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Carlos Merida

April 5, 2019 By dillon Leave a Comment

CARLOS MÉRIDA

LAS DANZAS DEL TIEMPO

 

Diversos son los ejemplos de creadores plásticos vinculados con otras disciplinas, en las cuales han encontrado campos propicios para desarrollar otras formas de expresión. En este sentido son muchos los artistas que se han relacionado con la danza como José Chávez Morado, Julio Castellanos, Gabriel Fernández Ledesma, Antonio Ruiz, José Clemente Orozco, Diego Rivera, Carlos Orozco Romero, Roberto Montenegro, Juan Soriano, Julio Prieto, Leopoldo Méndez, Rufino Tamayo, Miguel Covarrubias, Arnold Belkin, José Reyes Meza, Santos Balmori, Carlos Mérida y, esporádicamente, los escultores Federico Canessi y Germán Cueto.

Las aportaciones de Carlos Mérida a la danza pueden resumirse en dos, principalmente, que afirman su interés por las manifestaciones populares. La primera de ellas la efectuó como director de la Escuela de Danza de la Secretaría de Educación Pública (1932-1935). Durante su gestión uno de sus objetivos fundamentales consistía en crear un ballet mexicano inspirado en los bailes indígenas. En 1933 presentó un proyecto de investigación coreográfica con base en las más destacadas danzas regionales de nuestro país, relevante sobre todo por el vínculo que representa con su obra pictórica y gráfica.

Su segunda aportación la constituyen sus diseños de escenografía y vestuario. En éstos se percibe su inspiración en el juguete popular, en los trajes y disfraces de animales, principalmente los hechos con cartón, empleados por diversos grupos indígenas, y en las referencias geométricas de su obra de caballete y mural. Existe el registro de su participación en 22 obras —tres de las cuales no llegaron a estrenarse— puestas en escena desde 1940 hasta 1979.

Su relación con esta disciplina no es casual, como podemos comprobarlo en la definición que tenía de ella y que amplía, en gran medida, su imagen de un artista con capacidad y conocimiento integradores.

La danza es una concreción de todas las artes. Vive en el tiempo y en el espacio. Está ligada con el tiempo por la música. Está ligada con el espacio por sus cualidades plásticas… Tiene esencia particular, absoluta autonomía, existe por sí sola. Porque la danza debe decir lo que la música y la pintura y la poesía no pudieron decir.

A Carlos Mérida le tocó participar en una época de esplendor de la danza mexicana y llegó a ser uno de sus impulsores. Trabajó con los libretistas Nelly Campobello, Martín Luis Guzmán, Miguel Bueno y Celestino Gorostiza; los músicos Silvestre Revueltas, Blas Galindo, Luis Sandi, Carlos Chávez y Eduardo Hernández Moncada; las coreógrafas Gloria y Nelly Campobello, Graciela Arriaga, Anna Sokolow, Waldeen, Gloria Contreras, Evelia Beristáin, Rosa Reyna y su propia hija Ana Mérida. 


Carlos Mérida, “La danza y el teatro”, ca. 1932, en Cristina Mendoza, Escritos de Carlos Mérida sobre el arte: la danza, México, INBA/CENIDIAP(Serie Investigación y Documentación de las Artes), 1990, p. 129.

 

FICHA DEL MUSEO

 

 

 

 

 

 

 

CARLOS MÉRIDA

POR KAREN CARDOZA

Carlos Mérida (Guatemala 1891- México 1984) es uno de los pintores más trascendentes de los que han visto la luz en Guatemala.

Criado en un ambiente familiar donde la cultura era importante, a muy corta edad comenzó a adquirir conocimientos artísticos, especialmente de música y de pintura, campos que le atraían mucho.

Después que una sordera parcial le imposibilito su deseo de ser músico, decidió, siendo aún muy joven, dedicarse a la pintura.

Desde sus inicios como pintor logró capturar escenas propias del folclore Guatemalteco; sin embargo, en estas ya se notaba la influencia de las escuelas y técnicas europeas de su tiempo, con las cuales entró en contacto gracias a una larga estadía en Europa. Ahí, Mérida fue testigo de la transición del impresionismo al cubismo, y vivió plenamente la gran revolución del arte moderno.

Esta primera etapa es muy significativa, no por su obra en sí, sino porque es la época donde redescubre, a partir de su conocimiento con otras sociedades, las diferentes expresiones culturales de su Guatemala natal, presencia decisiva hasta los últimos años de su labor artística.

En su obra posterior, existe un constante juego de líneas geométricas, que da como resultado la abstracción de la aturaleza. Los conjuntos se ven enriquecidos por el uso de colores intensos, clara reminiscencia de los güipiles indígenas que dota a sus composiciones de una armonía muy especial.

A simple vista los cuadros de Mérida parecen complejos, las figuras se entrelazan o estallan en colores o nuevas figuras, a las cuales no siempre se les encuentra correspondencia con objetos o seres reales, pero la intención es muy simple: la composición de la pintura es la forma expresiva de la misma. El artista ha eliminado todas las formas y elementos complejos de la naturaleza y nos entrega una obra inundada de un lenguaje visual simplificado, renovado, y accesible si se usa la emoción más que la lógica.

Se puede percibir también una gran influencia musical, la repetición de líneas y colores recuerda los sonidos emitidos por instrumentos de percusión convirtiéndolo en un elemento muy importante en toda su obra. El mismo Mérida reconocía tal tendencia, ya que alguna vez escribió: “Siempre se encontrará en mi pintura una fuente, un origen vital… asociaciones remotas o sentimientos musicales que vienen desde muy lejos.”

Otro aspecto importante es que por sí mismos, los cuadros no presentan formas en movimiento; son los colores, las líneas, los puntos, los que nos lo sugieren. Otra vez interviene lo innato como factor predominante ya que su obra reproduce sentimientos, vivencias, no la naturaleza tal cual sino las emociones que en el artista recrudecen. Componía con colores libres, superpuestos, los rojos parecieran adelantar a los otros colores creando aparentemente un orden que muere con el movimiento.

El estilo y la técnica de Mérida pueden hacernos creer que lo que retratan sus pinturas no son imágenes indígenas. Ante esto no se debe olvidar la ascendencia mestiza del artista, el eterno conflicto de identidad que como cualquier guatemalteco habrá sufrido y que surge en su obra, marcada por el choque entre dos mundos al mismo tiempo opuestos y complementarios.

Carlos Mérida intentó destacar en su obra la cultura ancestral de su país, pero no fue un pintor de paisajes o un retratista, fue un pintor moderno e innovador. Utilizó las formas geométricas para recrear la desesperanza, las ilusiones y miedos colectivos, típicos de su época. Fue testigo de grandes cambios artísticos, políticos y culturales que plasmó en sus cuadros, y es sin duda alguna un pintor fundamental para el descubrimiento del ser americano.

 

 

 

Filed Under: Artists

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