LOS JÚBILOS ÍNTIMOS DE
JOSÉ RAFAEL LANTIGUA
FERNANDO UREÑA RIB
AMANTES. PINTURA AL ÓLEO DE FERNANDO UREÑA RIB
TRASCENDENCIA DE LA IMAGEN POÉTICA
La poesía es, fundamentalmente, imagen. Imagen como propiedad intrínseca de la palabra. Imagen en el antiguo sentido de lo perceptible, de lo que uno puede figurar, oler o palpar sin que la piel o los ojos sean expuesto a la materia que evoca esa palabra o frase poética.
José Rafael Lantigua no solo comprende esa teoría sino que la explora intensamente en su último libro “LOS JÚBILOS ÍNTIMOS”.
La evocación es la sustancia de la que están hechos estos versos. Lantigua escribe afincándose en los estamentos de la memoria, en esos pilares que el poeta simplemente enumera y de cuya enumeración surge en el lector la visión de conjunto:
La risa/la hojarasca/espejo que propaga la certeza
En este sentido su poesía me recuerda la urgencia y eficacia del sistema poético de los Haikus japoneses, donde la simple mención del objeto lo transforma en rememoración poética, y por tanto, en sublime añoranza del paisaje, del tiempo y de todo aquello que perdemos o recuperamos en el breve trayecto de la vida.
Tierra temblor temor
rebote de equinoccios
fragua de ecos
llaga velada
Mi sombra.
Pero como se observa, no se trata de una poesía que se resuelve en la aparentemente simple trilogía de los Haikus. En José Rafael Lantigua la imagen va apareciendo a través de un trayecto que empieza en una infancia amable y distante a la cual él retorna una y otra vez, transformándola siempre, ya sea en el vacío de la ausencia,
Sé que ya no he de volver al lugar donde alguna vez/ pensé que fui feliz
o en una acción que cuenta la muda presencia y el rastro de las cosas
Íbamos descalzos
sobre las piedras sangrantes
Vivencial, íntima, apasionada es la poesía que nos ofrece José Rafael Lantigua. Poesía de vigorosas imágenes, de matices, plena de vibraciones sonoras, de ecos, de sutiles resonancias líricas y sobre todo, una poesía que es asaltada por repentinos fulgores, por el resplandor, a veces abrumante, de los destellos de la memoria.
FERNANDO UREÑA RIB
JOSÉ RAFAEL LANTIGUA
“¿Por qué volver al pasado con tanta insistencia, con tanta deleitación,
con tanto disfrute? Sencillamente, creemos nosotros, porque el pasado
nos devuelve a unos sueños, a una etapa de inocencia y virtud, a
esa edad a una tierra que orillan vivamente nuestra humana reali- dad…” José Rafael Lantigua.
Por Ligia Minaya
Un libro es para deleitar, para dejarnos conducir por su autor en caminos trazados a su antojo, para conocer la historia, para recrear el presente, el libro es muchas cosas; pero hay libros que abren surcos en el alma, que a medida que pasamos por sus páginas, unos momentos que creíamos idos para siempre, unas nostalgias que hieren con el sabor dulzón de lo que fuimos y ya no volveremos a ser, nos hacen regresar a un tiempo donde nada se ha perdido porque quedó escrito en Semblanzas del corazón. Carlos Federico, Nelly Marte, Doña Niña, Toní, La Seño, Antonio Rodríguez, Ciprián Hernández, Nino Comprés, Winston Arnaud, solo para citar algunos, nos llegan aquí y ahora para hacer reverdecer la huella con que marcaron nuestras vidas.“Semblanzas del Corazón” es para que no se nos olvide el pueblo en que alguna vez fuimos felices e ingenuos, antes de que la rutina de la gran ciudad nos envolviera. Escrito con el corazón que es donde habita el más ardiente enamorado de los recuerdos. Es la manera en que José Rafael Lantigua nos obliga a hacer un alto en esta carrera de obstáculos que es la vida. Es agua de mayo que empapa el alma. Es bocanada aire fresco en este exilio que a veces amenaza con ahogarnos.
1. ¿Cuántas memorias y nostalgias aguanta tu corazón?
La memoria es elástica, se acorta y se extiende. Juega con nuestros designios y con nues-tros sueños. A veces surge solícita y tenaz, y en ocasiones se evapora o duerme. Pero siempre aparece. Uno cree que la lleva en el caletre, y en verdad está siempre aposentada en el corazón, y el corazón aguanta todo, hasta el delirio.
2. ¿Cuáles vivencias te alberga el Parque Cáceres, La Piscina y El Play de los Padres?
A pesar de que yo era del “pueblo arriba”, el Parque Cáceres, que debió pertenecernos más, era casi siempre sólo un medio de paso para llegar al Parque Duarte, que es donde nos juntábamos siempre la pandilla feliz de los Carlos Minaya, Caquito Rodríguez, Tin Rodríguez, Josecito Carrasco y algunos más. Allí hicimos crecer a un personaje imaginario, “Bustamante”, capaz de las hazañas más portentosas. “Bustamante” era extravagante y en todo era extraordinario. Con “Bustamante” crecieron muchos sueños
en los años ardorosos del bachillerato, que lamentablemente fueron tomando vías distintas e imprevistas, sobre todo cuando la parca irrumpió un 25 de diciembre y se llevó a su hacienda a Carlos y Niño, dejó perdido para siempre en la oquedad mental a tin y afectó por un buen tiempo la salud de Josecito y Caquito. Más que el Parque Cáceres – donde por cierto asistimos a los primeros mítines de la etapa destrujillizadora , siendo nosotros unos imberbes, escuchamos por primera vez a Viriato y su basta ya!, y guarecimos de la lluvia pertinaz, bajo la sombrilla multicolor, la cabeza augusta de don Angel Miolán, en el primer mitin del P R D en Moca – era el parquecito de La Victoria – por supuesto que se refería la victoria trujillista (por cierto que resultó simbólico que en ese parque, a la entrada de la ciudad, a diferencia de los que celebraron la Unión Cívica, el 14 de Junio y el P R D en el Cáceres, fue donde Joaquín Balaguer realizó en Moca su primera manifestación electoral en 1966) El parquecito de La Victoria, con sus “ginas” y sus hazañas amatorias furtivas fue casi un espacio emblemático de aquellos años mozos. La Piscina fue el centro máximo de diversión, tan espaciada entonces, pues la Fiestas se desarrollaban cada dos o tres meses. Guardo como una reliquia una foto junto a Inés Bencosme el día de la inauguración, y allí hicimos la celebración de los mejores momentos de nuestras vidas. Hay varias etapas de La Piscina, todas igualmente memorables. El “play de los padres”, el Oratorio Festivo y luego el Centro Juvenil Don Bosco, fue nuestro habitat por excelencia, desde los años de monaguillo hasta los años de la post-adolescencia cuando cortamos los hilos y partimos del pueblo.
3.- ¿ Cómo te imaginas hoy a los amigos perdidos que rememora en tus
“Semblanzas del Corazón”?
Carlos Federico Minaya, que era uno de mis grandes amigos y vecino, accidentado fatalmente cuando apenas salíamos del bachillerato, ambicionó siempre ser un “prospecto” de los Mets. Era fanático del béisbol y de la buena música – Percy Faith, Benny Goodman, Glenn Miller, Engelbert Humperdink, la “José Reyes” de Papa Molina – gozador de los placeres de la buena parranda y admirador indomable de todas las buenas hembras que pasaban por su lado. Tenía gustos “avanti”, en los tiempos en que no conocíamos muchas cosas. Hoy hubiera sido un glamoroso bon vivant. Niño Gómez fue un genio musical, formador de Losa Herald’s, el conjunto de rock de los inolvidables años setenta en Moca, y que formaban además Finso Pérez, Edito Adames, Enrique Cuevas y donde yo alguna vez hice pininos de cantante. Fue una época feliz sin dudas. Los que se han ido y no
pudieron conocer el futuro, que nos reservó muchas sorpresas, muchas de ellas añoradas o presentidas en nuestros sueños de entonces.
4.- ¿Te has hecho un mundo a la medida?
He construido el mundo de las posibilidades y de los retos. Vengo de un hogar pobre, donde nunca me faltó nada: buena comida, buena ropa, buena educación. Mi mamá era una modista, como se decía entonces, y eso me permitió vestir siempre a la moda. Hijo único, de madre soltera, pude son el esfuerzo sin igual de mi progenitora enrumbar mis metas y mis sueños. Muchos, con mejores posibilidades económicas, hijos de familia de abolengo, no traspasaron el umbral de la calidad, no trascendieron y se hundieron en el cieno de la mediocridad, en el agujero negro de los sin nombre. Yo intenté llegar a puerto seguro, al espacio donde mis talentos surcaran los trillos de la trascendencia. Desde luego, sigo
en eso. Presumo que todavía estoy llegando.
5.- ¿Nosotros, los de entonces, seguimos siendo los mismos?
Desde luego que no. El tiempo, ese gran escultor, como diría Margarita Yourcenar, nos ha cambiado. Es la ley de la vida. La Moca que vivimos ya no es la misma, pero tampoco somos los mismos nosotros. Lo digo en mi libro: “La Moca pretérita que cada día se agolpa en nuestros pensamientos, fue un tiempo de luz, de saber y de molienda virtuosa y límpida, cuyas primicias sirvieron para encausar la estela de nuestras vitalidades”. Pero eso es una añoranza apenas. Ahora, cuando alguna vez caminamos sobre sus calles llenas de fantasmas vivos de nuestra vivencia impetuosa y cálida, no nos reconocemos en nadie, ni nadie se reconoce en nosotros. Nos hemos perdido en las brumas ingrávidas del indetenible discurrir humano. Seguimos siendo solamente los mismos en las memorandas, en los recuerdos, en el grato pasaje común que rememoramos cuando nos encontramos. Pero ahora debemos ser realistas y decir que Moca se nos fue como el viento frío, dejándonos helado el corazón y lleno de ardores memoriosos el sentimiento.
6.- ¿Hasta dónde te crece la esperanza?
Por todos los confines del cuerpo del espíritu. La esperanza ha sido nuestra libertad. Nuestra materia tutelar. Por ella vimos crecer los sueños y hemos hecho la fiesta de la heredad compartida.
7.- ¿Cuánto debes pagar a los salesianos de Moca?
Con los salesianos afiancé mi fe y el sentido de espiritualidad que Norma mis pasos. Fui muy querido por el padre Flores y el monaguillo Predilecto del padre Haus, un sacerdote alemán gigantón que era una masa de pan y una cantera de sabiduría. Comencé a gustar con ellos el teatro y la narrativa, en la inolvidable colección Ardilla y los volúmenes de la Galería Teatral Salesiana. Con el padre Ramón Alonso, hoy rector de la Universidad Católica de Santo domingo, tuve jornadas incesantes de Trabajo religioso que dejaron huellas profundas en mi, sobre todo porque Alonso es un sacerdote de una extraordinaria calidad intelectual. Con el padre Rivas, que sería más tarde Obispo de Barahona, llevé a cabo en mi edad adolescente una interesante tarea de formar jóvenes en los inolvidables cursillos de vida. Yo era la cabeza del grupo dirigente. Y luego con el padre Ibáñez y con el padre Vicente viví la última etapa de mi contacto salesiano, con la irrepetible experiencia fundacional del Centro Juvenil Don Bosco, que sigue existiendo 32 años después de que lo fundáramos junto con un grupo de jóvenes y la asesoría del padre Vicente, fallecido también en un accidente en Moca. Siempre intento pagar esa deuda de gratitud que tengo hacia los salesianos, cuyo carisma está prendido en mis haberes humanos y espirituales. Lo que hago con ellos no tiene ningún sentido hacerlo público. Es tarea callada.
8.- Hablemos de tus libros. Tienes poemas, ensayos, has escrito teatro. ¿Y la novela?
He escrito varios libros, pero son más los que tengo en proyecto. He estado siempre muy ocupado en los menesteres de la sobrevivencia y eso me ha impedido tal vez – puede ser una excusa – hacer lo que quiero en materia de escritura. Quiero presentar el año que viene una obra de teatro, que tengo lista, para recuperar aquella vocación temprana que tuve en mis años adolescente, cuando teníamos un grupo de teatro experimental en Moca y andábamos con Stanilávsky de parranda permanente, sin nadie que nos ofreciera ayuda técnica. Entonces montábamos continuamente piezas teatrales nuestras, especialmente de Frank Rosario y mías, sin que aquello trascendiera la limitada realidad cultural de aquellos tiempos, aun cuando nos presentábamos aquí en la capital, en La Vega y Santiago. Tengo
listo un libro de poemas que publiqué también en año que viene, “Los Júbilos Íntimos”, y otro más que aspiro concursar en algún certamen local. Además, un libro de cuentos que tengo que terminar de pulir, “Papá Mon, la Aldaba de bronce y otros cuentos del barrio”. Antes de que finalice el año Espero poder presentar mi nuevo libro, “Acentos”, de ensayos breves, y se está reuniendo en una editora local los trabajos que he escrito durante
Dieciséis años en Biblioteca. ¿La novela, preguntas? Sí es un proyecto en el que trabajo firme desde hace unos cuatro años. Es la historia de unos Gitanos que llegaron a Moca en los años cincuenta, cuando yo era muy niño, y una historia de amor que se produjo entre un gitano y una muchacha del pueblo que tenía fecha para su boda con su novio de años. No obstante, sigo investigando, aunque llevo ya un par de capítulos listos. Vivo leyendo libros sobre gitanos. en Madrid, el año pasado, adquirí cuantos de gitanos, historias de gitanos, poemas escritos por gitanos. Y ahora mismo estoy leyendo la novela “El Burdel de las Gitanas, de Mircea Eliade. Como ves, es un proyecto que camina. Ya veremos cómo termina la cosa.
9.- “Semblanzas del Corazón!, tu más reciente libro, es más que nostalgias, más que recuerdos, es lágrima que corre silenciosa y llaga el corazón con herida profunda, difícil de cerrar. ¿Eso pretendes?
Tú lo has leído ya y tienes tu propia percepción, como mocana y como conocedora de las vivencias que yo describo. Pero, “Semblanzas del Corazón” es, sobre todo, un homenaje, un cálido y grato homenaje a muchos hombre y mujeres que contribuyeron a nuestra formación humana y social, y que Merecen el testimonio de nuestra gratitud sincera. si al hacerlo, he ofrecido una de las descripciones de la más hermosa y ejemplar mocanidad, que su destino sea producir en sus lectores el recuerdo de tiempos donde manos generosas y sabias, donde actitudes y desvelos de otros nos hicieron crecer hacia nuestros respectivos destinos. El libro lo he escrito yo, pero creo que pertenece a muchos que allí se verán retratados desde lo más hondo de sus sentimientos, y es que no hay mayor delectación que la de volver al pasado, a la etapa de inocencia y virtud en que crecimos, a la tierra que nos marcó siempre.
JOSÉ RAFAEL LANTIGUA
OBRAS Domingo Moreno Jimenes: TOMADO DE WWW.ESCRITORESDOMINICANOS.COM |
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