FABIO DOMÍNGUEZ
EL TRÓPICO REDESCUBIERTO
FERNANDO UREÑA RIB
FABIO DOMÍNGUEZ
PAISAJES TRASPARENTES
Artista plástico
Usted tiene una cita con el asombro y el color. Cuando asome su cuello a las visiones turbadoras e inquietantes que nos ofrece Fabio Domínguez en la exposición de sus obras recientes “Paisajes transparentes”.
La luz se apodera de las escenas cuidadosamente, dispuestas dentro de una perspectiva que se deleita en la contradicción de muros cerrados y paisajes abiertos. El resultado libera toda una energía contenida, que encierra tanto la violencia de la luz, como el acogedor y maternal suspiro de los verdes. Verdes que se multiplican en sí mismos, y buscan otros verdes que se funden con el mar, y con el ultramarino de un océano que espera ansioso los horizontes de la eternidad.
Y entonces el regusto……. El sabor a posado y a silencio que destilan los arcos y los muros. El discreto recuerdo de arquitecturas olvidadas en Nigua, bajo el sol de Cambita, o en los desolados Torreones de Salinas, de San Cristóbal, del Sur ardiente.
Fabio Domínguez es un joven dominicano absorto y asombrado que posee su propia visión del mundo y de los trópicos. Visión alarmada de sol y de tormentas, de huracanes, de evocaciones musicales, de coloraturas, de ritmos que estremecen la piel y el alma. Fabio Domínguez era un niño cuando veía a su padre, Asdrúbal Domínguez, quemar ceras y azules de cobalto, hacer derretir sobre la mesa de trabajo, plásticos y aceites. Fabio no pronunciaba una palabra, recorría la escena con esos mismos ojos de asombro con que hoy contempla el paisaje. Su padre, atrapaba sillas y gatos en sus lienzos, atrapaba canciones de protesta, poemas olvidados y el sueño de una patria liberada.
Pero a Asdrúbal Domínguez la vida se lo llevó muy joven y de aquellas cenizas surge Fabio adolorido, aunque triunfante, abrazando los mismos sueños. Sólo que ahora el maestro es él. Es él quien exorciza el paisaje, quien lo canta, quien lo añora con todos sus verdes de esmeralda y sus rojos candentes clamando desde una playa aparentemente ingenua y delirante. Ahora presentimos a Salomé Ureña, a Pedro Mir y a Franklin Mieses Burgos en estos lienzos atesados por un pincel valiente y poderoso que reconstruye, en su justa medida, un trópico olvidado.
Fernando Ureña Rib
FICHA DEL MUSEO
SANTO DOMINGO.-
“Bosques Neuronales”, es la novena exposición individual del artista plástico Fabio Domínguez Fiallo, inaugurada en los salones del el Hotel Francés (Sofitel). Con un concurrido público amante de las artes plásticas, quedó formalmente abierta la exhibición de las obras siguientes: “Los lazos que nos unen”, “Bosques neuronales en Bahía de las Águilas”, “Bosques Neuronales en la cordillera”, “El árbol de la vida”, “Génesis”, “Gótico Taíno I”, “Gótico Taíno II”, “Ideario I”, “Ideario II”, “Las extensiones de tu cuerpo”, “Los amantes”, “Los lazos que nos unen” y “Metamorfosis”.
El crítico de arte Danilo de los Santos señala que este conjunto de obras, abrazadas al surrealismo caribeño, ofrecen “un retorno -del pintor- desde la levitación sideral al terreno isleño donde la arboleda, visualizada como conjunto arqueológico ofrece la dualidad del pasado y del presente.
Domínguez Fiallo explora de manera recurrente el surrealismo conceptual, haciendo de lo onírico un mundo propio. La temática de esta muestra es la desacralizacion de la lucha de la humanidad con su entorno, entrelazando todos los espacios vitales de la vida. Bosques Neuronales permaneció hasta el 23 de febrero en los salones del citado hotel.Publicado por Manuela Lora/Editora en 2/26/2007
La frase del celebre escritor Ernest Hemingway, Por Quien Doblan las Campanas, es de mis favoritas, recuerdo ese día que la descubrí, un otoño del 75.
Desde entonces, nunca olvidaría ese tañer en la finitud del tiempo, por primera vez escuchado, ese momento escritural, donde la memoria del autor narraba con este sofisma gramático, sus experiencias en la guerra civil española, la Patria Jonda del ser sensitivo.Por Fabio Domínguez Fiallo
Por primera vez atravesé la cortina de lo ilusorio, y me convertí en un acompañante más de la góndola de Caronte hacia el Hades.
Si pudiéramos captar el reflejo de esta sentencia, atravesando el vértigo de la carne, hasta hacerla finita.
Finitud que solo les toca, cada vez, a las que escuchan, solo una, y precisa vez, el tañer de estas campanas, de lo agorero.
Si tanto es cierto que terminar no es, necesariamente concluir una cosa, así el concepto ilusorio, del mal absoluto no existe, La vida absoluta tampoco.
Es por esto que la idea de finitud, en el sentido material, es difícil para el ego humano.
Asi la vida, aunque cada uno seamos poseedores de la suya propia, el termino vida es difícil de explicar.
La búsqueda del Poder para dominar el destino es vana. La vida nos apremia, y es en esa prisa, que el tiempo se subjetivisa, dependiendo siempre que tan importante esa sentencia nos relativiza, y nos hace seres consientes de nuestro real destino.
Tras los celos despóticos de los Egos, penden cientos de cortinas de justificaciones, que pueden hacer pensar que las acciones Hedonistas, serán eternas.
El tañer de esas campanas, que nos llaman al gran encuentro, siempre serán un recordatorio del destino único, y verdadero, de todo ser mortal, a reencontrarnos con nuestra esencia humana trascendental, y perecedera, pero eterna en nuestra dimensión universal, de la difícilmente explicada Vida.
Fabio Domínguez Fiallo
Artista del deshielo.
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