ENTIGO
PATRICIA PEREYRA
EN CASA DE TEATRO
ENTIGO
Patricia Pereyra en Casa de Teatro
Patricia Pereyra posee una voz dulce y poderosa. Su capacidad de asombrarnos, enternecernos o enardecernos reside en su conexión con el espíritu del alma humana. Un espíritu joven e innovador que encuentra siempre recursos vocales, histriónicos, técnicos y musicales para levantarnos o hacernos sucumbir frente a la marejada de emociones que vibran en su voz prodigiosa.
Patricia Pereyra no es simplemente una cantante de Jazz o de Blues, como se la ha clasificado. Cierto es que en su voz y estilo están imbuidos por esas y muchas otras tendencias musicales de la modernidad clásica. Sin embargo, lo que nos amarra para volver una y otra vez a sus conciertos es su autenticidad. Patricia Pereyra se va pareciendo cada vez más a sí misma. Su arte es el eco, el reflejo mismo de esa personalidad intensa, impetuosa y apasionada.
Quizás la clave esté en que Patricia deje que su voz interior surja y se convierta en canto, llanto o trinar, respondiendo a la emoción más pura que la domine en el momento particular y único de la interpretación artística. Es eso lo que le permite tomar melodías propias o extrañas, sacarles el jugo y recomponerlas, recrearlas y darles su propio acento y matiz con una energía de vorágine o volcán, que sólo a ella ha sido dada. Escuchar a Patricia Pereyra es una experiencia única y enriquecedora que no debemos perdernos nunca.
Y es por eso el concierto se titula ENTIGO. El neologismo poético, el nuevo adverbio de lugar y de tiempo, nos refiere a una comunicación íntima y profunda con el espectador. Ella traspasa el umbral. No quiere estar “contigo” ni “conmigo” sino desea atravesar los últimos límites de la ternura con su canto penetrante y desgarrador.
Fernando Ureña Rib
CABARET AZUL
25 de junio de 1997. 5:00 am
ANOCHE, al filo de la diez, asistí a las NOCHES DE INSOMNIO que Patricia Pereyra cantara en Casa de Teatro. Ahora, a las cinco de la madrugada, desvelado y cautivo, creo empezar a entender por qué ella eligió ese título (tan auyentador como fascinante) para entregarnos el concierto de una veintena de canciones que me han dejado insomne, estremecido de delirio y ansioso.
He continuado por horas enervado, lívido, con los ojos enrojecidos, endurecidos por el insomnio y por la rabia. Me parece mentira que no haya ninguna grabación disponible que recoja la voz de esta dominicana singular. Creo comprender aquel título, dije antes. Pero no soy un entendido en estos menesteres. Quizás no haga falta serlo.
El arte es sobre todo una experiencia. Las artes todas trasiegan sus esencias y se tocan unas a otras con finísimos hilos. El arte de Patricia Pereyra ha tocado todos mis sentidos y los ha alborozado abrumadoramente. Sin embargo es curioso que en este momento no sienta que son hilos los que flotan y me atan a ese fluído acontecer artístico que Patricia Pereyra llamara Noches de Insomnio.
Siento el arrastrado peso de sus cadenas. Porque en esta hora oscura, agobiado de trasnoche, nada me amansaría mas que volver a escuchar esa voz de la que solo me abrazan íntimamente sus ecos.
El otro fantasma que me asusta, me oprime y me desvela es que siento que debo decir algo, necesito escribir algo que traduzca siquiera oscuramente aquel mas que luminoso, deslumbrador acontecimiento de anoche. Que desate la camisa de fuerza de mi frustración. Porque nadie aun, señores, nadie de entre los que saben y que pueden, ha tenido el coraje, la valentía, la iniciativa, la visión de registrar esa voz, de tomar en sus manos esa estrella y hacer que su sonora luz se desparrame por el mundo.
Y es que no he escuchado jamás otra voz capaz de recorrer, con tal intensidad, toda la casi infinita gama de emociones que fluyen del alma y del fondo de esta tierra. Pero me es imposible describir cómo la voz de Patricia Pereyra me condujo con sus tenues o portentosas sonoridades de la exaltación al sollozo, de la amargura al éxtasis, de la lágrima al canto.
La de Patricia Pereyra es una voz poderosa que se adelgaza y nos eleva al vértigo de las mas altas cumbres y que se precipita dramaticamente desde las simas hasta las mas graves y profundas honduras solo para resurgir del abismo, aletear, flotar, expandirse y contraerse, serpenteando, serpenteando y deslizándose tierna o sutil hasta los mas piadosos o sensuales susurros.
Es una voz que acaricia o aruña, que seduce, que desgarra, que hiere, que se hace bálsamo, que cura, que nos pone a soñar y que nos quita el sueño. Frente a aquella voz la indiferencia nos parece un delito. Me asusta que nos demos el lujo de tener en República Dominicana una voz tan bien dotada, tan educada, tan emotiva y madura, tan maleable, tan en control y en ejercicio de su plenitud y que sin embargo no exista algo que no cuesta tanto como vale: un vulgar CD que la atestigüe y documente.
Esa ausencia, como otras muchas no menos graves dice y desdice de nuestro manejo de la cultura, que existe, sobrevive y late a pesar de la indiferencia y el desdén. “Pero así habrá otras voces”, me contradirá algún entendido. Aunque la voz humana es algo muy singular y único siempre habrá cantantes que imitan otras voces para acercarse al público que ya han alcanzado reconocimiento. No sucede así con Patricia. Añadamos la magia, el poder de la bondad, el aura y la formidable presencia escénica de Patricia Pereyra y tendremos una segura fórmula de éxito.
Porque en Patricia percibimos el triunfo de la humildad y de la sensillez, el triunfo de las fuerzas del bien. Sin drogas ni barbitúricos el público estaba arrebatado, embelesado, ébrio de exaltación, alucinado.
Anoche, entre el público que vibraba de entusiasmo y que aplaudía frenéticamente, tan estremecidos y aturdidos de beatitud como yo, estaban algunas grandes voces dominicanas: Mariadalia Hernández, Ingrid Best, Claudio Cohen y Leo Cordero. Al fondo la barba de Freddy Ginebra reía complacida. “Los textos poéticos en las canciones de Patricia Pereyra podrían ser un obstáculo”, me refutará algún otro, pretendido conocedor de los gustos del público y de las veleidosas apetencias del mercado.
Patricia resucita a Federico García Lorca con los puñales rasgueantes de la guitarra de Juan Francisco Ordóñez y presenciamos cómo Andalucía se le desangra en la voz, ¿y les parece poco? Patricia hace que la excelente poesía de Pedro José Gris tiemble, ruja y se estremezca ¿y les parece poco? Las composiciones líricas de Patricia Pereyra, plenas de exquisitas nombranzas, alcanzan aquello que los eruditos llaman imagen poética. Y entonces me sorprende en esta hora tardía cómo algunos medios prejuzgan la capacidad del público para amar y disfrutar la poesía.
Agregue usted a esta fórmula la versatilidad y justa selección tematica, que alcanzan de un lado a un público adulto mientras del otro ondean desafiantes y revitalizadores aires de innovación y juventud. Inserte en el cuadro la formidable y rica orquestación, la limpia ejecución y sonido del grupo que la acompaña. Guy Frómeta se apodera desde la batería del espíritu de cada canción y abre como un mago los espacios para que cada instrumento brille. Rafa Payán pulsa y altera los acordes de una guitarra impecable siempre; Wilfredo Nanita demuestra que el talento, la gracia y la disciplina no son incompatibles con la juventud.
Cukin Curiel hace toda una exploración acústica desde la percusión. La clave del éxito reside pues en la calidad de la ejecución y no en las danzas rituales del mercado. El arte no solo posee una capacidad propia de comunicación que con frecuencia desborda la de los medios, sino que exahla una magia y un encantamiento difíciles de medir. Ademas, ¿cómo afinará el pueblo jamás sus gustos y preferencias si no se le ofrecen alternativas que lo enriquezcan?
No soy un entendido en estos menesteres, advertí al principio, pero sé que no se requiere un minucioso examen de los mercados del disco para advertir que esta voz y estas canciones suplen una necesidad latente. Los mercados se hacen si existe la voluntad de crearlos y sobre todo cuando la necesidad existe. Y creo que es parte de la necesidad de este pueblo que una de sus mejores voces se conserve y se propague. Pecado grave sería no hacerlo. Crimen atroz sería condenar irremisiblemente tan bella voz al anonimato y al olvido.
Ahora, cuando ya el día despunta, cuando los ruidos y apremios urbanos aceleran el paso a los mas diversos destinos plugo, infiero, insto, pido, reclamo, exijo a quienes corresponda que impidan que los matices y la coloratura de esa vibrante y brillante voz dominicana sea ingratamente sepultada en el seno del pueblo al que ella debe su mas alta, preciada y honda razón de ser. .
PATRICIA PEREYRA Y TIZANA
Esta banda es una de las más representativas dentro de la música contemporánea Dominicana. Patricia, oriunda de Santiago de los Caballeros, comienza su largo recorrido
a mediados de los años ochenta y es actualmente una de las voces femeninas más respetadas en todo el país.
Su grupo Tizana ha sufrido varias formaciones y cambios de nombre a través de los años. Ellos se encargan de darle la onda a cada canción que escribe Patricia. Actualmente, Tizana está formada por cuatro músicos criollos: Guy Frómeta
(batería y percusión), Federico Méndez (guitarras), Oscar Micheli (teclados)
y Peter Nova (bajos).
Anteriormente, músicos como Juan Francisco Ordóñez, Héctor Santana, Kike
Del Rosario, Rafael Mirabal, Waldo Madera y Rafa Payán han formado parte vital
de esta agrupación.
Las canciones de Patricia mezclan el Blues, Jazz, R&B, Funk, Rock, Bolero y
otros géneros.
La artista ha participado en varios festivales internacionales (Montreal, Moscú) y en un sin número de conciertos en toda la República Dominicana. Ha sido nominada a los Premios Casandra en dos ocasiones y tiene en el mercado dos producciones:
Gala (Aljibe Discos, 1999) y Cabaret Azul (Tereke Discos, 2002).”
“Cabaret azul” reúne a Pereyra y Ordóñez
LOS ARTISTAS PRESENTAN CÁLIDO CONCIERTO EN EL CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA
Rosario Medina Gómez
Patricia Pereyra la noche que reunió un grupo de amigos para compartir ‘‘Cabaret azul’’.
a noche que en principio se vestía de estrellas, se llenó de blues con la aparición de Patricia Pereyra, quien con su voz rebosada de “feeling” trajo composiciones al presente, en compañía de Juan Francisco Ordóñez, tal cual pasó en la década de los ochenta.
Ellos asumieron las letras que tomaron prestadas a Federico García Lorca, Luis Díaz, Amaury Pérez, Nicolás Guillén, Rafelito Mirabal, Manuel Jiménez y las juntaron con las propias para retribuir con magia a un público que acudió antenoche al Centro Cultural Español a dar respaldo a la calidad.
Con la vestimenta que caracteriza a Patricia Pereyra (batola roja, cabello peinado en una trenza…) se notó radiante al interpretar los temas que integran su producción “Cabaret Azul”, que también fue el nombre del espectáculo en el que fue acompañada por un grupo de músicos amigos.
Al tiempo que llamaba cada canción al escenario, desde ‘‘El Gato’’, escrita por Luisa Rebeca, convidaba a Guy Frómeta, David Almengod y Slobodan Veljkovic a que fueran cómplices cada vez que le robaba los aplausos al público.
“Cabaret Azul” fue cantado aún debajo de una llovizna que más bien puso fuerza a la interpretación de la artista, quien confesó haberse sentido como la primera vez que tocó un escenario.
Tereke Producciones, que es lo mismo que decir Roldán Mármol, fue el pradrino del trabajo que incluye 12 temas, y que estuvo preparado por un equipo integrado por Marcos Féliz, Eric Ramos, Augusto Valdivia, Mariano Hernández y Chichí Peralta, en la percusión.
La noche tanto para Pereyra y Ordóñez tuvo momentos de mayor esplendor al interpretar poemas como ‘‘La danza’’, de García Lorca, instante en que cambio su voz a un ritmo de flamenco y de nuevo el auditórium la reverenció con un estallido de aplausos.
Xiomara Fortuna, parte del sello Tereke Producciones, igual que artistas plásticos y poetas, acudió al Centro para respaldar a los protagonistas de Cabaret Azul.
Roldán Mármol, presidente de la disquera, expresó su satisfacción por la acogida de los asistentes, al tiempo de anunciar que con el respaldo a este tipo de artistas se trata de hacer llegar el trabajo al plano internacional.
En un recital de poemas musicalizados, vino la interpretación primero del Gato, a la que siguió Organdí, Un amor, Improvisación sobre La Reina de las flores, Crepúsculo, Arcoiris, De Verde Claro, Fantasmas, Tonada de Toro, Soneto y La Danza, para culminar con el bolero Delirio.
La reacción
Patricia, ¿cómo se siente después de tener este contacto con el público?
Para mí esto es una maravilla. Estuve tan nerviosa como si hubiera sido la primera vez que cantaba.
¿Cómo evalúa la aceptación de este trabajo al ser presentado nuevamente tantos años después?
Ha sido una experiencia maravillosa, porque en aquel entonces no hicimos una presentación formal, fue algo que se preparó entre nosotros con nuestros recursos. Esa vez no hubo siquiera una puesta en circulación, ahora fue un éxito porque en ese momento estaba muy avanzado para la época.
¿Desde esta experiencia, cómo valora la penetración de estos trabajos en el público dominicano?
Ahora es diferente, estamos avanzando. Hay gente buena haciendo este tipo de trabajo, ahora el público está dando un apoyo diferente a otros tiempos cuando todo era con esfuerzo nuestro.
¿Qué es lo próximo que el público puede esperar de Patricia Pereyra?
Estamos trabajando en una nueva producción y claro que tendremos invitados, pero todavía no me gustaría adelantar nombres porque falta una serie de detalles.
¿Cómo se llama el nuevo compacto y para cuando estará listo?
Tenemos el nombre pero no lo podemos dar, y creo que para el año que viene si Dios quiere, ya estará en el mercado.
¿Cuáles son los artistas que, a su juicio, están haciendo algo importante en este tipo de música?
Ahora hay una nueva generación que va a dar mucho agua que beber en todas las áreas, por ejemplo, Xiomara Fortuna, Irca, Luís Díaz, Duluc, David Almengod. Creo que se le debe dar importancia al trabajo de esta gente joven en el país a los que no se les brinda tanto apoyo.
Sobre ella
Patricia Pereyra, cantante y compositora, emergió en los años ochenta con su estilo diferente de cantar y una voz salpicada de jazz y blues. Algunos dicen que exponentes como B.B King, Dylan la han marcado hasta conseguir su propia propuesta.
Se ha confesado “devota de los poemas sencillos que hacen volar la imaginación”. Presentó junto a su compañero en esta entrega, el guitarrista Juan Francisco Ordóñez, “Cabaret Azul” en el Centro Cultural Español, que es considerado su primer aporte a la música contemporánea.
Las grabaciones originales de este compacto datan de 1988, excepto los temas “Soneto” y “La danza”, producidos en el 2002.
Al valorar el trabajo de Ordóñez dice que él “ resume con su guitarra la esencia de la verdadera música criolla… sencillamente brillante”.
Esta noche a las 9:00 P.M se presenta en Casa de Teatro con su grupo Tizana, donde retomarán ritmos como el blues, pop y jazz, para “crear una sonoridad muy particular, casi íntima”, que pondrá de manifiesto la historia musical de cada uno de los integrantes.