hecho, gran parte de la poesía y de la novela escrita
por mujeres evoca a esta criatura loca para que las
autoras puedan afrontar su sentimiento de fragmentación
propio y único de las mujeres, su propia conciencia de
las discrepancias que existen entre lo que son y lo que
deberían ser. (Moi 70, énfasis en el original)

A diferencia de las novelas a las que se refieren Gilbert y Gubar, en la de Julia Alvarez no aparece ninguna loca. Pero la “gringa dominicana” como doble de Julia Alvarez, le permite a esta última articular los problemas de “ansiedad” y “fragmentación” causados por la esquizofrenia cultural del exilio.
El primer capítulo de la novela abre con la llegada de la entrevistadora al museo de las tres heroínas para entrevistar a Dedé, la hermana sobreviviente:

¡Jamás una gringa dominicana en un auto alquilado, con
un mapa de carreteras, preguntando los nombres de las
calles! Dedé había recibido la llamada en el pequeño
museo esa mañana.
¿Podía ir a hablar con Dedé acerca de las hermanas Mirabal?  Ella es de aquí, originariamente, pero ha
vivido muchos años en los Estados Unidos, por lo que,
lamentablemente, no habla muy bien el español. (17)

Desde estos dos primeros párrafos se manifiesta la ambivalencia acerca de la entrevistadora. Por un lado se le denomina como “gringa dominicana” pero por otro lado, se afirma que “es de aquí” para después agregar “originariamente”. También, el hecho de que no hablar bien el español se presenta como la conclusión, falsa, por supuesto, de un premisa igualmente falsa, ya que muchos latinos crecidos en los Estados Unidos hablan “bien” el español.


El calificativo de “gringa dominicana” como doble sitúa a Julia Alvarez como híbrido cultural, desde donde parte la narración. Parafraseando un poco a Homi Bhabha, Julia Alvarez, como híbrido “gringa dominicana”, participa de la ambivalencia de no ser “ni gringa ni dominicana” pero también “gringa y dominicana” a la vez (Bhabha 10). Julia Alvarez se encuentra exiliada no sólo de la cultura dominicana sino también del lenguaje patriarcal porque al igual que su doble, “No habla muy bien el español” (17). Si se toma en cuenta que la novela fue publicada originalmente en inglés y en el contexto de la cultura norteamericana, es precisamente esta hibridez lo que le permite a Julia Alvarez romper con una tradición masculina del trujillato y reescribir este período de la historia dominicana. De hecho, se podría considerar que Julia Alvarez es la primera escritora que aborda este tema con el desenfado y la libertad en cuestión.


Para Julia Alvarez, Dedé Mirabal, la única sobreviviente de las hermanas Mirabal, se convierte en una narradora testimonial importante como fuente de las “pequeñas historias” familiares que no aparecen ni en tratados ni libros de historia. Sólo al final de la novela nos enteramos de que a Dedé le han amputado un seno. La imagen del seno amputado es crucial para comprender la gestación de esta novela. Dedé vive la muerte de sus tres hermanas, Patria, Minerva y Teresa, como una “amputación”. La “ausencia del seno” no sólo simboliza la ausencia de las hermanas sino también la suya propia: “Y ahora pienso que falta algo. Y los vuelvo a contar (a todos) antes de darme cuenta: soy yo, Dedé, la que sobrevivió para narrar la historia” (314).
El seno amputado hace que Dedé, en vez de decir “yo soy”, se defina ella misma como carencia/ausencia cuando sugiere: “yo soy la que falta”. Pero también “falta” Julia Alvarez, como “hermanita” de las Mirabal, “amputada” de la familia y de cultura dominicana a la edad de diez años cuando sus padres tuvieron que exiliarse en los Estados Unidos, faltando sólo tres meses para el asesinato de las Mirabal. Como niña de diez años, en un medio cultural extraño (otra cultura, otra lengua), la autora reescribe el trauma de la amputación, de la ausencia y del patriarcado trujillista como trama literaria. Devolviéndole su infancia a las Mirabal, Julia Alvarez se devuelve, en esta especie de simulacro, su propia infancia amputada. El “seno ausente” es, en cierta forma, una imagen de la “dominicana ausente”, tal y como se les denomina a los dominicanos que viven en el extranjero.


Las hermanas Mirabal muertas/ausentes pasan a habitar entonces lo fantasmagórico en el Imaginario de Dedé:

Por lo general, de noche, las oigo cuando me voy
quedando dormida.
A veces estoy en el borde mismo de la inconciencia,
esperando, como si su llegada fuera la señal para poder dormirme.
El crujido de los pisos de madera, el rumor del viento en el jazmín,
la profunda fragancia de la tierra, el canto de un gallo insomne.
Sus suaves pasos de espíritu, tan indefinidos que
podría confundirlos con mi propia respiración. (313-14)

La voz del imaginario fantasmagórico de Dedé es lo que posibilita la narración de esas “pequeñas noticias” de lo privado a través de las cuales se construye la ficción. Julia Alvarez parece insertarse en el espacio de la amputación del seno de Dedé, y escribir desde allí el texto novelístico como suplemento materno, en sentido derrideano, es decir, como “ausencia que está siempre presente y que condiciona todos los procesos narrativos” (Martí-Olivella 160).


La novela de Alvarez y el realismo trujillista en la República Dominicana


La inserción de Julia Alvarez en el espacio del seno amputado tiene su paralelo en la inscripción de esta escritora en la narrativa nacional dominicana. Alvarez no sólo hace una “doble” lectura del trujillato sino que también pretende utilizar el mismo realismo literario usado por la narrativa del trujillato. A diferencia de la escritora francesa Hélène Cixous, que plantea la preminencia de lo Imaginario sobre lo Simbólico, Julia Alvarez parece prestigiar el arte realista decimonónico en su escritura.


El arte masculino del trujillato es un arte realista por excelencia. La afición por el realismo entre los escritores y lectores dominicanos se pone en evidencia en las múltiples obras escritas sobre el trujillato. Julia Alvarez se apropia del realismo para decantar el trujillato, intento que se puede considerar como un arrebato del coto cerrado de los escritores dominicanos. Para la construccióm de este realismo se vale del testimonio de Dedé, la hermana sobreviviente, así como de otras fuentes en sus diferentes viajes a Santo Domingo.

La entrevistadora “gringa dominicana”, como doble de Julia Alvarez, se apropia de la voz de Dedé para intentar inscribir la novela en lo que Moi denomina el Signo de la Voz, es decir, aquella novela en la que “La mujer que habla es enteramente su voz”, la novela en la que “La mujer . . . está presente total y físicamente en su voz -y su obra escrita no es más que una extensión del acto de hablar, reflejo de su propia identidad (Moi 123). Es por lo que Alvarez comparte con Dedé no sólo la ansiedad por la ausencia de las hermanas sino también la rabia del crimen perpetrado por el dictador. Julia Alvarez también se pregunta, en la “Postdata” de la novela, de dónde habían sacado las hermanas Mirabal ese coraje, remedando un poco a Minerva, que se pregunta lo mismo con respecto a su madre.


Alvarez no sólo aprovecha la tradición realista en la literatura dominicana del trujillato para intentar insertarse en su formación discursiva sino que también, dentro de la tradición feminista, parece seguir a Elaine Showalter para quien el realismo lukacsiano es el más adecuado para la representación no sólo de la Historia sino también de la mujer en su dimensión privada/pública (Moi 18). Es en este sentido que Lukács considera que el realismo logra “representar la vida humana en su contexto social, revelando así la verdad fundamental de la Historia: la evolución positiva e ininterrumpida de la humanidad” (Moi 18).


Para un arte machista como lo es la narración del trujillato, la aparición de una intrusa resulta algo inadmisible. Cuando se publica la novela de Alvarez, ya existían dos libros sobre las hermanas Mirabal escritos por hombres.11 La novela de Alvarez provocó un año después la publicación del libro Tres heroínas y un tirano: La historia verídica de las Hermanas Mirabal y su asesinato por Rafael Leonidas Trujillo de Miguel Aquino García. Este libro, como el de Alvarez, también esta dedicado a Dedé Mirabal. Según Aquino-García, el propósito de su libro consiste en:

recoger la esencia de los hechos verídicos que dieron
forma a esta extraordinaria historia, a este
inigualable ejemplo de patriotismo de las hermanas
Mirabal Reyes. Esto así porque la excepcionalidad de
esta increíble historia ha sido fuente de mitos,
leyendas y ficciones que han venido a llenar el vacío
provocado por la falta de una fuente de información
fidedigna de los hechos tal como en verdad
acontecieron. (x, el énfasis es mío)

La insistencia en las palabras hechos, verdad, fidedigna pone de manifiesto la intención del autor por reestablecer una “verdad” o esencia que él considera escamoteada por la ficción de la novela de Alvarez. Para lograr sus objetivos, Aquino recurre a la biografía, a la Historia e incluye una gran cantidad de fotos que den fe de los “hechos”. Para el autor, existe una esencia de la historia que no se puede hallar en la ficción, el mito y la leyenda, ya que estos, al compartir la misma jerarquía, se oponen a la verdad. Aquino, que, al igual que Alvarez, vive en el exilio de los Estados Unidos, recorre la vía contraria al escribir en español y traducir al inglés su libro. Aunque los géneros literarios (novela o biografía) y las estrategias difieran, el objetivo es el mismo: la inserción en la formación discursiva dominicana desde el exilio.12

Conclusión


En su novela En el tiempo de las mariposas, Julia Alvarez logra reescribir un período de la historia dominicana anulando la epicidad masculina y sustituyéndola por una genealogía femenina. El caso de las hermanas Mirabal, como un ejemplo del compromiso político y la participación de la mujer en la lucha contra la dictadura, es aprovechado plenamente por esta escritora para denunciar la explotación de la mujer bajo un regimen patriarcal, y restituirle su estatuto de sujeto histórico.


La condición de hibrido cultural le permite a Julia Alvarez, en inglés y desde su exilio en los Estados Unidos, una “doble articulación” como forma de insertarse en la formación discursiva y la cultura dominicanas. Dicho intento, fallido de alguna forma, de acuerdo con algunos escritores dominicanos, se manifiesta en la publicación de tres libros más sobre las hermanas Mirabal escritos por hombres, y en el rechazo por parte de ciertos lectores de la intrusión de la voz femenina, de la ruptura de la división entre lo privado y lo público, y por tanto, la representación de la sexualidad femenina, escamoteada por la sacralización del cuerpo de las tres hermanas Mirabal en la leyenda y el mito de la cultura patriarcal. Además, no existe en la República Dominicana la tradición de un movimiento feminista como el que existe en los Estados Unidos, que avale una obra de esta naturaleza.13 La narración del trujillato constituyó durante mucho tiempo un coto cerrado para los escritores dominicanos, y la aparición de una escritora, “gringa-dominicana”, plantea una seria amenaza no sólo para la masculinidad del arte trujillista sino también para la narrativa maestra nacional.

Notas
Quiero agradecerle a mi colega Jaume Martí-Olivella sus comentarios y sugerencias acerca de este manuscrito. Una versión de este ensayo fue leída en el XXI Annual Colloquium on Modern Literature and Film, celebrado en West Virginia University, Morgantown, en octubre de 1996.
1 Friedrich W. Doucet define la noción de trauma como “lesiones anímicas”. En ese sentido, traumático se refiere a las “perturbaciones originadas a causa de una lesión anímica” (213). Una de las características de la lesión traumática es que deja huellas para toda la vida y se repite inesperadamente a través de diferentes instancias. De la misma manera, Kaja Silverman plantea que el trauma puede ser entendido como “la ruptura de un orden que aspira a la clausura y al equilibrio sistemático a través de una fuerza dirigida contra la disrupción y la desintegración” (116, la traducción es mía).

Como consecuencia del trauma histórico del trujillato, el siquiatra dominicano Antonio Zaglul ha señalado un cierto perfil paranoide en el comportamiento de los dominicanos como producto del acecho, la persecución, los asesinatos y el espionaje a que fueron sometidos durante los treinta y un años de la dictadura trujillista (27-30). La presencia en el poder del neotrujillista Joaquín Balaguer, durante los períodos de 1966-1978 y 1986-1996, ha mantenido vivo el trauma histórico del trujillato como la sal en la herida.
2 Entre las novelas del dictador en la República Dominicana se encuentran las de Andrés Requena, Camino de fuego (1941) y Cementerio sin cruces (1949).

Marcio Veloz Maggiolo publicó La biografía difusa de Sombra Castañeda (1980). Entre los autores que han tratado tangencialmente el tema de la dictadura trujillista se encuentran el mismo Marcio Veloz Maggiolo en Ritos de cabaret, Pedro Vergés en Sólo cenizas hallarás (Bolero), y Manuel Salvador Gautier en Toda la vida.


3 Una ojeada a la bibliografía dominicana contemporánea evidencia el vivo interés que aún despierta todo lo que se escribe sobre Trujillo, ya sea historia, sociología, biografía, memorias o novela. En otras palabras, se escribe sobre el trujillato porque el público lo demanda y el público lo demanda porque le fascina ese trauma necesario.
4 A partir de este momento sólo citaré el número de página de la edición en español de En el tiempo de las mariposas de Julia Alvarez.


5 Resultan paradójico, en el contexto de la cultura patriarcal, los nombres de por lo menos dos de las tres hermanas Mirabal. Especialmente el de Patria, que significa “tierra del padre”. También, simbólicamente, el nombre de Minerva, la más comprometida políticamente, remite a la Diosa grecorromana de la sabiduría.


6 Continuando con la paradoja de la nota anterior, el título “Padre de la Patria”, alude simbólicamente a Trujillo como el padre de Patria Mirabal. Dicho título resulta en una redundancia ya que, como expresé anteriormente, la palabra “patria” significa “tierra del padre”. Sin embargo, es interesante hacer notar que con este título, Trujillo vendría a ser “el padre de la tierra del padre”, es decir, el Superpatriarca.


7 La novela de Julia Alvarez remite a un cierto tipo de ideología populista de algunas novelas dominicanas, planteada por Doris Sommer, en la cual, la esposa representa la tierra y el usurpador o adúltero al invasor o al dictador: “This brings us to the role of Ursurper or adulterer, played by the imperialist, the ´oligarchy´ or other unpopular local ruler, who exploits the Woman selfishly” (One Master for Another 11). En la novela Enriquillo, el invasor español es representado como un usurpador o un adúltero. Es también el caso del invasor haitiano abofeteado por la “dama” dominicana en la leyenda histórica. Trujillo vendría a ser el dictador infame que subyuga a la mujer. Pero la novela de Julia Alvarez se aparta de este tipo de novela porque las hermanas Mirabal no constituyen el tipo de mujer “inerte o caótica” que espera la “fecunda o civilizante intervención del Hombre (11, la traducción es mía).


A pesar de que fueron tres las hermanas asesinadas, siempre se habla de ellas como las Hermanas Mirabal, como si fueran una sola persona. Es por lo que me refiero a “el cuerpo de las hermanas Mirabal”.


Doris Sommer expresa que “Jameson both affirms too much by it (since clearly some ´third-world´ texts are not ´national allegories´) and too little (since ´national allegories´ are still written in the First World, by say Pynchon and Grass among others)” (Foundational Fictions 42). Si queremos extender el juego entimemático, se podría decir que En el tiempo de las mariposas es una novela escrita por una mujer a horcajadas entre Dos Mundos.
10 Aquí la novela remite a la mujer como imagen de la tierra, no es casual que el seudónimo guerrillero de Manolo Tavares Justo en las guerrillas de 1963 haya sido precisamente Enriquillo, como representante del poder legítimo del esposo sobre la mujer, que el tirano quería arrebatarle.


Los dos libros anteriores son las biografías Minerva Mirabal de William Galván, y Las Mirabal de Ramón Alberto Ferreras. También el “Poeta Nacional” Pedro Mir habla de las Mirabal en su poema “Amén de mariposas”, de donde toma Alvarez parte del título para su novela. Es significativo y paradójico a la vez que Julia Alvarez, al incluir a estos tres autores en sus agradecimientos, recurra a la “autoridad” de estos tres “autores” patriarcales. Tal vez esto pueda ser explicado a través de la “doble articulación” entre lo masculino y lo femenino a la cual se abscribe la autora.


A la ceremonia de puesta en circulación del libro de Aquino García, celebrada en Santo Domingo, acudió el actual Vice Presidente de la República Dominicana, el Dr. Jaime David Fernández Mirabal, hijo de Dedé Mirabal, la hermana sobreviviente. Paradójicamente, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), partido político que llevó a Fernández Mirabal a la Vice presidencia, ganó en una coalisión con Joaquín Balaguer, quien fungía como Presidente del país, durante la dictadura de Trujillo, el año en que fueron asesinadas las tres hermanas Mirabal.


En los Estados Unidos, la novela de Alvarez, que recibió el premio Notable Book of the Year en 1995, ha tenido una amplia aceptación por parte de los lectores. La primera edición en español la publicó la editorial Atlántida en Argentina. Concomitantemente, en Santo Domingo, la editora Taller publicó una versión dominicana de la novela, depurada de argentinismos.

Obras citadas
Ahmad, Aijaz. “Jameson´s Rhetoric of Otherness and the ´National Allegory´”. The Post-Colonial Studies Reader. Eds. Bill Ashcroft, Gareth Griffiths and Helen Tiffin. London and New York: Routledge, 1995.
Alvarez, Julia. In the Time of the Butterflies. New York: Plume/Penguin, 1995.
—. En el tiempo de las mariposas. Trad. Rolando Costa Picazo. Buenos Aires: Editorial Atlántida, 1995.
Aquino García, Miguel. Tres heroínas y un tirano. La historia verídica de las Hermanas Mirabal y su asesinato por RafaelLeonidas Trujillo. Santo Domingo: Editora Corripio, 1996.
Bhabha, Homi. “The Commitment to Theory”. New Formations 4 (1988): 5-23.
Cixous, Hélène & Catherine Clément. La Jeune Née. París: UGE, 1975.
Corominas, Joan. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid: Editorial Gredos, 1983.
Cruz-Malavé, Arnaldo. “Bolero e historia en Sólo cenizas hallarás (Bolero)”. Revista Iberoamericana 142 (1988): 63-72.
Derrida, Jacques. Of Grammatology. Trad. Gayatri Spivak. Baltimore and London: The John Hopkins University Press, 1976.
Doucet, Friedrich W. Diccionario de psicoanálisis clásico. Barcelona: Editorial Labor, 1975.
Freud, Sigmund. Obras completas. Trad. Luis López Ballesteros. Madrid: Biblioteca Nueva, 1981.
Galván, Manuel de Jesús. Enriquillo. Santo Domingo: Ediciones Taller, 1993.
Gilbert, Sandra & Susan Gubar. The Madwoman in the Attic: The Woman Writer and the Nineteenth-century Literary Imagination. New Haven: Yale University Press, 1979.
Jameson, Fredric. “Third-World Literature in the Era of Multinational Capitalism”. Social Text 15 (1986): 65-88.
Lacan, Jacques. Ecrits: A Selection. Trad. Alan Sheridan. New York: Norton, 1977.
LaPlanche, J. and J. B. Pontalis. The Language of Psychoanalysis. Trad. Donald Nocholson-Smith. New York: W. W. Norton & Company, 1973.
Larsen, Neil. “¿Cómo narrar el trujillato?” Revista Iberoamericana 142 (1988): 89-98.
Lukács, Georg. Preface. Studies in European Realism. Londres: Merlin Press, 1972. 1-19.
Macherey, Pierre. Pour une théorie de la production littéraire. París: François Maspero, 1966.
Moi, Toril. Teoría literaria feminista. Madrid: Cátedra, 1995.
Martí-Olivella, Jaume. “The Witches´ Touch: Towards a Poetics of Double Articulation in Rodoreda”. Catalan Review 2:2 (December 1987): 159-69.
Silverman, Kaja. “Historical Trauma and Male Subjectivity”. Psychoanalysis and Cinema. Ed. E. Ann Kaplan. New York: Routledge, 1990.
Sommer, Doris. One Master for Another: Populism as Patriarchal Rhetoric in Dominican Novels. Lanham: University Press of America, 1983.
—. Foundational Fictions. The National Romances of Latin America. Berkeley & Los Angeles, California: University of California Press, 1991.
Showalter, Elaine. A Literature of Their Own. Princeton, N. J.: Princeton Universitty Press, 1977.
Zaglul, Antonio. Apuntes. Santo Domingo: Editora Taller, 1974.

JULIA ÁLVAREZ

Nació en República Dominicana. A la edad de 10 años su familia tuvo que emigrar a Estados Unidos y es en este país donde ha realizado su exitosa carrera literaria. Maestra en creación literaria por la Universidad de Syracuse, Julia Álvarez ha impartido clases en distintos niveles educativos, desde primaria hasta universidad.

Ha publicado tres libros de poesía y dos novelas: En el tiempo de las mariposas y De cómo las hermanas García perdieron su acento, libro con el que obtuvo el PEN Oakland/Josephine Miles Award a la excelencia literaria y con el que se ha colocado a la vanguardia de la narrativa dominicana como cronista de los inmigrantes de esa nación caribeña en Estados Unidos. Publica ensayos, poemas y relatos en diferentes revistas como The New York Times Magazine, Allure, The New Yorker, Hispanic Magazine y USA Weekend.

JULIA ÁLVAREZ (Santo Domingo, 1950) Poeta, novelista, ensayista y educadora. Desde los diez años reside en los Estados Unidos. Inició sus estudios universitarios en Connecticut College y los concluyó en Middlebury College donde se licenció en Artes (1971). Tiene una maestría en Escritura Creativa de Syracuse University (1975). Ha enseñado inglés y literatura en California State College (1977)), Phillips Andover Academy (1979-1981), University of Vermont (1981-1983) y en University of Illinois (1985-1988). Fue escritora residente en la Mary Williams Elementary School (1978) y en George Washington University (1984-1985). Parte de su producción poética y narrativa aparece en numerosas revistas de los Esta-dos Unidos, Latinoamérica, Europa y el Caribe. Sus novelas han sido elogiadas por los más impor-tantes medios de comunicación de los Estados Unidos y Latinoamérica, entre ellos The New York Times. Su primera novela How the Garcia Girls Lost their Accent (¿Cómo las García perdieron su acento?) fue declarada libro del año 1991 por New York Times Book Review y por el Library Journal. En 1994 In The Time of the Butterflies, (En el tiempo de las mariposas), su segunda novela, fue nominada el mejor libro del año por el National Book Critics y elegida el mejor libro de 1994 por la American Library Association. Escribe en inglés y reside en Vermont, donde se desempeña como profesora de inglés en Middlebury College desde 1988.

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Mujeres En La Poesia Dominicana De La Diaspora

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

MIRIAM VENTURA

MUJERES EN LA POESÍA DOMINICANA DE LA DIÁSPORA

 


Por Miriam Ventura

“Mujeres al borde de un ataque”: Avalancha de versos y poemas rosas

Sin detalles de pioneras, iniciadoras, consumadas, novatas o algo parecido. Solo dejare constancia de sorpresa ante tanto interés por el verso por la palabra. Imagino que algo saldrá de la verdadera avalancha de versos que se ha posado en jóvenes ( en lo literario básicamente) de la comunidad dominicana en Nueva York.

Claro que existen muchas maneras de decir estas ideas, de expresarlas. Pues no solo el lector es sorprendido por la duda. Por ello necesariamente no se trata de cerrar un juicio al rededor de la idea de lo joven como representativo de lo novato. Puede pasar que lo novato se presente como espejo evidente aun se tenga tiempo o producto en el mercado editorial de autogestión. Pues hay quienes se las arreglan para publicar uno o dos libros por año. Y entonces quedan “consumadas/os” y consumidas/os en la prisa de la publicación, en el afán de una literatura a prisa y de prisa. Sin embargo esta sorpresa de la cual me sirvo para mostrar algunos productos literarios mas bien es satisfacción por la palabra y la existencia. Satisfacción porque las voces mayormente son de mujeres. Esto por lo menos es una grata noticia, lo de mas es cuestión de tiempo…

Estos son los nombres: Dinora Coronado( Interioridades, poemas, Entre dos mundo, novela). Rosa Saldaña( La pura calma y la perpetua tempestad) Elba Domenech Soto (Coctel de poesías), Maria Victoria Carreño (Respuestas del Corazón), Teonilda Madera (Lagrimas de corazon de Jades, Sorbitos de café en paisajes yertos, Van llegando los recuerdos),Josefina Baez, actriz que incursiono recientemente en la poesía con el poemario Dominicanish, Maitrelly Villamán (Bx 5) y las mas recientes karina Rieke  (Semejanza de lo Eterno) y Mirella Palmansan (el libro de los pensamientos).Otros escritoras que aún no publican pero que cohabitan en las tertulias literarias son Ivelise Fanit, Carmen Mata, Wanda Miroslava Peguero, Marisol Espaillat y Wendy Cepeda, joven estudante residente en Brooklyn que produce cuentos inspirados en la temática de los viajes en yolas.

De este grupo escriben en inglés y en español Wenddy Cepeda, Marisol Espaillat, Wanda Miroslava, Josefina Baez y Teonilda Madera. También Villamán tiene textos en ingles. Particularmente Espaillat, Cepeda, Báez y Villamán sin formación literaria académica, encantan con sus textos unas veces acercándose a la búsqueda de una cercanía con lo dominicano desde el punto de vista político y el allá(la media isla). Otras con elementos que ciertamente atrapan la dominicanidad de Washington Heights y del Bronx como son los casos de Baez y Villamán. Y otras como Wenddy Cepeda (la mas anónima de todas) congregando al rededor del tema de los viajes en yola de los dominicanos hacia puerto Rico una gama de experiencias y ricas anécdotas (sus textos son narrativos).

Miroslava con unos pocos versos que se dieron a conocer en las tertulias de Pec ( Palabra expresión Cultural) se acerca bastante, al igual que la Baez a la llamada poesía de performance tan conocida en los poetas puertorriqueños( Papolote Meléndez, Tato Laviera, Welfare Poets y otros) de principio de los setenta y finales de los ochenta en los barrios puertorriqueños de Nueva York. No tan de reciente factura también esta Miriam Mejía, socióloga que publico Crisálida su primer libro de cuentos. En ella hay un tipo de narrativa, casi de género con un lenguaje sencillo y trabajado.


Es importante el trabajo de Dinora Coronado, versátil y polifacética, hace teatro literatura infantil, novela y poesía. Su libro reciente Interioridades muestra a una escritora cuya emoción la supo plasmar su traductora.(Vita ..) Los textos en inglés alcanzan una camino insospechado no tan transparentes si son leidos en español.

Es importante que de todas Mirella Palmansa es la que se dedica a la literatura de auto ayuda. Sus pensamientos son un laberinto de motivaciones y consejos para el buen vivir. Los casos de Rosa Saldaña, Elba Domenech Soto, Teonilda Madera y Karina Rieke, resultan interesantes.. Elba Domenech tiene varios libros publicados y sus versos muestran afán por dar la imagen que ella considera bella de la mujer. El caso de Teonilda Madera encierra todos los leifmotiv posible, ella cruza del romance y la emotividad sutil a la denuncia política y hasta sexista todo en tremendo contraste, e incluso incursiona en la critica literaria. Igual que Carmen Mata, quien a través de versos libres, y una especie de oralidad relata momentos vividos por ella durante periodos difíciles de la política dominicana.

Saldaña no se asume poeta en sentido absoluto, ella dice ser empresaria y promotora de la buena imagen de la mujer, (es empresaria de una línea de cosméticos para la mujer), además de trabajar para el sistema educativo de Nueva York. Ella afirma quiso experimentar con su libro “La pura calma y la perpetua tempestad” y según dice le salio bien. El libro fue presentado en Casa de la Cultura durante la gestión del señor Frank Cortoreal. En una especie de plenitud de la desgracia y el desengaño se unen en la palabra Saldaña y Karina Rieke, ésta última producto novísimo que muestra en su “Semejanza de lo eterno” el lado de cierta penumbra y desgracia femenina cuyo hilo ejecutor es casi siempre el sexo masculino, ya sea en el plano del amante, el amigo o el padre. (canto de sombra pag 45) Ivelise Fanit aunque no ha publicado tiene textos que transportan al lector a mundos distantes y con gran pasión. Aunque su estilo son versos sencillísimos es atrevida como Maria Victoria Careño Montas, sus “Respuestas del Corazón”. Digamos que en casi todas hay literatura rosa, con sus modalidades, pero en ello consiste su arrojo. En Wenddy Cepeda y Mejia en la narrativa, hay algunas miradas esperando mas porque ambas muestran cierta destreza al narrar. En próximas entregas incluiremos narrativa y teatro de manos de mujeres.

Selección poética de algunas de las escritoras citadas


 

Elba Domenech

Madre de perla(Coctel de poesias)

Tu mirar refleja en el cielo el arcoiris
Al brillar el sol en la tibia primavera
Y tu sonrisa como la tierna aurora
Se ve iluminar la tierra entera
(fragmento)


 

Teonilda Madera

Poema IX(sorbitos de Café…)

En el Village se inventaron los suenos en el dia
Porque la noche no alcanza para la orgia
De los cuerpos de bruces

Sodoma y Gomorra viven en el Village
Y sus fantasmas cadavéricos deambulan en silencio
Por los traseros ajados de los hombres
Que han hecho de la sexualidad un cachivache

Rosa Saldana


 

Engañada

(La pura calma y la perpetua tempestad)

Entre caricias de otoño
Ente caricias ardientes de alborada
Yo nunca lo hubiera creído yo también fui engañada
Me deje llevar tal si fuera hoja seca en el agua
No me di cuenta de la corriente
Y tampoco vi la tempestad que azotaba
Me despierto…
De la niñez y sin darme a penas cuentas
Me robo el tesoro que mas guardaba
(Fragmento)

Karina Rieke




Canto de sombras

Desafiaron tus ojos mi mirada
Fueron complices del espanto
De mi cara que
Moria
Y yo callaba
Ay! Como me pesaban tus salivas en mi cara
No me pegabas…(fragmento)


 

Ser de Migajas

Cantos de memorias muertas es mi voz
Boca de entorpecida palidez
Paladar que revela lo falso de esta lengua

Mujer extraída del viento
Concepción absurda de la noche…
Diosa nombrada en vergüenza
Resguarda ante la búsqueda vertiginosa
De la insostenible historia que persigue

Hembra de avenidas estrechas
Por donde deambula la vida
Enflaquecida navaja de suicida
Que insiste en morir todas sus muertes
Mujer gnosis de los magos
Conciencia repleta de innombrables palabras
Ideas impasibles de un lánguido discurrir
Exhalando páginas monótonas
Sin latidos sencillamente escasas de verdades
(Semejanza de lo eterno)


 

Josefina Baez

Washington Heights list

Room for rent. Contac Santos-the Saint…
One way Santo Domingo 159 Puerto Plata
Room for rent. For a working lady only
Balaguer leave us along
10 green plainteins for a dollar
(fragmento)

Retrato de una deidad dominicana

Moldes de tierra
Rojiza negruzca
Tierra hacia atrás
Imprimiendo con firmeza
Huellas
Huellas imprimiendo posibilidades
Sin seguir la corriente…
(fragmento)

(Dominicanish)

Maria Victoria Carreño



Libro de amor

Tengo un libro de páginas inconclusas
Pensamientos que enlazo sin claras ideas
Pasion que nace con la luna
Amor que muere con el sol
Estériles abejas…
Fragmento

Juma

Aquel abril de luna llena
Dos bocas sedientas se besaron
La pasión embriagaba dos almas
Sencillamente permítanle al amor amar.

Libro Respuestas del Corazón

Claribel Diaz



Retorno de la ausencia

La ausencia se repite en el reloj
Siempre
con esa inusitada pausa de lo eterno
inacabablemente
su imagen se hace eco en el espejo

Al final de la tarde
su aliento se hace frágil y entristece
el viento se va al mar y muere
y yo descubro que el palpitar de la noche
es la lluvia
y que la soledad es un recuerdo
que te nombra

Después del olvido el final empieza
y soy la nada
esa nada que se inventa al morir
y al tocar el rostro del silencio.

Desabitándome

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Cesare Pavese

Me acecha la muerte en tu mirada
ahora en el instante del absurdo
ahora que mi boca dibuja tu silueta
y te desnuda
es bruma mi ser
trémula en tu vértice hueco
soy imagen despoblada
piel habitada por un cuerpo
que se escurre
verdad que se escinde en la ausencia
y en la levedad de un rostro que tiembla

Vuelo y no alcanzo el espacio de tu risa
ni la plenitud que mi cuerpo atrapa
quédate en lo vivido a explorar mis días
si la suerte olvida nuestro eco
átate a mi espalda
y bordéame despacio
aspírame
como quien absorbe el recuerdo en una huella

Nadie nos aguarda ahí afuera
nadie
ni los sueños
ni el poema
quizá sombras
y la desvelada prisa
de la espera.
Libro El ser del Silencio

Nota al Calce:
Incluyo a Claribel Díaz porque apenas acaba de publicar su primer libro y porque aunque arrastra un discurso de la meta poesía y trae lecturas y experiencias de varios largos anos, sus textos caen un tanto en la poesía rosas a nivel de corta-venas un tanto mas intelectualizada. Diaz esta publicada por Salvaje Refinado. Titulo Ser del Silencio. 2003

Los libros:

Teonilda Madera: Sorbitos de café, Van llegando los recuerdos, y que no recuerdo perio esta citado.
Karina Rieke: Semejanza d elo eterno, editora Buho, 2003 RD
Josefina Báez Dominicanish (latinarte, 2002 NY
Dinora Corionado Interioridades, Secretos de mujer otros estan citados, editora Buhio RD
Rosa SaLdaña: La pura calma y la perpetua tempestad(editora Corripio)RD
Maria Victoria Cedeño: Respuestas del corazón, Editorial Universitaria Uasd, 1999, RD
Elba Domenech soto: Coctel de poesía,. Editora Taller, RD
Claribel Diaz. El ser del silencio Ediciones Salvaje Refinado
Nota al Calce:
Incluyo a Claribel Diaz porque apenas acaba de publicar su primer libro y porque aunque arrastra un discurso de la meta poesía y trae lecturas y experiencias de varios largos anos, sus textos caen un tanto en la poesía rosas a nivel de corta-venas un tanto mas intelectualizada. Díaz esta publicada por Salvaje Refinado. Titulo Ser del Silencio. 2003

 


MIRIAM VENTURA


Escritora de Nueva York, es de las fundadora Tertulia Daysi Cocco y del Primer Circulo de mujeres Poetas de la Rep. Dom. Autora de La Casa Nostra, ensayos, Claves para Fantasmas (poemas) Ambas editora Alcance. Poemas de la Noche, Editora Weber. Trópico Acerca de la Noche, Editora Huellas. Publicada en España, Brasil y Venezuela. Editora de La mano News, DYPD. Unico periódico con visión de género de la comunidad dominicana. Premio Rafael Herrera de Periodismo. Directora Ejecutiva de Bohemia Arte Vivo becada por Bronx Council on the Arts. Bajo cuyos auspicio realizó el Primer Festival de Teatro dominicano en el Alto Manhattan, The Beauty Traps, (Las trampas de la Belleza).Ventura tiene inéditos, Graffiti on the sabila, Mal de ojos (un beat),. Se desempeña como Coordinadora del Consejo Consultivo de la Casa de la Cultura.

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