• Skip to primary navigation
  • Skip to main content
  • Skip to primary sidebar

Latin Art Museum

  • Artists
  • Art Of Auto
  • Art of Beauty
  • Art Of Health
  • Art of Marketing
  • News

Archives for April 2019

Andres L Mateo

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

ANDRÉS L. MATEO

PREMIO NACIONAL DE LITERATURA

MAIKEL RONZINO

El presidente de la Fundación Corripio, Pepín Corripio, y el secretario de Cultura, Tony Raful, felicitan al nuevo Premio Nacional de Literatura (al centro).

El Premio Nacional de Literatura 2004 ya tiene un ganador: Andrés L. Mateo. Después de hora y media de deliberaciones a puertas cerradas, las puertas fueron abiertas para dar el veredicto, que otorgaba al novelista, ensayista y articulista el más importante premio literario del país.


Aunque de carácter privado, al ser otorgado por la Fundación Corripio, el premio ha adquirido carácter oficial, ya que la Secretaría de Cultura otorga un diploma al ganador, aunque el monto en metálico es potestad de la Fundación, que este año decidió que el monto fuese de RD$ 500,000 pesos, 100 mil pesos más que el año anterior.


Entregados desde 1990, cuando se le otorgó a la vez a Juan Bosch y Joaquín Balaguer, el Premio Nacional de Literatura es una especie de ‘Premio Nobel’ local, al ser el único que no se centra en texto específico sino en la trayectoria de toda una vida.


Aunque la mayor parte de los ganadores desde la creación del galardón han accionado en el marco de la creación artística –poesía, novela, teatro, etc.-, el director de la Fundación Corripio, Jacinto Gimbernard, leyó un extracto de las bases del premio a partir del próximo año, en el cual se explica que, según definiciones de la Real Academia de la Lengua Española, asumen como literatura no sólo los géneros de ficción, sino también la oratoria, la historia y la didáctica, entre otros géneros de no ficción. En el futuro, un escritor de didáctica o un historiador podrán formar parte de las consideraciones del premio literario.


El jurado con derecho a voto estuvo compuesto por Tony Raful, por la Secretaría de Cultura; Francisco Polanco, representante de Monseñor Agripino Núñez Collado, de la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra; Jacinto Gimbernard, director de la Fundación Corripio; Miguel Phipps, vicerrector de la Universidad Central del Este; Diana Contreras, vicerrectora de extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en representación del rector de la institución pública; y el Padre Ramón Alonso, rector de la Universidad Católica de Santo Domingo.


El anuncio del ganador del Premio Nacional de Literatura 2004 fue hecho por Tony Raful. Poco minutos después Pepín Corripio, Presidente de la Fundación, se ponía en contacto vía telefónica con el ganador, para darles las buenas nuevas. Al confirmarse que se encontraba en Santo Domingo, se le convidó a pasar por la sede de la Fundación. Unos 15 minutos era el tiempo estimado en que llegaría, para ser felicitado personalmente por el jurado.

Al llegar, habló poco, reconociendo que es un hombre de mucho hablar, pero que se encontraba muy emocionado en ese momento. En los minutos transcurridos en la espera de la llegada de Andrés L. Mateo, los miembros del jurado y los periodistas conversaban de manera coloquial, y entre los comentarios que generaron algunas sonrisas estuvo uno del educador Jorge Tena Reyes, a la pregunta de un periodista de si alguien, con el pasar del tiempo, pudiese ganar por segunda vez este premio, a lo cual la respuesta fue que “en el Premio Nacional los visos de reeleccionismo están prohibidos”.

Los criterios del jurado


“Como en años anteriores el jurado ha decidido por su propia deliberación, íntima convicción y absolutamente a conciencia, evaluando los diferentes candidatos presentados, como ha señalado el señor secretario de Cultura, Tony Raful”, indicaba Pepín Corripio.


El secretario de Cultura afirmó que se analizaron varios aspectos para otorgar el premio a Andrés L. Mateo, “pero fundamentalmente, en este caso, el diestro manejo del lenguaje, la producción creadora del galardonado, y se tomó en cuenta también la profundidad de su pensamiento literario, entre otras cualidades”.


Raful indicó que el trabajo de elegir quien era el ganador “fue un trabajo muy difícil. Como una hora y media duramos para ponernos de acuerdo, hasta que finalmente nos pusimos todos de acuerdo. La decisión final no tiene reservas ni tiene disidencias. La decisión final fue unánime”.

Palabras del vencedor


“Mi vida es la literatura”, fue una de las pocas palabras esbozadas por Andrés L. Mateo, subsecretario de la Secretaría de Cultura, en la presentación a la prensa como ganador del premio. El escritor dijo: “una persona como yo no concibe la vida de otra forma que no sea escribiendo. Concibo la vida sólo alrededor de los libros, sólo alrededor de la palabra como instrumento de comunicación edificante”. El Premio Nacional de Literatura es “un bello estímulo y significa simplemente que hay que seguir trabajando”.


Sobre las peticiones de docenas de artistas, escritores e intelectuales que propugnaban públicamente por la entrega del premio a María Ugarte, Andrés L. Mateo declaró que espera que esas personas respeten la decisión de otorgarle el premio “en virtud de lo que el jurado significa. Hay que entender que es un jurado absolutamente incondicional, libre, que viene de las universidades, y yo no tengo la menor idea ni siquiera del mecanismo de elección.

Cuando el debate se dio yo fui el primer sorprendido, porque era la primera vez que se esgrimía la posibilidad de un Premio Nacional de Literatura ventilándose en los periódicos, y yo sencillamente me sentía anonadado, sin dejar de reconocer la calidad y el trabajo de estímulo a la obra de creación en República Dominicana que Doña María Ugarte significa. Yo pienso que esa es una decisión de un jurado y que el jurado ha tenido sus argumentos”.

María Ugarte, a esperar

“Pienso que Andrés L. Mateo ha escrito buenas cosas, aunque no está en la cumbre literaria de su carrera” -observó el novelista y cuentista Pedro Antonio Valdez- “pero otros, como María Ugarte, si ya completaron su obra, y es una buena obra. Es una lástima que el buen nombre literario de Andrés L. Mateo se presta a una situación que pueda dejar en cuestionamiento su trayectoria”. La artista plástica Elsa Núñez indicó: “Fue sorpresivo para mí” el galardón a Andrés L. Mateo, “porque estaba segura era para María Ugarte, por todo lo que ha dado al país. No es que se le quite mérito a Andrés L. Mateo, pero se lo merecía por su trayectoria María Ugarte”. Ella tendrá que esperar. Este año ya hay otro vencedor.

Maickel Ronzino

Periódico El Caribe

ANDRES L. MATEO

BIOGRAFÍA

Nació en Santo Domingo el 30 de noviembre de 1946. Poeta, novelista, crítico y educador. Licenciado en Letras por la Universidad Autónoma de Santo Domingo y Doctor en Ciencias Filológicas por la Universidad de La Habana. Miembro fundador del grupo La Isla, aparecido a raíz de la Guerra de Abril de 1965. Fue codirector del suplemento literario Coloquio, del periódico El Siglo y director de la editora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, centro académico don-de también es catedrático de literatura. Desde 1992 mantiene la columna En el tiempo presente, en el periódico El Siglo. En 1981 obtuvo el Premio Nacional de Novela otorgado por la Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos con La otra Penélope, en 1991, el Premio de Novela de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña con La Balada de Alfonsina Bairán y en 1994, el Premio Nacional de Ensayo con Mito y cultura en la era de Trujillo. También recibió, en 1999, el Premio a la Excelencia Periodística Dominicana por su columna “Sobre el tiempo presente”, publicada en el periódico Listín Diario.

BIBLIOGRAFÍA ACTIVA

POESÍA. Poesía I. Santo Domingo: Editora Universidad Autónoma de Santo domingo, 1969. (En colaboración con Rafael Abreu Mejía y Mateo Morrison. NOVELA. Pisar los dedos de Dios. Santo Domingo: Editora Taller, 1979. La otra Penélope. Santo Domingo: Editora Taller, 1982. La balada de Alfonsina Bairán. Santo Domingo: Editora Taller, 1992
ANTOLOGÍA. Poetas de Post-guerra/Joven poesía dominicana. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1981.
ENSAYO. Manifiestos literarios de la República Dominicana. Santo Domingo: Editora Taller, 1984. Mito y Cultura en la era de Trujillo. Santo Domingo: Editora de Colores, 1993. Al filo de la dominicanidad. Santo Domingo: Editora de Colores, 1997. Las palabras perdidas. Santo Domingo: Editora Colé, 2000.

TOMADO DE ESCRITORES DOMINICANOS

Filed Under: Artists

Amaya Salazar

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

LAS FIGURAS ANHELANTES DE

AMAYA SALAZAR

FERNANDO UREÑA RIB

 

 

Al contemplar las pinturas de Amaya Salazar sentimos que se nos induce a un mundo de serenos ensueños, disueltos en una atmósfera intimista, emotiva y dulce, plena de paz, pero también de anhelos. Vapores cromáticos parecen surgir de estas escenas familiares en las que reina una atmósfera de discreción.

Amaya Salazar es, además de pintora, una excelente escultora. Aunque menos frecuente al ojo público, las esculturas en bronce y las terracotas de Amaya Salazar  transpiran el mismo espíritu benévolo que busca y encuentra en ellas, feliz, el paraíso. En ambos géneros apenas se vislumbran los rostros que quedan velados por una bruma elusiva. 

 

FERNANDO UREÑA RIB

 

 

 

 

AMAYA SALAZAR CREA UN ESPACIO PARA LAS ARTES 

 

ROSA FRANCIA ESQUEA

Es natural que un pintor o una pintora aspire a que su obra trascienda, pero si él o ella se convierte en constructor para que ocurra lo mismo con la de sus compañeros de profesión podrá afirmarse que ha pasado a una nueva dimensión y logrado entonces su realización plena como persona y como artista.

Es lo ocurre con Amaya Salazar, una prominente artista dominicana que en los próximos días inaugurará una galería museo, para exponer sus trabajos y que sea el punto de encuentro con la cultura y las artes, especialmente las plásticas.

Amaya no ha escatimado recursos, esfuerzo ni tiempo para que una vieja casona, ubicada en la Zona Colonial, sea magistralmente transformada para ofrecer a los visitantes una muestra permanente de la calidad de nuestros pintores.

Desde ahí también se proyectará el arte dominicano en el exterior, porque le preocupa que el mismo todavía no haya logrado introducirse a nivel internacional de manera permanente: “Y nuestro arte tiene calidad como para ser exhibido en otros proyectos culturales con otros artistas” –sostiene–.

Ella quiere, además, que las diferentes salas que posee el local sean el espacio para las obras de artistas del exterior, de modo que puedan ser apreciadas por los dominicanos. Además, allí se llevarán a cabo tertulias, conciertos, circulaciones de libros, se brindarán servicios de consultoría en arte, y en el futuro será instalado un centro de documentación en la rama.

La inauguración de este lugar, bautizado con el nombre de “Arte Berri”, que en vasco quiere decir arte nuevo, se llevará a cabo el 10 de noviembre a las ocho y media de la noche, con sendas exposiciones, una individual de Amaya que llevará por nombre “Fusión Cromática” y una colectiva, denominada “Entre Generaciones”, con obras de los artistas Antonio Prats Ventós, Fernando Peña Defilló, Thimo Pimentel,Teté Marella, Lucía Méndez, Sasha Tebó, Ángel García, Clara Martínez, Thedy Martínez y Clara Ledesma.

Las obras suyas serán en grandes y medianos formatos, e incluyen lienzos, dibujos y esculturas, ejecutadas en óleo, bronce, tinta china y carbón, respectivamente.

En la colectiva, además de pinturas realizadas en técnica mixta, habrá piezas en cerámica y fotografías que estarán a la vista del público durante un mes.

Posteriormente, se abrirá una muestra permanente que incluirá obras de Prats Ventós, Thimo Pimentel, Yoryi Morel, Guillo Pérez y la propia Amaya; además de los artistas internacionales: Julio Larraz, cubano; Adam Straus, norteamericano; César Menéndez, hondureño y el vasco Alfredo Bikondoa.

Como Amaya no desea hacer pausas en su producción artística, al frente de la galería estará su sobrina Bingene Armenteros, egresada de la Universidad de Pensilvania, quien es graduada en Administración de Empresas, y tiene una maestría en Historia y Mercadeo de Arte, cursada en Education Christie´s, división educativa de la afamada casa de subasta de Estados Unidos.

La joven está muy feliz con esta nueva experiencia en la que podrá cristalizar su deseo de mercadear las obras de los artistas nacionales e internacionales y hacer posible que las primeras trasciendan nuestras fronteras tal y como es la aspiración de su tía.

PERFIL

De ascendencia vasca, Amaya nació en Santo Domingo en 1951; en esta ciudad inició sus estudios de arte que concluyó en España y Estados Unidos.

Ha realizado numerosas muestras individuales en la República Dominicana y en países como Estados Unidos, España, Panamá, Puerto Rico y Canadá. Asimismo ha participado en exposiciones colectivas realizadas en Francia, Estados Unidos, Israel, Italia y Canadá, además de las realizadas aquí.

El hotel Hilton, de reciente apertura en la avenida George Washington, exhibe un hermoso y alegórico mural de Amaya, quien también hace unos años pintó el obelisco en homenaje a las hermanas Mirabal. Las esculturas “Cristo Resucitado” y “Resurrección”, ejecutadas en bronce ornamentan, respectivamente, las iglesias Santo Toribio, del sector Los Ríos y San Mauricio, de La Yuca.

Obras suyas reposan en las colecciones del Museo de Arte Moderno, y Voluntariado de las Casas Reales, en el Distrito Nacional; Museo Hermanas Mirabal, de Salcedo; Admiral Club de American Air Lines, Caja de Ahorros de Vitoria, y Bilbao Bizkaia, Kutxa, de España. También en las empresas Verizon, Banco Popular Dominicano y varias instituciones de Estados Unidos.

Una extensa bibliografía, puede ser consultada para conocer la obra de esta artista, incluyendo dos libros dedicados especialmente a ella: Por los ámbitos de la luz, escrito por Myrna Guerrero y Amaya, por Marianne de Tolentino.

Por la calidad de su obra y sus aportes, Amaya Salazar ha recibido numerosas distinciones nacionales e internacionales, entre ellas cuatro otorgadas en Miami, Florida, y por el consulado dominicano en esa ciudad de Estados Unidos.

DETALLES DE LA CASA

El local de la galería Arte Berri está ubicado en la calle Hostos 105, entre Arzobispo Nouel y Padre Billini, de la Zona Colonial. Se trata de una edificación de 320 m2, que data de la primera etapa del siglo XVI.

Cuando Amaya adquirió esta vivienda se encontraba en un total estado de abandono.

El trabajo de restauración fue arduo y por etapas. Primeramente le correspondió a la arquitecta Iris Modesert hacer el diagnóstico con las consecuentes sugerencias; la más urgente era la de consolidar aquellos elementos cuyo deterioro estaba más avanzado y amenazaban disgregarse, como era el caso de las tapias de las ventanas.

Entre las recomendaciones generales estaban la de enfrentar el problema de humedad así como restablecer la condición portante y recubrir nuevamente los muros. También aplicar tratamiento antiinsectos en las áreas donde fuere necesario.

La parte operativa estuvo en manos de los arquitectos Juan Pérez Morales y María Isabel Lebrón, quienes no solamente interpretaron y acogieron las propuestas de Iris Mondesert, sino que transformaron el inmueble en una verdadera obra de arte, restaurando donde fue necesario y dejando aquellos elementos antiguos y originales que patentizan su valor histórico, como las vigas, algunas piezas de mármol donde descansan las ventanas y se dejó intacto un piso de cerámica que data de principio del siglo XIX, mientras que en las restantes áreas fueran colocadas lozas de cerámica blanca.

La casa conserva una parte del piso original, protegido por cristales, que puede ser apreciado por los visitantes; ofrece, además, un hermoso y armonioso conjunto compuesto por cinco salas, un patio, cocina, áreas de depósito y oficina, espacios donde se destacan las paredes blancas, en las que sobresalen los muros pintados de negro, los ladrillos en su color natural, así como puertas y ventanas bellamente restauradas, entre otros elementos.

 

Filed Under: Artists

Enriquillo Sanchez

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

TRANSICIÓN DEL POETA

ENRIQUILLO SÁNCHEZ

FERNANDO UREÑA RIB

 

Pero estaré herido

Herido de tu partida donde nacían tus ojos

y herido de tu regreso desde la lejanía

Enriquillo Sánchez

 

Ha muerto  Enriquillo Sánchez. Sobre la muerte, como un pesaroso viaje sin retornos, el poeta había escrito:

 

Es sencillo morir.

Lo solemne es morirse.

La muerte es irse muriendo.

 

En la poesía de Enriquillo Sánchez nos asalta siempre la perenne innovación de las formas poéticas. Formas que abrigan tanto sapiencia como inminencia, una vertiginosa hondura; el profundo conocimiento de la cultura desde la que parten airosas sus más intrincadas y luminosas imágenes poéticas.

 

Se trata de una urgencia visceral.  Todo es entrañable.  Nada (el deseo, la pubertad, el amor, el desafuero, la anarquía o la muerte) puede esperar instante alguno.

 

Enriquillo Sánchez escribe sin sonrojos. La acción está siempre a punto de ocurrir.

 

Se agolpa en el pecho del poeta un sentimiento que todo lo domina y luego sale a galopar y, se apropia del espacio circundante y se abalanza llevando consigo y a toda velocidad su canto lúdico, órfico o metafórico  por sinuosos y escarpados caminos donde acechan el horror mismo de la vida y su inquietante fascinación.

 

Una zoología particular, un bestiario poético salta en sus versos que de pronto son pájaro dentro de la lluvia o sapo o potro, o cocuyo o marsupial,  no importa.

Tampoco tuviste tiempo

ibas y venías por la noche de ceniza y humo

como un animal de lluvia herido por la espadaá

 

Ahí está con un relámpago en el pecho la lúcida pantera. Y es el hombre, el tíguere acicalado y descalzo que se tongonea y extiende su mano para alcanzar el pezón o la cadera de una hembra que pasa furtivamente por la Ovando cimbreándose, cimbreándose.

 

Y esa sensualidad, instintiva, animal, sudorosa, también es urgente, sin pudor, sin ropajes:

Hora de tu pájaro inmóvil en el viento.

O bienUn signo de sensualidad que se abraza al espanto, a la locura, a veces a la muerte. “Me voy/ no dejo amigos…. Así potro de frío/”

 

O bien una sexualidad álgida que se regodea en el juego de palabras, sin excluir  sentencias en las que el mundo representa una negación de la felicidad.  La subversión es permanente.

 

Hay que asaltar el Estado

y despedirlo sin piedad en la vía pública..

 

Hay que asaltar el orden público

y disfrazarlo de payaso a las cinco de la tarde.

 

El amor es entonces el único antídoto contra los males de la sociedad, del mundo.

 

Me hundí en su palabra y su cadera

porque en su palabra y su cadera

se hundía el mundo ciego.

 

Y ese amor ( por la isla, por la naturaleza, por la mujer) está presente en toda su obra que se distancia o se aproxima, que se hace viento o tempestad, que se hace lengua o pájaro o fósforo o fuego y va inundando (con audaz y sacra irreverencia) todo el campo poético de Enriquillo Sánchez.

 

 

 

Fernando Ureña Rib

 

 

REMEMORANDO AL POETA ENRIQUILLO SÁNCHEZ

José Saldaña

 

Un grupo de poetas e intelectuales solíamos reunirnos en un enorme salón de la Facultad de Odontología de la UASD.  Corría el año de 1969.  Entre los contertulios, recuerdo especialmente al poeta Enriquillo Sánchez.  Junto a él, los bardos Enrique Eusebio, Norberto James, Andrés L. Mateo, Tony Raful, Mateo Morrison, Alexis Gómez y Jimmy Sierras.  Eran los días en que se gestó el Movimiento Cultural Universitario (MCU) y comenzaba a despuntar con fuerza la literatura de la posguerra.  Cada poeta traía su fajo de poemas bajo el brazo y los leía con cierta unción, como si asistiéramos a un verdadero ritual del arte y la poesía.

Enriquillo, en esa época, estaba dirigiendo la sección de Historia del MCU y yo hacía las veces de su secretario.  Trabajar junto a él me sirvió de mucho, porque se trataba de un escritor maduro, muy preocupado por los problemas sociales del país.  Así fue como conocí a un ser sencillo y amable, pronto para sonreír y estimular a los que se le acercaban.

Su comprensión de la literatura y de la historia no se alejaba de su comprensión de la sociedad, sino que se emparentaba.  En su discurso, y en sus ensayos,  la realidad social y la filosofía eran uña y carne.  Enriquillo dominaba ciertamente el arte y el oficio del escritor.  Su prosa es fluida, ágil, plena de imágenes y de una poesía envolvente que nos seduce como canto de sirenas.  Los denominadores comunes a sus escritos eran siempre la sinceridad, la claridad y la precisión.  Sus columnas eran esperadas con gran interés por toda la intelectualidad dominicana.  Todos corríamos a devorar la exquisitez y los nutrientes de aquellos jugosos bocados para el intelecto.  Enriquillo escribía con deleite, con una pluma apasionada  y certera.

Consciente de los discursos de la globalización y de los de nuestra  propia insularidad, Enriquillo Sánchez  mostró siempre una estrecha solidaridad con el hombre dominicano y con la necesidad de preservar su cultura e identidad.  Su lucha, desde aquellos días lejanos del MCU, era por la dignidad.  Su intención era que todos alcanzáramos una vida digna.  Y fiel a ese propósito, a esa motivación, la vida de Enriquillo Sánchez fue la de un intelectual íntegro.  Sin otras pretensiones que las de hacer comprender a sus conciudadanos el papel que debía asumir el Estado en los temas de la justicia, la educación, la cultura y el desarrollo integral de los dominicanos.

Tanto en la poesía, como en el ensayo,  Enriquillo Sánchez se nos revela como un gran innovador del lenguaje y del giro poético. Su pluma no se amedrentaba frente a ninguna fuerza opresiva.  Ese arrojo y valentía son poco frecuentes en la poesía contemporánea.  Su partida hacia el infinito nos deja un gran dolor a todos quienes lo conocimos y lo tratamos. Pierde la literatura dominicana a un escritor que estaba en pleno ejercicio y en el apogeo de sus facultades intelectuales. Pero subsiste un legado importante de textos aún no publicados, que deben ser editados y publicados por la Editora Nacional o por alguna de las casas editoriales que han sentado su pie en estas tierras.

 

Falleció hoy (13 de Julio del 2004) el poeta, ensayista y narrador dominicano, Enriquillo Sánchez, luego de permanecer varios días recluido en una clínica de la capital, tras sufrir un ataque cardíaco.  Egresado de la escuela de Letras de la facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, nació el 25 de agosto de 1947.

 

Aunque fue principalmente poeta, como lo prueban sus escritos, se ha distinguido como articulista provocador que, con gran sentido de la tradición ensayística contemporánea, aborda los temas de nuestra cotidianidad con humor y desenfado, pero siempre en busca de la esencia de esa dominicanidad compleja, contradictoria y cambiante, que es una de sus obsesiones mayores.  Desde muy joven se inició en al arte de la escritura, en la que fue galardonado en varias ocasiones. En 1966 ganó el Concurso – Dominicano de Cuentos y posteriormente el Premio Latinoamericano de Poesía.

Entre sus obras figuran “Pájaro dentro de la lluvia”, “Para uso oficial solamente”, “Una vida para la libertad” , “Musiquito, anales de un déspota y un bolerista”, “Antología Mayor de la Literatura Dominicana (XIX-XX)”.

Además fue un destacado articulista en diferentes periódicos dominicanos, en los que trataba con una excelente prosa temas de la cotidianidad dominicana y la universal. Santo Domingo, República Dominicana (13 julio 2004).- El escritor dominicano Enriquillo Sánchez, Premio Latinoamericano de Poesía Rubén Darío, murió hoy a los 47 años a causa de un paro cardiaco, mientras recibía atenciones médicas, informaron escritores y medios locales.
El escritor, descendiente del prócer dominicano Francisco del Rosario Sánchez, escribió en 1983 Pájaro dentro de la lluvia, que le valió un Premio Anual de Poesía.

En 1985 publicó Sherif On Ice Cream Soda, obra con la que obtuvo el Premio Latinoamericano de Poesía Rubén Darío, que se otorga en Nicaragua.
También es autor de las obras Convicto y confeso, Musiquito, Anales de un déspota y un bolerista, Escritorio marino y letras de cambio, Antología mayor de la Literatura Dominicana (XIX-XX), Germán E. Ornes: una vida para la libertad, entre otras.

Poeta, ensayista, narrador, nació en Santo Domingo, el 25 de agosto de 1947. Graduado de Licenciado en Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, fue un escritor precoz que comenzó a obtener reconocimientos y galardones en la adolescencia, cuando se inició el Concurso Dominicano de Cuentos en 1966. A En su columna periodística en las páginas de El Siglo, Hoy, El Caribe y otros diarios trató, durante muchos años, una variedad de asuntos extraordinaria, con una prosa de buena ley en la que se dan la mano reflexión sobre el lenguaje, parodia, experiencia lúdica y sondeo de la realidad sociocultural de su país. Lo más importante en sus escritos destinados a la prensa no son las respuestas que ofrece, sino las preguntas que formula, a veces con picardía de muchacho travieso y otras con solemnidad de pensador, pero siempre para desacralizar las ideologías establecidas.

Filed Under: Artists

Mia Taveras

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

BELLEZA DE LA MUJER DOMINICANA

MÍA TAVERAS

MISS REPÚBLICA DOMINICANA

 

 

La señorita Mía Taveras López fue coronada Miss República Dominicana Universo 2006, durante la realización del certamen en el Palacio de los Deportes ‘‘Virgilio Travieso Soto‘‘ de esta ciudad.

La nueva reina asume desde este momento el reto de ser digna representante del país ante el concurso internacional Miss Universo 2006 que se celebrará en Tailandia.

Taveras, representante de la provincia Santiago, logró superar las etapas de semifinalista y finalista, recibiendo en todo el trayecto el apoyo de un público bastante animado que la estimuló hasta el final. La nueva Miss República Dominicana Universo fue coronada por Renata Soñé, Miss República Dominicana Universo 2005.

Como primera finalista quedó Eva Arias, representante de Espaillat, mientras que Dawilda González, del Distrito Nacional y Martha González, de Monseñor Nouel, se coronaron como segunda y tercera finalistas, respectivamente.
La actividad contó con la participación especial de Miss Universo 2005, Natalie Glebova, quien agradeció la oportunidad de visitar el país y dijo estar ‘‘feliz de estar en República Dominicana” y de Zuleyka Rivera, Miss Puerto Rico Universo 2006. El concurso fue transmitido a todo el país a través de Telemicro, y contó con la participación artística de los intérpretes de reggaetón, Nipo, quien tuvo a su cargo la apertura musical, Pedro Prez, Lizy y Baby Ranks.

El principal reto que deberá enfrentar Miss República Dominicana Universo 2006 será rebajar por lo menos 12 libras, pues su actual peso de 130 libras no encaja con los cánones de la organización Miss Universo, revela la propietaria de la franquicia Miss República Dominicana Universo.

La puertorriqueña Magalis Febles no descartó la cirugía plástica “si fuera necesario, para que Mía luzca más bella”, 12 horas después de la coronación de la joven estudiante de ingeniería industrial.

Febles, que esculpió las figuras de las Miss Universo de origen puertorriqueño Dayanara Torres y Denisse Quiñones, así como de 14 finalistas del prestigioso certamen, entre las que se encuentra la dominicana Renata Soñé (2005), y de cinco Miss Fotogénicas, aseguró que en enero de 2006 comenzará el entrenamiento intensivo de Taveras.

“Tenemos que reforzarle la oratoria y cómo hablar en público; también entrenarla para que se arregle y maquille sola, tal como lo aprendió su antecesora Renata Soñé”. Febles prefirió no revelar quiénes serán los maestros de Mía, entre los cuales estarán expertos dominicanos y puertorriqueños, pues también es la propietaria de la franquicia de Miss Universo en Puerto Rico.

Junto a la campaña de cincelar a las representantes de Puerto Rico (Zuleika Rivera) y República Dominicana que participarán en Miss Universo 2006, a efectuarse en Tailandia, Febles declara de manera abierta que se dedicará a sensibilizar “al presidente Leonel Fernández y al secretario de Turismo, Félix Jiménez, para que en 2007 se realice en el país Miss Universo, ya que va acorde con los programas de expansión y proyección que emprende este Gobierno”.

Pese a que el primer mandatario no recibió a la invitada especial de Miss República Dominicana Universo 2005, la beldad canadiense Natalie Glebova, en el Palacio Nacional, si hubo un encuentro fortuito en el lobby del Hotel V Centenario la mañana del domingo 18 de diciembre. “Su Presidente es un caballero y un genio, está muy preocupado por su país”, externó a Clave Digital Miss Universo 2005 cuando era despedida por quien podría ser su sucesora, Mía Taveras López.

Glebova no descartó retornar al país -y luego lo confirmó Febles- para seguir apadrinando a los niños de la Casa Rosada y promover la realización de un certamen de Miss Universo.

“Soy Miss República Dominicana”

Durante la rueda de prensa Taveras señaló que esperaba ese día en el que “dejaría de ser Mía para pasar a ser Miss República Dominicana”. Descartó que su familia –es hija del arreglista Jorge Taveras y hermana de Tuto y Remi Taveras- influenciara en la obtención de la presea que lucía con seguridad la mañana del lunes; también recordó que todas las candidatas ofrecieron ruedas de prensa.

Junto a su entrenamiento intensivo, que ameritará incluso detener sus estudios universitarios, Mía apadrinará el proyecto Renacer de Haina, del cual se encargará de promover la obtención de fondos para alfabetizar a madres solteras y mujeres víctimas de la violencia intrafamiliar.

Febles indicó que la gran responsabilidad de Miss República Dominicana 2006 será la de ponerse los zapatos de Renata Soñé para alcanzar igual posición, segunda finalista, o superarla.

Apenas tiene 19 años y los dominicanos ya le rinden pleitesía a Mía Taveras, la nueva Miss República Dominicana, que medirá sus bellos atributos contra las representantes de otros países en el Miss Universo 2006.

A ritmo de reggaetón y con la presencia de la máxima beldad, Natalie Glebova, actual Miss Universo, los dominicanos eligieron a su reina de belleza la noche del domingo 18 de diciembre, excelente cierre de año con perfecto timing para elegir a la que podría ser sucesora de Amelia Vega.

Mía Taveras, de 19 años, representó a la provincia de Santiago de los Caballeros, al norte de Santo Domingo, y recibió la corona de manos de su antecesora Renata Soñé, quien resultó finalista en el certamen de este año celebrado en Tailandia.

“Pueden tener por seguro que llevaré esta corona para orgullo de los dominicanos”, dijo el domingo en la noche Taveras, momentos después de su coronación.

Mía Taveras ya era ganadora al momento de realizarse la etapa final del concurso, pues en una elección preliminar, Taveras fue seleccionada también como “Miss Rostro”.

La gala contó con asistencia de Miss Universo 2005, la canadiense Natalie Glebova, y de Miss Puerto Rico Universo 2006, Zuleyka Rivera.

La elección se hizo en medio de un espectáculo artístico con intérpretes de reggaetón, entre ellos los puertorriqueños Pedro Pérez, Lizy y Baby Ranks y el dominicano Nipo.

Mía Taveras, hija de Lourdes López y el maestro Jorge Taveras. Nació el 4 de julio de 1986 y es la más pequeña de cinco hermanos.
Realizó sus estudios primarios y secundarios en la escuela bilingüe The Americas Bicultural School (ABC), donde obtuvo los más altos honores de su promoción. Actualmente cursa la carrera de Ingeniería Industrial en la Pontificia Universidad Católica Madre & Maestra (PUCMM).

En el año 2003 se graduó como diseñadora de joyas en la prestigiosa escuela de Altos de Chavón; Mia habla inglés como segunda lengua y posee amplios conocimientos de italiano y francés.

Disfruta leer, jugar volleyball (fue jugadora más valiosa en varias ocasiones de su equipo en su época escolar) y pasar tiempo con su familia y seres queridos.

Como joven consciente le preocupan los principales problemas que aquejan a nuestra sociedad y dentro de su plan de trabajo como futura Miss República Dominicana, está combatir la violencia intrafamiliar.

Además de todas estas condiciones y muchas más que no hemos mencionado, el apoyo de toda la gente de su pueblo, Santiago, convertirá su sueño en realidad!

 

 

 

Filed Under: Artists

Nueva Poesia Dominicana

April 16, 2019 By dillon Leave a Comment

LA POESÍA QUE VENDRÁ

NUEVA POESÍA DOMINICANA

PEDRO GRANADOS

 

La poesía que vendrá

De impecable factura, acaba de aparecer Juego de imágenes. La nueva poesía dominicana (Santo Domingo: Isla Negra/ Hojarasca, 2001) 2da edición, antología preparada por Frank Martínez (Santo Domingo, 1965) y Néstor E. Rodríguez (La Romana, 1971).

Labor harto encomiable la de ambos jóvenes, ya que a la selección de los textos –a cargo de Martínez– la guía un punto de vista coherente y moderno, incluye lo que en la práctica cae por su propio peso: la poesía contemporánea dominicana no se puede concebir ya con un criterio estrictamente geográfico, sino cultural, y en este sentido el volumen integra poemas de autores que viven fuera de la isla temporal o permanentemente.

Por su lado, respecto a los comentarios críticos a cargo de Rodríguez, sorprende la precocidad de su discurso, sobre todo en cuanto a las atinadas conexiones que establece entre los trabajos de los poetas antologados y sus pares en nuestro idioma; baste un ejemplo: “Una insólita correspondencia entre el motivo sacro, la estética neorromántica y el primer Vallejo determina la obra de Manuel García-Cartagena” (20).

Aunque, es oportuno decirlo, una precisión crítica de este tipo sólo cabe practicarla en autores cuya obra facilita dicha tarea; es decir, textos que no trascienden su propia carpintería, su propio andamiaje discursivo y, en este sentido, la crítica al banalizar indirectamente su objeto en vez de invitarnos a la lectura de una vez concluye con ella.

Mas estos son los avatares de toda crítica genealógica, que lee hacia el pasado, y que en el peor de los casos –no en el de Martínez, debemos ser justos– se complace en ser un muestrario de huellas digitales, pura labor de índole policial. Nosotros, en cambio, consideramos que no existe todavía el gran poeta dominicano por todos esperado, pero que sí está en pleno proceso de gestación; y es sobre todo por este motivo que intentaremos leer hacia el futuro, aunque de antemano pedimos el lector disculpe cierto énfasis didáctico.

Los textos de los poetas más representativos de Juego de imágenes exhiben mixturas curiosas, pero ninguna síntesis todavía. Si es que lo poético –según Walter Benjamín en su famoso trabajo sobre la poesía de Holderling– “representa la unidad sintética entre el orden intelectual y el intuitivo”, podemos afirmar que en los textos de nuestros poetas aún no existe dicha unidad, configuración específica y creativa de un trabajo personal.

Entonces, más que el archivo, por lo demás común al resto de los poetas latinoamericanos en esta era de la globalización, nos interesará establecer un esbozo de aquellos desajustes entre “intelecto e intuición”, entre lo incorporado de la tradición y lo auténticamente digerido, entre lo que establece la moda y un real gesto de estilo.

De esta manera, por ejemplo, en José Mármol (Santo Domingo, 1960) –quizá el más conocido entre los poetas dominicanos de la década del 80– detrás de unos decorativos Lezama Lima o César Vallejo, está Pedro Salinas, aun más que Juan Ramón Jiménez, ejerciendo su magisterio purista y neorromántico; esta ubicua presencia, además, opaca o diluye el fervor huidobriano que está en la base de la mejor inventiva lingüística de Mármol.

Lo que sucede es que la imaginación de Huidobro coincide con la del dadaísmo, es en el fondo –sobre todo en Altazor– un tomarse en serio el absurdo, con las consecuencias estético-ideológicas que esto conlleva; es decir, Huidobro, al menos en su poesía, es auténticamente secular y vanguardista, aunque democrático no sea. Los textos de Mármol, en cambio, insisten en una sensibilidad pre-industrial (quizá a tono con los surrealistas, pero no con los dadaístas) y se diluyen en una suerte de misticismo literario donde el Huidobro vanguardista cede su lugar a Salinas, el melifluo, y de aquél sólo va quedando su imagen oficiante, sacerdotal y, asimismo, su posición ideológica nada democrática: “en mi turno de sentirme dios, voy a crear/ un himno para el viento y la memoria” (Esquicio de vuelo”); “yo te nombro ciudad irreal/ hundida en la penumbra de un recuerdo invernal// yo te nombro ciudad irreal hundida en la// penumbra de un recuerdo fatal” “Poema 24 al Ozama: acuarela”); “Elévame, elévame,/ elévame y no me sueltes nunca al rumor de lo que es” (“Arte poética”). Por tanto, el reto de este autor estriba –si esto es viable y prevalece lo auténticamente romántico (prometéico) en su poesía– en bajar al llano; quizá éste le ayude a desarrollar una vinculación con el Ozama que vaya más allá de las volutas impresionistas donde se licúa el poema.

Sin el “rumor de lo que es” no existe poesía, sino entelequia, saber libresco, mero profesionalismo o –en el peor de los casos– pura ideología vendida bajo la forma de unos harto canónicos versos. Debería tener presente que, tal como en ! el caso  cimero de un Pedro Henríquez Ureña, su repugnancia al positivismo (léase, en Mármol, a la sociología) nunca se trocó en desinterés por nada de lo humano.

Sin embargo, no debemos mezquinar en este poeta su oficio de escritor, su acertado liderazgo –al parecer unánimemente reconocido por su generación– en apartarse de la grandielocuencia política o sentimentaloide o modernista tardía, típicas de las comarcas latinoamericanas donde el vanguardismo, como fenómeno más o menos orgánico y no sólo aventura individual, fue extemporáneo o no cuajó en su debido momento, tal el caso de la literatura en la República Dominicana.

Por otro lado, en cuanto a Marta Rivera (Santo Domingo, 1960), sobre su poesía predomina cierto discurso crítico que en los años 70 nos venía masivamente desde Francia, nos referimos a los textos ya clásicos de Blanchot, Barthes, Foucoult o Bataille, que convierten a los versos de Rivera en auténticos comentarios –corolarios de aquellas ideas– a los que se avocaron otros muchos intelectuales latinoamericanos en la década del 80.

De esta manera, detrás de la dupla Lezama-Pizarnik (Vallejo) prevalece aquél discurso: “El asombro del tiempo, sumergiéndonos/ en esta doble causalidad lezamiana.// El tiempo del poema (ese que no transcurre)/ está en fuga” (“Canción del tiempo y del hermano”). Prevalece Roland Barthes o el muy respetable señor Octavio Paz, poeta al que más bien temprano que tarde conviene desmitificar y, sobre todo, olvidar.

Claro, semejante discurso luce asimismo otras variables –aunque habría que añadirle un autor como Jacques Lacan–, Marx no decía nada a los amantes. Es decir, si bien aquellos clásicos franceses nos permitieron rescatar el cuerpo –o, al menos, cierta idea sobre el cuerpo– de los fundamentalismos que en Latinoamérica, por los años 60 y 70, se habían convertido la sociología, la filosofía y gran parte de la literatura, tampoco deja de ser cierto que hoy por hoy constituyen un lastre retórico sobre todo para aquellos poetas que, con muy justificadas razones, intentan rescatar su identidad escamoteada por un orden machista o patriarcal, verbigracia, las mujeres o la comunidad gay. Precisamente en este sentido, ciertos poetas de Juego de imágenes nos ilustran de lo que en poesía jamás debemos hacer, tal es el caso, entre otros, del patetismo de Carmen Sánchez (Hato Mayor, 1960) o de los monólogos de los psicoanalistas Claribel Díaz (Santo Domingo, 1963) y Jorge Piña (San Juan de la Maguana, 1959) donde la poesía deja de ser expresión libre y confiada de la emoción y del pensamiento y, en cambio, aparece maniatada a un viejo diván de utilería.

El cristianismo censura a los amantes; Freud, fatalmente les quita la fantasía. En cambio –y en este mismo contexto, digamos, el del lenguaje del cuerpo– algo de lo que pensamos sí se debe hacer en poesía, va por el lado de algunos aislados versos de Marianela Medrano (Monte Cristi, 1964), originales metáforas, pero que no llegan a redondear un poema: “Estamos juntos sin entenderlo/ luchando por irnos//… Te paso una cicatriz/ Me extiendes un brazo mutilado” (“Encuentro de los cuerpos”); percibimos potencia de los sentidos y capacidad expresiva o deformante, pero que pocas veces cuaja en intensidad ya que los versos de Medrano están todavía a la búsqueda de un lenguaje y un formato propios, el que luce ahora encauza de modo harto previsible sus energías, las hace caer en el lugar común.

Similar promesa de una erótica zozobrante la podemos observar en los textos de Fernando Cabrera (Santiago de los Caballeros, 1964), y similares limitaciones también; mas, probablemente, sea Petra Saviñón (Neyba, 1977) –no incluída en esta antología– la que empezando desde el discurso de Marta Rivera esté perfilando, con un lenguaje directo y mucho más inmediato, el erotismo del futuro. Sin embargo, en Juego de imágenes, dos mujeres lucen lo que podríamos denominar un interesante gesto de estilo, muy en particular Angela Hernández (La Vega, 1954), sino leamos: “Lo que tengo es el vivo de los barrios./ La culebrilla feliz de los mercados/ míseros. Boca del alma rota por el vino. El tempranero/ empeño de quien trueca la eternidad por alimentos” (“Lo que tengo es un pulmón cerrado como piedra”). Y esto es así porque, precisamente, Hernández se sale del formato, de aquel muy mal denominado lenguaje del cuerpo: golosina de nuestra pequeña burguesía intelectual latinoamericana.

Y ella escapa del formato gracias, sobre todo, a sus lecturas (o al estudio) del Siglo de Oro español, particularmente del Barroco. Ahora, la tentación de Hernández es la elocuencia, el gran formato y el versículo, para la que no está preparada; su mejor factura está en el cuadro de escenas íntimas en formato pequeño; cuando habla bajito, no pretenciosamente, se deja escuchar mucho mejor. La otra poeta en pos de un estilo, cuando supera los versos de agenda, es Aurora Arias (Santo Domingo, 1962), básicamente a través de su prosa: “Hablamos en azul de cualquier cosa, con él soy como soy, no hay imposturas.

Su boca es un papel de escribir […] Mi boca es su juguete de morder, su fruta de saciar la soledad” (“Fantasma”); en sus mejores momentos aquélla es sencilla e inventiva, fresca, lejos de callejones intelectualoides o de amaneramientos neobarrocos.

Otra poeta interesante, aunque nos sorprende no figure en esta antología, es Ylonka Nacidit-Perdomo (Santo Domingo, 1965); es la única entre sus poetas congéneres donde subsiste cierta atmósfera encantada, como la de los cuentos de hadas, que la conecta directamente con los modernistas, en particular con los cuentos de Rubén Darío:

“Amaneciente la ciudad trae consigo el amarillo exacto de la sonrisa. Sus olores masculinos. Renuncias. Sus pipas de hojas. Hacia el sur […] Nadie habla sonando en sus puertas con el tedio que guardaba entre su suave sexo” (La ciudad amaneciente”).

El legado modernista: ambigüedad, anécdota subordinada a la palabra y a la música –mucho más que la poesía de Alejandra Pizarnik, Clarice Lispector o las otras retóricas, consideradas femeninas, y que tienen su fundamento en la obra de Proust– es el que está en la base de los textos de Nacidit-Perdomo, tanto más personales cuanto más insulares de todo lo considerado femenino a priori.

Como podemos notar, los poetas antologados en Juego de imágenes establecen conexiones programáticas, también involuntarias afinidades; obviamente, estas últimas son las únicas que cuentan en poesía.

De este modo, por ejemplo, es interesante observar cómo los textos de León Félix Batista (Santo Domingo, 1964) y Plinio Chahín (Santo Domingo, 1959) son los que –entre todos los poetas seleccionados– aprovechan mejor el legado de Lezama Lima; es decir, en la mayoría de los otros poetas el cubano no es un fetiche, y sólo constituye un referente, casi una nota erudita.

En cambio, en Batista y Chahín, se atisba –en algunos momentos, muy pocos, y gracias a la fusión que establecen con la dicción borgeseana– la cornucopia marina, eco e idea (circulares y proliferantes) que constituyen la deslumbrante poesía del actualísimo Lezama Lima. Vayamos a los ejemplos: “Así lo dijo Buda/ Ama a otro en su necesidad primordial/ Mas no lo juzgues en su agonía/ Reposa tus manos sobre él como el fruto apetecido/ …/ Pues ¿qué culpa tiene el que nunca existió/ y sin embargo le duele la vida?” (Chahín: “9”); “Las deidades del pasillo (fotos, íconos, suturas) se angularon de cansancio, se rompieron por ser muebles y alternar con el enigma. […] En ese nuevo espacio calarán los accidentes, la memoria, estaré yo (que apedreo las lechuzas, porque es lícito)” (Batista: “Esa cosa que se llama casa”). La intución, de ambos poetas, es muy válida, nadie debe tratar de escribir como Lezama (al menos que desee parodiarlo), pero sí puede sacar partido de vetas dejadas por el maestro, digamos, empleando un catalizador que nos permita seguirle sus huellas para, de este modo, comenzar a ser nosotros mismos también.

Borges es magnífico para adentrarse en Lezama –aunque el cubano descienda del Africa y el argentino de los barcos– ya que los dos son devotos de la etimología, es decir, su lucidez reposa en el lenguaje, en el lenguaje y no en la idea como en aquellos dizque filósofos, psicólogos o sociólogos que pretenden escribir poesía.

Asimismo, ya en el terreno de un Borges coludido esta vez con Vallejo, tenemos las obras de Dionisio de Jesús (Juan Sánchez Ramírez, 1959), Frank Martínez (que no se auto-incluye en esta antología), Pedro Antonio Valdez (La Vega, 1968) y –aunque a veces sus textos descansan en Paz– Nan Chevalier (Puerto Plata, 1965) y Felix Betances (Samaná, 1962). Sin duda, el más interesante de todos, por sus aciertos pasados, es De Jesús: “!No ay razón carne mía para sentirse adolorida!/ Por morirme es que nazco como una vieja espada misteriosa./ Soy inocente por llegar tarde a los crepúsculos y al ábaco./ …/ Y yo en esta hora del placer casi ido purifico el adiós./ Las cuatro de la vida y el inagotable lenguaje del placer/ sigue inédito en el tiempo” ( “Cuatro de la tarde lejos de ti”); y la promesa extraordinaria, por su inteligencia y opción por un lenguaje llano, Martínez.

Mención aparte merece la poesía de Carlos Rodríguez (Santo Domingo, 1951 – New York, 2001) porque, dada la modernidad de su personal registro, entronca con lo que tratan de hacer los más jóvenes. Del Siglo de Oro español hasta Jaime Gil de Biedma, pasando por Antonio Machado y Luis Cernuda, su poesía exhibe con acierto algo de aquel festín de la palabra sumado a una incisiva y, muy contemporánea, ironía: “Sólo un ronquido escucho además de otro murmullo/ que es constante./ Los cuervos hablan hoy en la mañana y mi ventana es un nidal./ El libro de estas cuerdas es una gran fiesta/ que acaba a ratos./ Amanece y está el residuo limpio de la noche./ Una muchacha duerme en la otra sala,/ un amante en el sofá y mi mujer, que es la del ronquido” (“Amanece”). Creemos que los más jóvenes como Homero Pumarol (1971), aunque ausente en esta antología, y el mismo Frank Martínez optan también por este mismo disfrute distanciador e inteligente –intentando combinar tradición y lenguaje de la calle– que es la ironía. Otro poeta puente entre los 80 y los 90, incluído en Juego de imágenes, sería Basilio Belliard (Moca, 1966), cuando de verdad logra desprenderse de los preciosismos inútiles que lo atan a la denominada “poesía del pensar” –expresión acuñada por José Mármol para definir a su generación–; perplejidad ante lo cotidiano, parodia, fragmento y fábula serían los ingredientes que fluyen a través de Belliard hacia los poetas del 2000.

Para finalizar, y arriesgando aun más nuestras hipótesis, podríamos concluir que en Juego de imágenes. La nueva poesía dominicana, como en el resto de la poesía latinoamericana de nuestros días, se experimenta en acercamientos entre poetas hasta hace muy poco considerados inviables; así por ejemplo, llaneza y neobarroco (Siglo de Oro), Borges y Vallejo, Huidobro y Parra; aunque para el caso específico de la caribeña República Dominicana, y muy curiosamente, Lezama Lima en general está ausente, aunque su presencia sea reclamada de modo explícito y sistemático en muchos de los versos de esta antología.

Por un lado, la poesía dominicana es muy seria; por el otro, incluso cuando pretende ser espontánea –coloquial o erótica– es cultista y apela irremediablemente al canon. Incluso nos atreveríamos a decir que esta poesía carece de sentido del humor. La explicación de dicho fenómeno probablemente es harto compleja, existen factores de tipo cultural e histórico que deben ser considerados, y que harían a República Dominicana muy distinta a su vecina Cuba. Lo cierto es que la efervescencia de José Lezama Lima no cunde en las letras dominicanas; menos, el humor, la sencillez, el encanto y la inventiva de su maravillosa habla popular. Todavía el habla callejera no ha entrado creativamente a la poesía dominicana; decimos creativa y no imitativa u oportunistamente (demagógica, rastrera, proselitista).

En definitiva, en República Dominicana aún es importante la “literatura”, las altas letras, como signo de clase o de perfección profesional o moral; cuando ya por ahí se ensaya –muy lejos del descuido, frivolidad o facilismo– una dicción del error o de la imperfección; textos donde a través de las fisuras de su tartamudeo, de su pequeña cosa, se filtra –como a través de un tosco secante– la más fina y auténtica de las poesías; y no las de un yo ampuloso, culto o soberbio. Es por aquel motivo que los que mejor han cuajado en esta isla son Borges y Vallejo. El argentino, por las obvias razones de cultivar !
el claro y necesario buen decir; el peruano, porque su poesía –muy a simple vista– es quizá lo que más se parece a la bachata.

Mas, ni a Borges ni a Vallejo podemos leerlos sin una cuota de auténtico buen humor; es decir, del que brota de prejuicios superados y del profundo conocimiento del arte que, a fin de cuentas, siempre ha sido reflejo de los palmos de libertad y de alegría ganados entre la gente.

 

PEDRO GRANADOS

 

 

PEDRO GRANADOS

Lima, Perú, 1955. Ph.D (Hispanic Language and Literatures) por Boston University. Ha publicado los siguientes poemarios: Sin motivo aparente (1978), Juego de manos (1984), Vía expresa (1986), El muro de las memorias (1989), El fuego que no es el sol (1993), El corazón y la escritura (1996), Lo penúltimo (1998) y Desde el más allá (2002); asimismo una novela: Prepucio carmesí (New Jersey: Ediciones Nuevo Espacio, 2000). Su obra crítica figura en revistas especializadas como Anales Galdosianos, Crítica, INTI, Lexis, etc. y tiene en preparación la publicación del libro Poéticas y utopías en la poesía de César Vallejo. Además, colabora con regularidad en la prensa tanto en papel como electrónica (Agulha, La insignia, etc.), sus artículos versan fundamentalmente sobre poesía contemporánea. Redactor habitual de la revista BABAB y corresponsal para USA y Perú.

Filed Under: Artists

  • « Go to Previous Page
  • Go to page 1
  • Interim pages omitted …
  • Go to page 15
  • Go to page 16
  • Go to page 17
  • Go to page 18
  • Go to page 19
  • Interim pages omitted …
  • Go to page 37
  • Go to Next Page »

Primary Sidebar

Latin Art Museum
Cold Brew Addict. Artist.
Lover Of All Things Cars. Digital Nomad.
Aspiring Photographer, Coder and Health Nut.
FacebookGoogleInstagramTwitter

Email Newsletter

Sign up to receive email updates and hear what's going on with our company!

Recent Posts

  • The Secret Costs Of Keeping Your Junk Car Denver
  • The Art of Concrete Construction – Techniques & Process
  • 10 Reasons to Bring Art into Your Home
  • 5 Amazing Features Of Virtual Reality (VR) And Augmented Reality (AR) In The Arts
  • The Art of Displaying and Caring for Your Artwork

Copyright of LatinArtMuseum.com © 2025