LA PINTURA DE ALBERTO BASS
FERNANDO UREÑA RIB
La obra de Alberto Bass presentada actualmente en el Museo de Arte Cándido Bidó de Bonao, República Dominicana, manifiesta una vieja preocupación de este pintor dominicano. Utilizando como punto de partida la fidelidad de una imagen fotográfica, Alberto Bass se introduce en el espíritu de las cosas, en la magia del objeto y explora su capacidad de testimonio y de denuncia.
La maraña de hechos culturales, sicológicos, o y sociales impregnados en un objeto dado (un destartalado carruaje de refrescos, un tapa bocinas, una camiseta deshilachada) sirven para que el pintor, sin bajar la guardia, delate la existencia de un mundo miserablemente olvidado por los círculos de poder.
Notamos, por tanto, que a Alberto Bass le inquieta más el hombre que produce y transforma el objeto que el objeto en sí. La realidad palpable toma entonces una dimensión nueva, porque Alberto Bass enfatiza los aspectos sociológicos y sicológicos de la imagen. Frente a la desnudez de esa realidad no hay resguardo. No es posible obviarla, porque es parte integrante del entorno que muchos preferirían ignorar.
La trayectoria de Alberto Bass es amplia y fructífera. Aparte de su excelente trabajo pictórico, Albeto Bass ha realizado un trabajo político en pro del artista plástico y de la cultura dominicana, tanto desde su posición como Presidente del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos, como por su misión, no siempre bien comprendida ni valorada, en la dirección del Museo de Arte Moderno de Santo Domingo. Al frente de esa institución Alberto Bass mantuvo una postura firme, aunque abierta, en apoyo a todas las corrientes artísticas y contribuyó al desarrollo de lo mejor de la plástica dominicana. Alberto Bass desmitificó el museo y lo hizo asequible al pueblo, convirtiéndolo en un centro de permanente actividad y de animación cultural.
Alberto Bass comprendió que en nuestros países es preciso abrir las puertas de la cultura a fin de crear y ampliar la base social sobre la que debe apoyarse la actividad cultural misma. Comprendió que la una no existe sin la otra. Hoy el Museo parece estar de espaldas a la sociedad y en consecuencia la sociedad le da la espalda al museo y a la cultura allí atesorada.
La exposición actual en el Museo de Arte Cándido Bidó nos recuerda de esa vocación social irrevocable de Alberto Bass de llevar el arte y la cultura aún a las más apartadas zonas del país.
FERNANDO UREÑA RIB
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