LAS PINTURAS NEGRAS DE
JORGE SEVERINO
FERNANDO UREÑA RIB
JORGE SEVERINO es un pintor de contrastes. Por un lado encontramos un dibujo preciso contra fondos de colores limpios, nubios, y por otro la imagen de una mujer negra cuidadosamente estudiada, que esconde siempre algo y que seduce el ojo por la aventura que suponen sus misterios.
No se fíe. Es preciso un resguardo. Es preciso ver las pinturas de Severino indagando aquello inefable e intangible que ocultan. Las figuras, femeninas casi siempre, están cubiertas de tules apenas trasparentes. Sobre el cuerpo desnudo, el velo blanco, bajo los encajes de holanda, detrás de una supuesta magnificencia se desliza un sueño, un deseo que urge por ser reivindicado.
Es la historia de la negritud, inventada quizás, de un pasado glorioso que es más cercana al futuro anhelado que al pasado al que invoca. Pero esas figuras reposadas, sedentes, también ocultan sortilegios, augurios, encantamientos. La clave puede residir en un dije o una ajorca, en ese pendiente o en aquel azabache. A veces es una serpiente que se enreda al cuello de una matrona sabia y poderosa.
Y ahí está usted…reverente, ante la fuerza de su embrujo.
FERNANDO UREÑA RIB
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